TIMOS Yliras - DSpace CEU

i>Í6 TIRIOS Y TROYANOS.
Cortes en completa contradicción con todos sus antecedentes:
la segunda era mas delicada; pero una vez triunfante la primera,
y arrastrados á su aprobación los hombres de piedad no fanática
del partido anti-reformista, ¿quiénes quedaban en las filas
de este para desaprobar esa otra? Solo la parte mas exajerada
en sentido inquisitorial, y esta, merced á las modificaciones
que la opinión habia recibido desde 810 en adelante, no era ya
mayoría en las Cortes por los tiempos en que estamos ahora.
Señalado el 5 de enero de 1813 para abrir el solemne debate
que iba á decidir en España la reivindicación de su honra
ó la ratificación de su mengua por lo que á este asunto atañia,
esforzáronse los ultra-católicos en emplear ardides sobre ardides
para retardar el momento de entrar de lleno en la discusión,
mostrando bastante con esto la desconsoladora distancia
que mediaba entre su ayer y su hoy en la cuestión que se debalia.
Antes era el partido reformista el que necesitaba ganar
tiempo: ahora lo era el de sus adversarios. Habíanse trocado los
papeles. Los de la iniciativa en la lucha, víanse ya obligados á
esplotar los recursos de la defensiva. Afán inútil! Sus estratagemas
no tuvieron resultado ninguno, salvo el estéril de la dilación,
sin que alcanzase esta á suavizar la ya inevitable derrota.
Entablado el debate solemne, la discusión propiamente dicha,
tal vez en ninguna ocasión mostráronse fecundos como en esta
los oradores de uno y otro bando; tal vez no hubo en todo
lo corrido desde la instalación del Congreso sesión ninguna
que como las de estos dias fuese digna de figurar en los anales
parlamentarios. La cuestión inquisitorial vino á reconcentrar
como en un foco todos los elementos de ingenio, raciocinio,
elocuencia y saber diseminados en las individualidades de
la Representación nacional, no existiendo una sola de valía