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218 TIRIOS V TRÓVANOS.
convocación, que ni ella, ni los palaciegos, ni el Consejo, ni los
empleados adheridos al antiguo régimen , pudieron eludir mucho
tiempo la solemne promesa contraída. Reunidos en el mes de junio
varios comisionados de las juntas de provincia , enviados por estas
á Cádiz, empezaron á tratar la manera de hacer la forzosa al go­
bierno , y éste que vio la cosa un poco seria, aunque nadie pensa­
ba por entonces salirse del terreno legal, resolvió adelantarse á la
embestida, diciendo que en efecto era hora de proceder á la con­
vocación , y que nadie le ganaba en deseos de verificarlo al instan­
te, si bien era preciso pensarlo con la correspondiente madurez, y
tomar no sé cuantos informes, según es moneda corriente en la
nueva oficinesca nación. Con esto creyó la Regencia que podría dar
largas al asunto, y llamando á Don Martin de Garay, hombre hon­
rado, entendido y esperto, aunque liberal algo tímido, instóle
á que como individuo que habia sido de la Junta Central, y su se­
cretario á mas de eso, le diese alguna luz sobre el método que
mejor convendría adoptar en punto de tamaña importancia , dado
que el gobierno tenia no sé cuantos cuantos millones de dudas, y
era preciso darles solución. ¿Dudas, cuerpo de Dios, todavía, y
llevamos mas de año y medio en consultas sobre el particular?
¿Qué habéis hecho, pues, oh Regentes, esos cuatro meses y pico
que contais de poltrona y [de poden? ¿Tanto os costaba desde él
primer dia llamar á ese pobre Garay para desvanecer las tales dudas,
y aun mandar, si era preciso, que viniesen diez ó doce gallegos
con los voluminosos cartapacios que sobre ese asunto de Cortes
habia reunido la Central? Bueno es ir midiendo los pasos y andar
con pies de plomo en ciertas cosas; pero hacerlo cual vosotros lo
hacéis... ¡perdonad, Regentes del Reino! es cosa de morirse de
risa. Para gobernares preciso, adémasele prudencia, tener genio, y
á los genios los pintan con alas, aunque tengan plomo en los pies.