TIMOS Yliras - DSpace CEU

70 TIRIOS TRÓVANOS.
— Ay Dios mío, qué geslo! Mamá
— Paso V. adelanto, parricida.
— Pues señor el saludo es de pascuas. ¿Tendrá el
emperador la bondad de decirme á que viene esto?
— Pase V. adelante,y oiga, y calle, y responda á los cargos
que se le van á hacer, y chiton sobre todo y punto en boca.
— Pues si tengo de oir y callar, ¿como dianches les he
de responder? dice nuestro Fernando para sí.
La cosa, sin embargo, es arredrarle r y el comienzo no va
del todo mal. Luego, después de un rato de silencio,
— ¿No bastaban, exclama su padre, los delitos que tienes
cometidos, que aun acabas de añadir otro nuevo?
— ¡Yo, señor!
— Eh! chiton, calle V. ¿Qué noticias tiene V. de Madrid?
— Yo, señor! ¿Qué noticias he de tener?
— Cierre V. esos labios, gazmoñon.
— Está visto, no me dejan hablar, vuelve el pobre á decir
para su sayo: ¿á qué, pues, la llamada á este sitio, y á qué el
interrogatorio ?
— ¿Con que no contesta V. nada? Ah! bien sabia yo que su
crimen habia de tapiarle la boca.
— Pero papá por Dios y por los santos!
— Eh, silencio! repito: calle V.
Y alza el bastón diciendo esto, y amenaza endosarle un gayatazo.
— ¡Habráse visto apuro como este!
— Sí, lo veo, estás apurado ¿pero como creíste jamás
que pudieran ignorarse tus tramas ? El pueblo de Madrid se
ha sublevado, y lo ha hecho porque tú se lo has dicho.
— ¿Yo , señor ? ¡ Qué me lleve Pateta
— Se ha sublevado, sí ¿y contra quién? Contra las tro--