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poseen dicha raíz central son los únicos que
pueden alcanzar las dimensiones propias de
la especie y conservarse sanos, porque si
bien los que proceden de barbados tienen,
cuando estos son vigorosos, un rápido crecimiento
en su juventud y adquieren en un
corto número de años un volumen regular, á
una edad más avanzada entra la descomposición
en la cepa y corazón del árbol, del cual
no se pueden sacar, por lo tanto, maderas de
grandes dimensiones. La raíz central suele
dar origen á dos ó tres raíces gruesas que penetran
profunda y oblicuamente en el suelo,
ramificándose mucho. Del cuello de la raíz
principal parten también una multitud de
raicillas más ó menos someras.
Presenta algunas veces el olmo, aun cuando
haya crecido en un sitio despejado, un
tronco bastante regular; sin embargo, sóio es
cilindrico, limpio y lleno cuando se ha desarrollado
en espesura, especialmente entre
otras especies arbóreas; de lo contrario es tortuoso,
bifurcándose á poca altura. La copa empieza
á adquirir su forma propia y definitiva
á los cincuenta ó sesenta años. Las ramas son
más numerosas que gruesas; razón por la
cual su volumen es poco considerable en proporción
al de las ramillas ó chavasca. La corteza
lisa y cenizoso obscura en los arbolillos
jóvenes, empieza pronto á presentar resquebrajaduras
longitudinales, irregulares, que se
entrecruzan, más ó menos próximas y profundas,
según la edad del árbol; en su cara
interna es la corteza de un color pardo obscuro,
algo rojizo á veces; en algunos individuos
adquiere la corteza de las ramas forma
propiamente corchosa, lo que ha dado lugar
á que algunos autores considerasen esta cualidad
como carácter fijo para establecer la
variedad suberosa del olmo; pero está ya probado
que esta cualidad la presentan asimismo
individuos del U. montana, y que, aun en árboles
procedentes de sámaras de un mismo olmo,
aparece esta forma de ramillas corchosas
en unos individuos y no en otros.
Las yemas son pequeñas, ovales, obtusas,
con pequeñas escamas empizarradas, obscuro-rojizas,
lampiñas ó pelosillas en sus bordes.
Las hojas son á su vez aovadas, alargadas,
ásperas, doblemente aserradas ó dentadas
en la margen, lampiñas en el haz, menos
ásperas y pubescentes en el envés, dístico alternas,
brevemente pecioladas, oblicuas y desigualmente
arredondeadas ó acorazonadas en
la base, con punta corta en el ápice. El follaje
es ligero, no muy espeso, y escaso el beneficio
que recibe el suelo por la defoliación.
Flores precoces, formando hacecillos en las
ramitas, con cuatro ó cinco estambres cada
una, opuestos á igual número de divisiones
del perigonio; éstas son cortas, obtusas y pestañosas,
como la bracteilla que acompaña al
pedicelo de cada flor; filamentos delgados y
algo más largos que el perigonio; anteras
ovales y violado rojizas; pistilo más largo que
el perigonio, terminado en dos estilos diver­
gentes, cuyo ápice y cara interna son estigmatíferos,
con muchas papilas blancas ó de
color de rosa; sámaras amontonadas, verdes
al principio, pardo amarillentas después, de
15 á 20 milímetros de largo y de 10 á 15 de
ancho, ovales, algo angostadas en su base,
escotadas en el ápice, con el ala más larga y
ancha que el pericarpio que encierra la semilla;
ésta se halla próxima al seno de la escotadura
del ala, es lisa y está hendida en el
ápice, notándose apenas por lo juntas que
están las puntitas de dicha división.
Florece el olmo en gran parte de España,
de Febrero á Marzo, desarrollándose en seguida
las sámaras, que dan al árbol un aspecto
verdoso, como si se cubriera de las primeras
hojas; las sámaras maduran y caen poco
después en Abril.
DESARROLLO Y LONGEVIDAD.—El crecimiento
del olmo es rápido en los primeros años.
Las plantas procedentes de siembras ejecutadas
en buenas condiciones de localidad en
Mayo ó Junio, alcanzan á veces en un año
una altura de 20 á 40 centímetros, continuando
progresivamente hasta la edad de cincuenta
á sesenta años, en que aquél empieza
á disminuir. Las maderas para los usos ordinarios
de carretería, carpintería y construcción
de aperos de labranza, se obtienen desde
los sesenta á los ochenta años; para armaduras
es necesario esperar á la edad de ciento á
ciento veinte años. El olmo conserva hasta
una edad muy avanzada la facultad de brotar.
Las raíces de los árboles viejos suelen dar
brotes vigorosos. Entre los brotes de raíz,
únicamente pueden utilizarse para la multiplicación
de las plantas, los que, procediendo
de raíces profundas, se han ramificado mucho
por el interior del suelo. Las raíces someras
producen también brotes, pero éstos son atacados
fácilmente por la caries ó descomposición
interior que se transmite á ellos cuando
ha invadido la cepa, siendo esta la causa de
que, aun bajo las mejores condiciones de localidad,
se encuentren muchas veces árboles
cuyo tronco está hueco ó podrido en el interior.
Para la multiplicación de la especie se
crían comúnmente buenos plantones en los
viveros.
Hemos indicado ya cuál es el porte del olmo.
No siempre se presenta, sin embargo, de
la misma manera, encontrándose en localidades
secas olmos que afectan la forma de arbustos
de hojas pequeñas y que no florecen
casi nunca (var. minor, Mili), ó de árboles
tortuosos ó irregulares (var. tortuosa, Hort.).
En la Memoria sobre los productos presentados
en la Exposición de Agricultura que se
celebró en [Madrid el año de 1857, se lee lo
siguiente : «Se observa en las alamedas de
Aranjuez, y generalmente también en las
más de España, dos variedades de olmos que
difieren singularmente, ya por el peso específico
de su madera, ya por su fibra y textura.
Los olmos que se llaman hembrillas crecen
más derechos, adquieren una figura algún