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REM — 596 — REM<br />

mostrado que, desde la introducción de la<br />

remolacha, sus tierras se empobrecen considerablemente,<br />

hasta el punto de no ser posible<br />

obtener trigo de buena calidad donde<br />

antes se conseguían magníficas cosechas de<br />

este cereal.<br />

Hoy convienen todos en que en un buen<br />

cultivo no deben sucederse las remolachas eu<br />

un mismo terreno sin que pasen cuatro años<br />

por lo menos de una á otra siembra, aunque<br />

es preferible que transcurran- de cinco á seis.<br />

Abonos.—Son los más convenientes los ricos<br />

en potasa, cal y ácido fosfórico, así como<br />

los esti<strong>é</strong>rcoles de cuadra y establo, muy descompuestos<br />

y consumidos. Lo son tambi<strong>é</strong>n los<br />

composts, ó mezclas formadas con-esti<strong>é</strong>rcol de<br />

vacas, cenizas de leña, huesos pulverizados y<br />

negro animal. Pero antes de aplicar un abono,<br />

importa tener en cuenta la naturaleza del<br />

suelo, pues es sabido que hay que abonar<br />

abundantemente en las tierras arenosas, al<br />

paso que se reducirá la aplicación en las algo<br />

compactas. Es el mejor de todos los abonos el<br />

de los animales alimentados con remolachas ó<br />

sus residuos.<br />

Se ha tratado de aumentar la proporción<br />

de azúcar en las remolachas ricas, empleando<br />

ciertos abonos químicos. M. Georges Ville insistió<br />

últimamente en que se proscriban en<br />

absoluto, en el cultivo de la remolacha de<br />

azúcar, las materias orgánicas nitrogenadas de<br />

naturaleza vegetal ó animal. Además, insiste<br />

en. que es necesario dividir el abono en dos<br />

partes: la una, dada á las capas profundas del<br />

suelo, y la otra, á la capa superficial, sustituyendo<br />

el nitrato de potasa por una mezcla homologa,<br />

compuesta de cloruro de potasio y de<br />

sulfato de amoníaco. M. Ville juzga que habrá<br />

necesidad de reemplazar el superfosfato<br />

de cal con el fosfato bicálcieo. Aplicando estos<br />

datos, M. Jonquier ha llegado á producir<br />

raíces que contenían 16 por 100 de azúcar.<br />

Labores preparatorias.—Para que la tierra<br />

se encuentre bien mullida al tiempo de sembrar<br />

la remolacha, ha de labrarse profundamente<br />

despu<strong>é</strong>s de la sementera de otoño, á fin<br />

de exponerla á la acción del hielo y el deshielo.<br />

Esta labor de invierno alcanzará por lo<br />

menos la profundidad de 20 á 25 centímetros.<br />

Despu<strong>é</strong>s de los hielos se le dará una segunda<br />

labor cruzada, y aun una tercera y cuarta si<br />

la tierra fuese muy fuerte. Se completa la<br />

operación empleando el rulo esqueleto ó el<br />

rulo Croskil, y la grada ordinaria, para deshacer<br />

los tormos al buen tiempo y limpiar la<br />

tierra; pero si el suelo no alcanzase suficiente<br />

profundidad, se dispondrá en pequeños camellones<br />

ó lomos. Cuando la labor es llana, se<br />

pasa la grada, se distribuye el esti<strong>é</strong>rcol y se<br />

entierra por medio de una bineta. Más tarde se<br />

labra de nuevo, y se pasan la grada y el rulo.<br />

El envolver profundamente el esti<strong>é</strong>rcol antes<br />

del invierno tiene por objeto obtener remolachas<br />

de azúcar muy alargadas ó muy nabiformes;<br />

es además una de las condiciones<br />

para que las remolachas resulten más ricas<br />

en azúcar, por lo que se recomienda enterrar<br />

el esti<strong>é</strong>rcol hasta 40 centímetros, cuando se<br />

puede.<br />

Esta es una mala explicación, según monsieur<br />

Joigneaux; lo que hay de verdad, dice,<br />

es que las partes líquidas del abono se elevan<br />

hasta la superficie del suelo por efecto de la<br />

capilaridad, y ascienden tanto mejor cuanto<br />

la tierra está mejor sentada. De lo que se sigue<br />

que las partes solubles del esti<strong>é</strong>rcol enterrado<br />

antes del invierno están mucho más<br />

próximas de la superficie en la <strong>é</strong>poca en que<br />

se acostumbra sembrar las remolachas, y que<br />

las tiernas raíces de las plantas se ponen en<br />

seguida en contacto con los abonos. De consiguiente,<br />

el nabo de la raíz se introduce más<br />

satisfactoriamente en esta tierra f<strong>é</strong>rtil, y da<br />

esas hermosas y largas raíces que estiman sobre<br />

todas los fabricantes.<br />

Cuando la tierra no está suficientemente<br />

abonada en un gran espesor, la raíz alarga su<br />

nabo á duras penas, y el cuello muestra la tendencia<br />

de salir fuera de tierra. El rendimiento<br />

en azúcar de estas remolachas cortas que<br />

salen de tierra es más d<strong>é</strong>bil que el de las raíces<br />

que se encueutran perfectamente enterradas<br />

hasta el cuello.<br />

Elección y preparación de semillas.—Para<br />

obtener buena semilla se tomarán en el otoño<br />

escogidas raíces de mediano grosor, que se<br />

conservarán en silos, cuevas ó sótanos; si en<br />

el mes de Febrero empezasen á retallar, se les<br />

transportará á una pieza seca, un poco fría y<br />

bastante clara. Cuando desaparezca todo temor<br />

de hielos, se plantarán y regarán moderadamente,<br />

según lo necesiten. Durante la<br />

vegetación, se suprimirán los brotes tardíos<br />

y se despuntarán las ramas principales, así<br />

como la extremidad del tallo.<br />

Se recolectarán las semillas lo más tarde posible;<br />

se secarán á la sombra en el granero ó<br />

bajo de una porchada, y se conservarán en seguida<br />

las semillas de la parte media de estas<br />

especies de espigas, porque las de arriba y<br />

abajo resultan menos nutridas que las del<br />

medio.<br />

Con semillas preparadas de este modo y escogidas,<br />

hay que contar con buenos resultados.<br />

Así es que los fabricantes de azúcar y<br />

destiladores que contratan con los cultivadores<br />

una cifra determinada de hectáreas de remolacha,<br />

no dejan de reservarse el derecho de<br />

suministrar la semilla para la siembra, que<br />

venden ordinariamente á un franco el kilogramo,<br />

porque así saben que los cultivadores<br />

recolectarán la variedad conveniente y en buenas<br />

condiciones.<br />

Aunque las semillas de remolachas conservan<br />

su poder germinativo hasta tres, cuatro<br />

ó cinco años, todos los autores aconsejan que<br />

se empleen de preferencia las semillas de dos<br />

años, con las que hay que temer menos contingencias.<br />

Sin embargo, si el cultivador recolecta<br />

sus semillas eu las condiciones antes<br />

expuestas, será mejor la del primer año que<br />

la del segundo.

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