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TIMOS Yliras - DSpace CEU

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eos por dar al diablo el apellido que medió mi padre. Paciencia, sin embar­<br />

go, y barajar. Tales hay que se llaman Verdugos , y maldito si entienden una<br />

jola de lo que supone el vocablo.<br />

El príncipe de quien hablo ahora nació el dia 14 de octubre de 178-1,<br />

viviendo todavía su abuelo Carlos III. Ese benditísimo mes, considerado<br />

como el mas apropósito para cortar las coles repolladas, era entre los an­<br />

tiguos paganos una casi fiesta continua. Esto no quitaba que en medio de<br />

eso y por un extraño contraste, le considerasen también como el mes mas<br />

sujeto al influjo del genio del mal, y de aquí el celebrarle entre algazaras y<br />

con ceremonias de entierro. Yo no sé si los españoles de 1784 tendrían no­<br />

ticia de esto último; pero es presumible que no, cuando nadie pensó en la­<br />

mentarse, sino solo en reír y mas reír , con el nacimiento del niño. Los je­<br />

suítas formaron su horóscopo; y haciendo líneas y trazando círculos, de­<br />

dujeron por legitima consecuencia que la recien nacida criatura, dada á luz en<br />

los últimos de Libra y cerca de las barbas de Escorpión, abriría á los hijos de<br />

Loyola los claustros que el monarca español les había poco antes cerrado.<br />

¡ Linda profecía en verdad, y que tuvo su efecto otrosí! Otros mas avanza­<br />

dos en asirología, y en buenos deseos también, vaticinaron que en llegando el<br />

infante á ser monarca, no se conten¡taris con eso , sino que al darla mano á<br />

aquellos padres, se baria tan jesuíta como ellos. Y no se equivocaron tampo­<br />

co. Otros, en íin, dijeron otras cosas, tales como que andando el tiempo<br />

seria el rey in fieri un Carlos V con todos sus laureles acuestas, en lo cual<br />

marró el vaticinio; y que después de su muerte, sería venerado en los alta­<br />

res como su antecesor Fernando el Sanio, lo cual, como soy pecador, me<br />

parece también que no lleva camino de cumplirse, por mas bulas que pida<br />

á Su Santidad todo el jesuitismo del mundo.<br />

Sea de esto lo que se quiera (que no es mi ánimo meterme en honduras)<br />

lo cierto es que el parto de .María Luisa fué recibido por las gentes fanáticas<br />

y por las clases descontentas de aquel reinado con un júbilo que rayaba en de­<br />

lirio; y el vulgo que veia á sus frailes, á una gran parte del clero secular, y á<br />

otra, aunque mas pequeña, de la nobleza, profetizar mil bienes al estado, no<br />

menos que á la Iglesia de Dios, con motivo de aquel alumbramiento, dio tam­<br />

bién en bailar y en volverse loco al son que sus magnates le tocaban. Muerto<br />

CárloslII en 1788 sucedióle su hijo Carlos IV en los momentos mismos en que<br />

empezaban á dejarse notar los primeros síntomas de la revolución francesa,<br />

siendo Fernando a! año siguiente jurado príncipe de Asturias en unas pobres<br />

cortes vergonzantes, cuando solo tenia cinco años. El angelito entonces co-

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