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RAB — 546 — RAB<br />

La Isla de San Mauricio fu<strong>é</strong> invadida por primera<br />

vez en 1813. Se dice tambi<strong>é</strong>n que la rabia<br />

era desconocida en el Oriente y en los países<br />

cálidos; Ahmed-Effendi afirma que la rabia se<br />

observa en Turquía, y que aunque rara, ataca<br />

á los perros de las grandes ciudades y del<br />

campo. En Rumania es la rabia muy común,<br />

particularmente en los montes, donde los perros<br />

de los pastores son mordidos por los lobos<br />

con mucha frecuencia. Lo mismo dice<br />

Puschs respecto de la frontera turco esclavóuica,<br />

en donde durante catorce años murieron<br />

68 personas y un gran número de animales<br />

como consecuencia de mordeduras de perros<br />

y lobos. La rabia se presentó en forma<br />

epizoótica en Atenas hacia 1866. En el continente<br />

del Asia se propagó tambi<strong>é</strong>n la rabia de<br />

una manera intermitente. Es conocida de mucho<br />

tiempo en Siria y en Levante, en cuyos<br />

países conservan sus moradores como propiedad<br />

ciertos remedios específicos, de composición<br />

secreta y desconocida. Los libros antiguos<br />

de la China tambi<strong>é</strong>n hablan de la rabia.<br />

Se admite que esta enfermedad es conocida<br />

en el cabo de Buena Esperanza y en el golfo<br />

de Guinea, sucediendo lo mismo al Norte de<br />

África; es bastante frecuente en Abisinia, y<br />

menos en Egipto; en Argelia llegó á adquirir<br />

en 1858 un carácter tau alarmante, que dio<br />

lugar á medidas preventivas muy en<strong>é</strong>rgicas.<br />

Las regiones frías del globo no están exentas<br />

de la rabia, puesto que se conoce en el<br />

Norte de Suecia, en Rusia, en Laponia y en la<br />

misma Siberia. Se ha dicho, por último, que no<br />

se conocía la rabia en Kamschatka; pero monsieur<br />

Broum, c<strong>é</strong>lebre viajero, observó hasta<br />

en la Groenlandia meridional una epizootia<br />

muy semejante á la rabia, que ocasionó gran<br />

mortandad en los perros, acarreando la despoblación<br />

de aqu<strong>é</strong>llas regiones, pues sus habitantes<br />

no pueden vivir sin estos animales, tan<br />

útiles en sus trineos. Según Hayes, murieron<br />

de esta epizootia 27 perros en veinte días.<br />

Es una opinión generalizada el creer que<br />

en la estación calurosa es más frecuente la rabia;<br />

pero tanto las autoridades como el vulgo,<br />

que se preocupan en tomar disposiciones<br />

en una sola <strong>é</strong>poca del año, ignoran que, según<br />

las estadísticas recogidas por Rey, Saint-Cyr,<br />

Delafond, Leblanc, Tardieu y otros observadores<br />

ilustres, la rabia se produce en todas las<br />

<strong>é</strong>pocas. Los datos recogidos por M. Bouley<br />

acreditan que 3.096 casos de rabia correspondieron<br />

á cada una de las cuatro estaciones en<br />

la proporción siguiente: Diciembre, Enero y<br />

Febrero, 755; Marzo, Abril y Mayo, 857;<br />

Junio, Julio y Agosto, 788; Septiembre,<br />

Octubre y Noviembre, 696.<br />

Por estos datos se ve que la diferencia de<br />

los accidentes rábicos entre las cuatro estaciones<br />

del año, no confirman la idea de que el<br />

estío sea la <strong>é</strong>poca de preferencia para el desarrollo<br />

de la enfermedad.<br />

Respecto á las causas de la rabia se puede<br />

indicar poco con precisión. La hipótesis de los<br />

que suponen que las necesidades sexuales de<br />

los perros, cuando no se satisfacen despu<strong>é</strong>s de<br />

excitaciones más ó menos en<strong>é</strong>rgicas que tienen<br />

lugar en la vía pública ó en el campo por<br />

la presencia de hembras en celo, predispone<br />

ó da origen á la rabia, ha sido admitida por<br />

autores de tanta nota como Bourgelat, Leblanc,<br />

Stricker, Faber y otros, añadiendo que<br />

la especie de esclavitud en que vive el perro,<br />

y sin libertad para satisfacer sus instintos<br />

sexuales, determinan una excitacióu capaz de<br />

originar la rabia.<br />

Mucho se ha discutido sobre si la leche de<br />

las perras atacadas de rabia tenía ó no cualidades<br />

virulentas; pero las experiencias hechas<br />

con este motivo desde hace muchos años por<br />

Renault, Valentín Faber y otros autores,<br />

prueban que el líquido lácteo no es susceptible<br />

de comunicar la enfermedad, y mucho<br />

menos durante el período de incubación. Los<br />

hechos que se citan en contra de esta opinión<br />

carecen de cr<strong>é</strong>dito.<br />

La orina, la serosidad de la sangre y la mucosidad<br />

de los animales rabiosos, inoculadas<br />

por Renault para provocar el desarrollo de la<br />

rabia, siempre han dado resultados negativos.<br />

Aunque no se han hecho observaciones<br />

acerca de si el virus de la rabia conserva su<br />

actividad fuera de la economía, está probado<br />

que al cabo de veinticuatro horas la inoculación<br />

hecha con la saliva de un animal muerto<br />

de rabia, y despu<strong>é</strong>s de haberse presentado el<br />

enfriamiento y la rigidez, no conserva ya la<br />

virulencia.<br />

El virus de la rabia es fijo, y su principio<br />

contagioso se transmite casi siempre por mordedura<br />

de perro ó de otros animales que hayan<br />

contraído la enfermedad; las heridas más<br />

peligrosas son las que van acompañadas de<br />

poca ó ninguna hemorragia, pues el líquido<br />

sanguíneo, cuando sale en abundancia, arrastra<br />

frecuentemente el elemento viruleuto, y<br />

de esta manera se dificulta ó imposibilita la<br />

infección.<br />

Las escoriaciones de la piel ó de las mucosas,<br />

cuando se ponen en contacto cou la baba<br />

de un animal rabioso, ocasionan la eufermedad<br />

con mucha frecuencia.<br />

La rabia no se transmite de una manera fatal<br />

en todos los casos de mordeduras de animales<br />

rabiosos, pues los vestidos, el pelo, la hemorragia<br />

más ó menos considerable, y la falta<br />

de baba á consecuencia de haber mordido el<br />

animal muchas veces, son causas que impiden<br />

el desarrollo de la enfermedad.<br />

Una de las primeras precauciones que deben<br />

tomarse contra todo animal sospechoso de<br />

rabia, es atarlo <strong>é</strong> impedir toda comunicación<br />

con otros animales, oponi<strong>é</strong>ndose de este modo<br />

al instinto que impulsa á los perros á huir de<br />

la casa de sus amos.<br />

Rabia en el perro.— En el primer período<br />

de la rabia, que podía denominarse inicial,<br />

las apariencias son engañosas, dudando si la<br />

afección existe ó si no tiene gran importancia,<br />

en virtud de que los animales no manifiestan

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