TIMOS Yliras - DSpace CEU

184 TIRIOS» Y TWOYAXOS.
banquetes que dio; dolar una doncella virtuosa (y aun dirán que si
fué y que si vino), y vestir ocho niños y niñas en memoria de
aquel acontecimiento; iluminar su cárcel por la noche, es decir
el palacio, parque y patios, con no menos que tres mil lámparas;
añadir á esas luces otras mil en vistosísimos fuegos de artificio, y
celebrar por fin un gran concierto, con cuya alegre y plácentela
armonía pudieran bien mezclarse los lamentos de las victimáis que
hacía su amor, al modo que en la mesa de Lucrecia Jíorgia el
canto funeral De pro fundís con el vino y la broma de la orgía.
Fue lo que se llama lucirse nuestro inolvidable monarca, y
lucirse también su hermano y tio, no menos frenéticos que él.
Don Francisco seguía siendo niño, y por tanto no le cupo la glo­
ria de apostárselas con los tres á cual daba por menos dinero in:¡s
quintales de puntillo ó de honra.
Pero no , que Fernando era tuno, y si hacia la zalá de ese
modo á los dos augustos consortes, era porque andaba en golon­
dros con su Dulcinea imperial, y ó no habia justicia en el cielo,
ó en el emperador finalmente habia de otorgarle la novia, viendo
en él tantas muestras de afecto y de sincera y cordial adhesión.
Ya se ve! ¿Qué autor de comedia casaelamosin casara! criado, y
mas si éste tiene dentera cuando ve que se casa su señor? Nuestro
rey que habia leído matrimonios por el estilo en nuestro reper­
torio dramálico, creyó ser de cajón casarse él cuando el emperador
se casaba, y creyólo con tanto mas motivo, cuanto no demanda­
ba gollerías en punto de gracia ó belleza, pues con tal que le die­
ran muger emparentada con Napoleón, mas que fuera tuerta, sin
dientes, calva, roma y picada de viruelas, como dice Villergas de
(ieroma. Demás que S. M. I. se casaba teniendo muger, y Fer­
nando seguia viudo , y lo que él decia: ¡canario! ¿tengo cara de
c'érigo yo? r« i.ünc«í« i