TIMOS Yliras - DSpace CEU

64 TIRIOS V TRÓVANOS.
ros acontecimientos. Ido Fernando allá, gracias al miedo por sus
pieardigüelas pasadas, y habiéndole seguido padre y madre, mer­
ced á sus deseos de camorra y demás que acabáis de leer, dijo
el emperador esta es mi hora; y llevando á la boca el chiflete,
hizo levantar el telón el dia 1.° de Mayo, dando en él plausible
comienzo, con lodos los actores necesarios, la trágico-comedia pro­
yectada. Lo demás ocurrido basta entonces ha sido prologuizo y
nada mas. La verdadera acción comienza ahora, y según las mues­
tras que veo, parece que en la escena primera se trata solamente
de comer.
En efecto: Carlos IV y María Luisa han sido convidados por
el emperador á comer con él en Marrac. La- mesa es magnífica,
opípara, y Carlos sin embargo no come. El vino es también es-
quisilo, y María Luisa no bebe.
mesa?.
— Señores, dice Napoleón: ¿he convidado estatuas á mi
— Estatuas! Nada de eso, contesta el vejestorio; ¿pero
como queréis que masque yo , faltándome los dientes y las muelas?
— ¡Cómo! ¿lan despoblada estala boca? Pero á bien que
comiendo macarrones
— Eh, Señor, que no digo eso. Mis muelas y mis dientes son
Manuel, porque él es mi Dios y mi todo, y sin él yo no puedo
engullir. ¿En donde está Manuel que no le veo?
— Toma ! ¿ qué se yo donde está ?
— Como ! ¿No le habéis convidado? ¿Y habéis, Señor, po­
dido presumir que alargaría yo la mano á las tajadas, sin tener ¡i
mi lado á Manuel?
— ¡Ay Jesús, que aprehensión la de este hombre!
— Aprehensión ó no, ya lo he dicho: si no viene Manuel,
vo no ('«'uno.
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