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LudovicoBertonioMuchosCambios

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Vocabulario de la Lengua Aymara 25<br />

y que según parece era casi, una obsesión central en<br />

su metodología:<br />

"Acerca de la elegancia de lo que aquí escribimos<br />

en la lengua Aymara es necessario que sepas,<br />

Amigo Lector, que no la he sacado de mi oficina,<br />

pues no he nacido en esta tierra, sino en Italia, y por<br />

mucho que hubiera aprendido della no presumiera<br />

tanto de mi que me atreviera a ofrecerme por<br />

maestro de la elegancia con que los indios la<br />

hablan".<br />

Acepta incluso que es más fácil hacer una gramática y<br />

un vocabulario, obras que, según aclara, alistó en "los<br />

años pasados"- sin hablar "con aquella summa<br />

elegancia que los naturales della". Este supuesto,<br />

seleccionó a quien debe considerarse como el<br />

verdadero escritor de esa Vita Christi Aymara, que es<br />

"don Martin de Santa Cruz Hanansaya del ayllu Cara,<br />

bien conocido en esta provincia". Fue escogido tanto<br />

por su plena interiorización en la lengua castellana y<br />

doctrina cristiana (se había criado en la escuela de<br />

niños) como por su reconocida habilidad en su lengua<br />

materna Aymara. El texto original iba siendo<br />

interpretado y modificado, , quitando o añadiendo,<br />

"según que a los padres desta casa mejor nos parecía"<br />

a don Martín se le controlaba sobre todo para que "no<br />

dixese cosa que desdixesse de la doctrina Católica y<br />

verdadera"; pero en el aspecto lingüístico se le<br />

encareció mucho<br />

"que saliesse a la luz con la mayor elegancia, y<br />

claridad que en su lengua materna puede pedirse".<br />

Supuesta la finalidad complementaria de texto<br />

lingüístico pedagógico para el aprendizaje del Aymara<br />

por parte de los nuevos misioneros, la equivalencia<br />

castellana también se rehizo. Se dejó a un lado el<br />

texto original de Villegas y se rehizo una nueva<br />

traducción del Aymara al castellano, no totalmente<br />

literal pero fundamentalmente fiel a lo ya escrito en<br />

Aymara. De ahí la tosquedad e "injuria a la lengua<br />

castellana" de que se excusaba Bertonio al principio<br />

del prólogo. Es que le importaba más salvar la<br />

"elegancia" del Aymara. Tanto desde un punto de vista<br />

lingüístico como pastoral, sería sumamente<br />

interesante una reedición y estudio del texto y triple<br />

columna; con el original castellano de Villegas, la<br />

traducción o reinterpretación Aymara de Don Martin<br />

Santa Cruz Hanansaya, y la nueva versión castellana<br />

de este texto Aymara.<br />

El confessionario muy copioso... y otras varias cosas<br />

como puede verse por la tabla del mismo libro es una<br />

especie de Vademecum práctico para los misioneros:<br />

contiene instrucciones sobre los sacramentos, un<br />

catecismo para rudos, guías para atender a enfermos y<br />

moribundos, oraciones devotas, una larga guía para<br />

confesar, los misterios del rosario, y finalmente unas<br />

150 páginas con "ejemplos" sobre temas devotos.<br />

Esta es la obra más inaccesible de Bertonio 26 y<br />

probablemente fue la más utilizada por los curas,<br />

porque les resultaba necesaria "aunque uno no sepa<br />

bien la lengua". Pero desde el punto de vista<br />

lingüístico es la de menor interés, pues gran parte del<br />

material son traducciones muy ligadas a rúbricas y<br />

cánones. Un alto porcentaje del texto es monolingüe<br />

en Aymara. La parte en que los colaboradores<br />

Aymaras tuvieron mayor libertad para dar vuelo a su<br />

lengua son los "exemplos" de la segunda mitad,<br />

muchos de los cuales parecen casi cuentos de<br />

extradición popular, pero con temática sacadas<br />

directamente de libros europeos.<br />

Torres Saldamando (1882: 74), citado también por<br />

Rivet (1951: I 127) menciona una última obra "en 40"<br />

de Bertonio: sermones u doctrina cristiana. Pero no<br />

existen más referencias sobre este trabajo inédito.<br />

Toda esta producción de Bertonio supuso un hito<br />

importante. Le siguió un gran vacio en los siglos<br />

siguientes, vació sólo parcialmente superado en la<br />

segunda mitad del siglo XX. 27<br />

La calidad intrínseca de la obra de Bertonio y la<br />

ausencia de otros trabajos posteriores comparables, ha<br />

estimulado varias reediciones y adaptaciones de sus<br />

dos obras lingüísticas de mayor alcance: la<br />

Grammatica copiosa de Roma y el Vocabulario de<br />

26 Rivet (1951: I 55) sólo logra detectar cuatro ejemplares<br />

en el mundo. Gracias a la amabilidad de don Manuel<br />

Posnansky hemos podido consultar el único ejemplar<br />

existente en Bolivia. Lamentablemente le falta una<br />

sección, al parecer robada por algún investigador sin<br />

escrúpulos.<br />

27 La principal estimuladora de los estudios lingüísticos<br />

del Aymara en el siglo XX ha sido Martha Hardman de<br />

la universidad de Florida, en torno a la que se ha<br />

formado una escuela lingüista, en la que sobresale Lucy<br />

T. Briggs. En La Paz existen ILCA e INEL, con<br />

lingüistas de origen Aymara como Juan de Dios Yapita,<br />

Juana Vásquez (ambos antiguos coinvestigadores de<br />

Florida), Juan Carvajal y Félix Layme. En Francia<br />

Liliane Porterie Gutiérrez ha concentrado sus estudios<br />

en las variantes actuales de la región Lupaqa. El<br />

Vocabulario de Bertonio sigue, sin embargo,<br />

insuperado.

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