TIMOS Yliras - DSpace CEU

640 TIRIOS 1 TROYANOS.
do salón en que se celebraban las Corles : ya la estatua de
la Libertad y las demás figuras que lo adornan, pueden ser
arrastradas por las calles sin que sus guardadores lo impi­
dan: ya la prensa absolutista, adunada al horrible clamoreo del
vulgo, puede sin rebozo pedir las cabezas de los diputados y
demás ciudadanos ilustres que gimen en los calabozos: ya se
puede fijar en las esquinas el decreto de 4 de Mayo en que el
rey se declara absoluto, al paso que asegura aborrecer y aun
detestar el absolutismo: ya ese rey puede entrar, finalmente, en
la atrahillada metrópoli como lo hace efectivamente el dia 13 de
Mayo, y decir el Estado soy yo, proclamándose Sultán de un
pais donde apenas se oye una voz en defensa de la Libertad,
donde el Pueblo mira pasivo la caida de las Instituciones, don­
de toda la sangre vertida en la lucha mas grande tal vez
que los siglos han presenciado, ó no ha sido en obsequio de
una idea, ó si con efecto lo ha sido, no ha sabido ese Pueblo
proclamarla sino personificada en un hombre. ¡Triste y elo­
cuente lección! Yo creia á la España capaz de disfrutar los
mas de los derechos consignados á su favor en la Constitu­
ción gaditana, y veo que apenas merece la Carta otorgada en
Bayona!!!
¿Adelantará mas después? ¿Tendrá hombres de Estado mas
al caso que los que hemos visto hasta aqui erigirse en caudi­
llos suyos? Preguntas son estas, lectores, que esceden ya los
límites prescritos á la primera parte de esta obra, y asi les da­
remos respuesta en las sucesivas jomadas.
FIN DEL TOMO PRIMERO.