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168 TiniOS Y TROYANOS.
el poder en un corto número de individuos, y estos fueron tam­
bién absolutistas en sus tres cuartas partes y media. Ahí veréis
si la cosa iba bien. La Junta en medio de eso habia dado otro
nuevo pinico hacia adelante, fijando el i.° de enero de 1810 para
la convocatoria de Cortes, las cuales debían abrirse el dia 1.° de
mayo. Tanto le costó á la Central decidirseá arrancarse la muela; y
aun para eso no se la arrancó, puesto que la invasión de Andalucía
impidió que las Cortes se reuniesen el dia que se habia prefijado,
y aquel pobre gobierno al disolverse endosó el gatillo á otro Cuerpo,
harto amante también de sus quijadas para que se inclinase á ha­
cer en ellas lo que su antecesor no habia hecho.
En efecto: la Junta al morir, legó el cargo de regir la na­
ción á un Supremo Consejo de Regencia, compuesto de cinco in­
dividuos , de los cuales sobraban muy bien dos; y poco favorables
todos ellos á la causa de la libertad, con lo cual sobraban los cin­
co. Eran estos el obispo de Orense, mas patriota que hombre de
estado, y mas hombre de iglesia que político; el general Castaños,
hombre ducho, pero á quien yo quisiera en el ejército mejorque
gobernante del pais; el antiguo ministro Saavedra, mas viejo de
lo conveniente para dirigir los destinos de un pueblo que se reju­
venecía; Escaño, buen marino en verdad, pero mejor piloto allá
en las olas que á bordo del bajel del Estado; y el señor La rdiza-
bal por último, que á pesar de estar á la cola, por haber sido el
último nombrado, merecia tal vez ser la cabeza de la nueva cor­
poración. La Junta encargó á todos ellos llevar á cabo la reunión
de Cortes que se hallaban ya convocadas, debiendo ser este, de-
cia, el primero de sus cuidados. Las Cortes debían constar de dos
Cámaras ó Estamentos, el popular y el de las dignidades; y auu
hablaba el decreto de otros dos para la apertura del solio , que
eran el militar y el eclesiástico. Estamentos de solo una hora, pues