TIMOS Yliras - DSpace CEU

XXXI
Muerta María Antonia en 1800, sin haber conseguido dar cima á los mu­
chos proyectos que abrigaba, esparcióse la voz de que el valido la había dado
veneno. Tal concepto gozaba Godoy , que hasta de eso se le creía capaz. Con
tan triste acontecimiento, se echa bien de ver que Fernando quedaría viudo,
y que amando como amaba á su esposa, sentiría inlinito su pérdida. Su amar­
gura fué tal en efecto , que había pasado ya un año, y por no morirse de pe­
na , aspiraba á casarse otra vez:
Y como Ovidio escribe en su Epistolio,
Que tw me acuerdo el folio,
Éstas heridas del amor protervas
No se curan con yerbas;
Que no hay para olvidar á amor, remedio
Como otro nuevo amor , ó tierra en medio (1).
El caso por lo pronto era hallar novia , y Escoiquiz se encargó de buscar­
la. Para ello dio mil vueltas á su imaginación, y habiendo conseguido volverá
la corte en 1807 , tuvo sus conferencias corrientes con los demás conjurados
y con el embajador Beaubarnais. Esto último en verdad era cosa que te­
nia sus cuatro bemoles, porque habiendo sido el canónigo partidario de
la política inglesa, parecía harto mal cambiar de rumbo, convirtiéndose de
buenas á primeras en mas afrancesado que Godoy. También era diablura y no
poca buscar para apoyo de sus planes nádamenos que á un agenteestrangero,
y agente de un hombre tan cuco como lo era Napoleón; pero el caso era salir
airoso en su cualidad de casamentero, y mas que luego se llevase el diablo la
pobre independencia española. El canónigo, pues, se fué al Retiro, y de ocultis
y sin importunos testigos, comunicó al embajador su mas que alrevidíllo pen­
samiento. El francés que tenia instrucciones para explotar la discordia de la
regía familia , agarró la sartén por el mango, y dijo al canónigo asi: ¡bien,
Monsieur, estar bien esa cosa! pero mí no tener poderío para darle esa chica
por muquer. Dica usté á Monsieur Dom Fernando que yo dar apoyo si pueda;
mas que él coga una pluma al momento, y que escriba una carta muy buena á
mi amo /' Empereur. ¿ Está vslé comprrendido, Dom Cuan ?
Comprendo, dijo Escoiquiz, comprendo.—Y corriendo exhalado al Es­
corial , hizo que Fernando escribiese aquella tan célebre epístola, en que
adulando bajamente al héroe en cuyas manos ponía su causa, le incitaba á
(1) Pareados de Lope, lectores. Y no hay que preguntarme ya mas de quien
sean ó dejen de ser otros versos que veáis en mi obrilla , porque yo no lo he decir
sino cuando me dé la real gana.