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ANO 1810 207
que 300,000. Lleno de ira e! mariscal francés con tan inesperada
resistencia, dio un decreto el 9 de mayo, en el cual declaró que
á sus ojos no habia mas ejército en España que el que sostenia á
José, y que los cuerpos que le hostilizaban, cualquiera que fuera
su número, serian considerados por él como meras cuadrillas de
bandidos, fusilando sin contemplación á cuantos individuos cojiera,
y esponiendo sus cadáveres al público.
Asombrada quedó la Regencia viendo con sus ojos la orden , y
sin creer apenas lo que vía , porque ¿cómo podia figurarse hubiese
en el imperio francés, en esa nación ilustrada, entre los hombres que
nos llaman bárbaros, uno que lo fuese hasta el punto , no de hacer,
(le pensar solamente, lo que el duque de Dalmacia escribía? Tardó
en responder por lo tanto, esperando que, aun caso de ser cierta,
no se pondría en ejecución aquella ordenanza de muerte; pero vien­
do al fin al verdugo poner su sanguinario lisio Bueno junto á
la firma del mariscal francés; declaró irritada en agosto que por
cada español fusilado á consecuencia de aquella orden, mandaria
ahorcar tres franceses, sin csceptuar al mismo Soult, caso de ser
cojido por los nuestros, considerándole desde luego indigno de
derecho de gentes, y poniéndole fuera de la ley, mientras no revo­
case el decreto. ¡Pues qué, mariscal del imperio! ¿Esperabais que
ademas de dejarnos degollar, solo por que en vuestro capricho
calificaseis de crimen la defensa contra la agresión mas villana que
acaso recuerdan los siglos, lameríamos cual humildes corderos el
cuchillo que nos sacrificaba, y la mano que hundia el cuchillo?
¡Oh, si alguna vez se ha egercido con alguna razón y justicia el
derecho de represalia (los idiomas humanos son pobres, y á
falla de otra voz mas adecuada, tienen que llamarle derecho) si
esa íiera medida, repito , ha tenido en su pro alguna vez la sanción
n
o menos terrible de una necesidad imperiosa, entonces, con ese