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LudovicoBertonioMuchosCambios

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24 Ludovico Bertonio<br />

todas y solamente estas obras fueron impresas en la<br />

casa de los Jesuítas de Juli De esta forma habría sido<br />

más fácil para Bertonío supervisar todo el trabajo sin<br />

rendirse a "la flaqueza de su poca salud". Pero el tema<br />

de si hubo o no tal imprenta en Juli ha sido objeto de<br />

controversias. 25<br />

El breve prólogo "de la última de las obras impresas,<br />

el Confessionario, nos señala la lógica interna y la<br />

coherencia de todo el paquete:<br />

"He sacado a la luz este presente año, quatro libros<br />

en lengua Aymara, cuya connexión, y utilidad se<br />

podrá entender por estas breves razones que aquí<br />

diré. Cuando alguno quiere labrar algún edificio de<br />

importancia, primero junta los materiales<br />

necessarios para la obra; después va levantando y<br />

travando las paredes donde se encierran las<br />

25 La controversia, recordada recientemente por Gisbert<br />

(en prensa), es sobre si los libros fueron Impresos en<br />

Jull, como indican sus carátulas, o si se trata de una<br />

ficción premeditada. Torres Saldamando 118R2: 74-78,<br />

394) llegó a la conclusión de que el presunto Impresor<br />

Francisco del Canto no estuvo en Juli ni él ni su<br />

Imprenta, pero que "desde 1610 hasta 1614 funcionó la<br />

Imprenta de Juli, al mismo tiempo que Canto trabajaba<br />

la suya en Lima". Sus pruebas son otro texto Impreso<br />

por Canto en Lima en 1612 (era entonces la única<br />

imprenta en la capital) y las provisiones reales para la<br />

imprenta de Juli, ademas una serie de detalles de la<br />

solicitud hecha por los Jesuítas a Canto para los cuatro<br />

libros en Aymara, parecen indicar que lo único que él<br />

completó en Lima fue un aumento de la tirada de 812<br />

ejemplares hasta 825, más incluir en todo el material el<br />

'primer pliego, con todas las aprobaciones y el titulo. En<br />

1916 Carlos Romero defendió la tesis contraria: la<br />

imprenta de Juli seria sólo una ficción, pues no se<br />

publicaron oíros libros allí; Además por aquellos años<br />

Canto estaba preso por deudas y quería evitar una<br />

intervención de los acreedores sobre sus bienes. Por eso<br />

habría impreso clandestinamente en su imprenta de<br />

Lima, pero aparentando hacerlo en Juli. Posteriormente<br />

el historiador jesuíta Rubén Vargas (1963: I 384)<br />

defiende de nuevo que el grueso de la Impresión se hizo<br />

en Juli "con material tipográfico que proporcionó del<br />

Canto y con alguno o algunos oficiales del mismo,<br />

aunque prestaron su ayuda algunos hermanos<br />

coadjutores que allí moraban. De este modo el mismo P.<br />

Bertonio pudo vigilar la impresión" Francisco del Canto<br />

ya habia publicado en Lima para los jesuítas en 1606-<br />

1608 varias obras en lenguas, de Chile y el arte y<br />

diccionario Qüechua de Gonzáles Holguin. Desde 1613<br />

volvió a publicar regularmente en Lima. incluyendo la<br />

nueva edición peruana de la obra Aymara de Torres<br />

Rubio, fechada el año 1616.<br />

moradas y podamos también nosotros<br />

aprovecharnos del a sus tiempos, ponemos; la<br />

declaración y explicación..."<br />

En síntesis, pues, este trabajo que nunca ha sido<br />

reeditado desde 1612 constituye en realidad un<br />

importante y selecto corpus Aymara del primer siglo<br />

colonial, que va mucho más allá de simples frases y<br />

traducciones escritas por algún agudo misionero<br />

europeo.<br />

La Vida y Milagros de Nuestro Señor Jesucristo,<br />

citada comúnmente como la Vita Christi, es a primera<br />

vista una simple traducción de un popular texto<br />

castellano: La vida de Cristo, escrita por el licenciado<br />

Alfonso de Villegas, como introducción a su<br />

igualmente popular Flos sanctorum. Pero en realidad<br />

es algo más creativo. La traducción es sumamente<br />

libre. En ella hay que tomar muy en serio la<br />

advertencia incluida también en el titulo: "quitadas y<br />

añadidas algunas cosas, y acomodado a la capacidad<br />

de los indios... en muchos párrafos habría sido quizás<br />

más exacto decir "respetando la gran capacidad<br />

lingüística de los indios".<br />

Una vez más resulta ilustrativo indicar la metodología<br />

seguida por Bertonio, explicada<br />

en el prólogo de la obra. Allí queda claro que. aparte<br />

de su obvia finalidad evangelizadora. el libro tiene<br />

también un objetivo lingüístico. Diego de Torres<br />

Rubio el lingüista- en la aprobación del libro,<br />

considera que el libro será<br />

"muy útil para todos aquellos que quisieran<br />

aprender la lengua Aymara. cuya propiedad,<br />

elegancia y claridad se hecha [sic] bien de ver en<br />

todo lo que el libro contiene: y no poco ayuda para<br />

aprenderla, ser el Romance conforme al phrasi<br />

Aymara".<br />

Bertonio nos aclara estos aspectos en sus propias<br />

palabras introductorias. Empieza como pidiendo<br />

excusas:<br />

"Ningún Español avrá, por poco que sepa, después<br />

que hubiere passado los ojos por alguna plana deste<br />

libro, no diga averse hecho muy grande injuria a su<br />

lengua".<br />

La razón es que, pese a tratarse en última instancia de<br />

una traducción libre de la obra de Villegas, el texto en<br />

gran parte ha sido pensado por un Aymara y en<br />

Aymara. Bertonio vuelve a un tema que ya<br />

mencionaba a propósito de su silva copiosa de frases,

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