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AÑO 1812. 515
distintos, derramándose por Castilla la Vieja á las órdenes de
Sohuam y Caffarelly sus ejércitos de Portugal y el Norte, y
revolviendo sobre Castilla la Nueva los del Centro y el Me­
diodía, siempre bajo la dirección de José y la de los mariscales
Jourdan y Soult, penetrando aquel en Madrid por la cuarta vez
de su vida á los 3 del mes de diciembre.
Resultado de la campaña de 1822: una primera parte mag­
nifica, cuya gloria en sentir de los ingleses se refiere toda á
Wellington, y en el mió á los esfuerzos de todos (1); y otra
segúndamenos lisonjera, cuyo éxito en sentido contrario á las
ventajas antes obtenidas, ora fuese lógico efecto de la fuerza
natural de las cosas, como no falta quien así lo diga, ora de
indiscreciones y yerros cometidos igualmente por todos, como
hay quien asimismo lo cree, ora, en fin, de uno y otro á
la vez, como yo me inclino á juzgar, y mas con lo dicho de
Burgos, no era capaz de contrabalancear el platillo de la for­
tuna decidida á nuestro favor con la restauración de Estrema­
dura y de todas las Andalucías. Y si á las lisonjeras esperanzas
que tan importantes sucesos debían producir en nosotros, se
anadian al fin de este año las que la campaña de Rusia y los
comenzados desastres del ejército de Napoleón debían por su
parte escitar, ¿quién no entreveía cercano el magnífico dia del
(1) Sin la victoria de Salamanca y el consiguiente avance de Wellington
al centro de España, hubieran probablemente seguido el sitio de Cádiz
y la estancia de Soult en Sevilla: sin la heroica resistencia de Cádiz, no
habrían existido los lauros cogidos cn los Arapiles, ni el inglés hubiera
entrado en Madrid, al menos por lo que toca á este año. Por lo demás,
atribuir la gloria del final resultado de la guerra á otra causa primaria
distinta del admirable espíritu español, egcusado parece repetir que es el
mayor de los desvarios,