TIMOS Yliras - DSpace CEU

AÑO 1813. 60Í
jiéndose en vanguardia de la marcha que hasta el corazón del
imperio van en breve á seguir los demás de la coalición euro­
pea? ¡Oh Soull! querias avanzar al Ebro y reconquistar la Pe­
nínsula. La espada á que apelaste se ha rolo. Los que habian
de huir ante tí. le obligan á cejar,'ante ellos. Lo que debia
suceder acuende, se verifica allende... ¿qué mas dá? El inmen­
so edificio se hunde! Tus hombros son robustos, no hay duda...
¿pero podrás sostener con ellos el ángulo que está resquebra­
jándose por la parte del mediodía? No: mejor será que procu­
res evitar que te coja debajo. La fortuna ha pronunciado sen­
tencia: el tercero en discordia se ha lucido. Ahur, mariscal;
hasta luego: la cosa merece la pena de ver si es mas dichoso
Suchet.
¿Mas dichoso? No sé qué me diga; pero las irazas son de
ser así. Sin embargo, ¿á qué se reduce esa decantada ventura?
Él ha conseguido salvar al gobernador Bertoletti sitiado en Tar­
ragona por Bentinck; pero aunque convertida en escombros, es
nuestra esa plaza otra vez, siendo Sarsfield el que tremola el au­
gusto pendón de la Patria sobre sus gloriosas ruinas. ¿Qué im­
porta que Rohert en Amposta derrote á nuestro Duque del Par­
que? Su gloria no equivale á la de Manso, vencedor en San Sa-
durní, ni la de Suchet en Ordal á los lauros dos veces cojidos
por el mismo guerrillero en Palleja, ó á los que el susodicho par­
tidario y Valencia y Llauder y otros bravos alcanzan en Monta-
Ha, San Privat, Santa Eulalia y San Feliu de Godinas, mientras
Don Francisco del Rey hace capitular á Boisomacs recobrando
á Morella y su castillo, y Don Diego de Entrena por su parte
obliga á Bin á hacer otro tanto, reconquistando con el suyo á
Denia. La dominación estrangera ha muerto ya definitivamente
en el territorio español. ¿Qué importa que Suchet quede en pié