TIMOS Yliras - DSpace CEU

ano 1808. 101
apresurando el paso por entre los los grupos que le estaban mi­
ran do de reojo, ó se le volvían de espaldas , llegó á Palacio con su
comitiva, poco satisfecho en verdad de aquel recibimiento entre dos
luces á manera de máscara y entierro.
Los primeros dias de su estancia en Madrid fueron entrevera­
dos también, pues si bien le halagaban las fiestas que los cortesa­
nos le hacían, aguábanle el placer las noticias que de la insurrec­
ción iban viniendo, y la sensación de su gozo se parecía á la de
las cosquillas, haciéndole reir por un lado y darse á los diablos
por otro. Su proclamación como rey el dia 25 de julio mereció
de parte del Pueblo el mismo desden que su entrada , y coincidió
demás de eso con el susurro que empezó á sonar respecto á la
derrota de Dupont en el mediodia de España. Los franceses cre­
yeron al principio que el rumor de tan triste percance era debido
solo al prurito de querer fastidiarlos las gentes con noticias de
pura invención; pero confirmada la nueva por el capitán Villou-
treys, cayeron al fin de su asno, y vieron que la cosa iba seria.
Esta lucha, dijeron para sí, va atener igual resultado que la de los
lobos aquellos, que engrescados á mas no poder, se comieron los
unos á los otros, y solo dejaron los rabos. Esto, saliendo bien para
la Francia , que si sale mal, á Dios cola! ni aun eso nos van á
dejar.
Confirmado el desastre de los suyos, y viendo que las tropas
de Castaños podian echársele encima á la hora menos pensada,
congregó José el 29un Consejo de gentes de pro, y sometió á su
fallo esta pregunta : derrotado Dupont ¿ qué hago yo ? ¿me quedo
en Madrid ó me largo 9
. Moncey opinó por quedarse ; Belliard por
dirigirse á Zaragoza; Savary por ir mas al norte , tomando posi­
ción en el sitio que la guerra y el miedo aconsejasen entre el Pi­
rineo y el Ebro. El Consejo abrazó este partido, y el rey Pepe