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NOV — 63 — NOV<br />

nos artificiales, tortas, etc., llevando ciertas<br />

substancias fertilizantes á los campos para<br />

formar depósitos con ellas ó para enterrarlas<br />

inmediatamente si el estado de los terrenos lo<br />

permite, sobre todo cuando aqu<strong>é</strong>llos est<strong>é</strong>n<br />

destinados á fincas en que se cultivau raíces.<br />

Tambi<strong>é</strong>n podrá ocupar las caballerías en ejecutar<br />

labores de invierno si posee tierras arcillosas<br />

ó calcáreas, y aun previa la adquisición<br />

de sencillos mecanismos, será dable emplear<br />

la fuerza animal para cortar raíces, paja y<br />

heno. La temporada de los hielos es la más<br />

adecuada para sanear los terrenos turbosos y<br />

pantanosos, abriendo zanjas y distribuyendo<br />

¡bien la tierra. De todas maneras, durante el<br />

mes de Noviembre todo labrador inteligente<br />

y cuidadoso organiza el programa de trabajos<br />

para el tiempo muerto, siquiera circunstancias<br />

imprevistas impongan á veces modificaciones<br />

importantes en tales programas. En las<br />

casas de labor aisladas se atenderá tambi<strong>é</strong>n en<br />

el mes de Noviembre á la reparación de los<br />

caminos, porque de esa suerte se evitan p<strong>é</strong>rdidas<br />

de tiempo y tal vez de animales para<br />

cuando haya que portear algo por aqu<strong>é</strong>llos.<br />

Es necesario inspeccionar los silos de raíces,<br />

aun cuando haga poco tiempo que se hayan<br />

formado, y rehacerlos si no están en condiciones<br />

debidas. Mientras no sean intensos los<br />

fríos, se podrán mantener las raíces almacenadas,<br />

y sobre todo los nabos, rutabagas y remolachas,<br />

en sitios aireados y abiertos. El mes<br />

de Noviembre es igualmente el indicado para<br />

acudir á vender en las ferias las reses que<br />

sean innecesarias para las labores.<br />

ABONOS Y ENMIENDAS.—Desde los primeros<br />

días de Noviembre será conveniente ya en<br />

muchas comarcas distribuir superficialmente<br />

esti<strong>é</strong>rcol sobre los tr<strong>é</strong>boles, alfalfares, esparcetas<br />

y prados; práctica á que, sin embargo,<br />

es preferible la de enterrar los abonos antes<br />

de la siembra, porque de esa manera producen<br />

más efecto, además de obrar tambi<strong>é</strong>n mecánicamente,<br />

lo que es ventajoso en los terrenos<br />

fuertes principalmente. Se podrán aplicar<br />

tambi<strong>é</strong>n los abonos líquidos á los cereales que<br />

por falta de vigor corran el peligro de no resistir<br />

los fríos del invierno, y aun á los prados,<br />

si bien es preferible practicar la operación<br />

en <strong>é</strong>stos á fines de invierno. Como una<br />

de las maneras de aumentar la fertilidad de<br />

las tierras se emprenderá la distribución de<br />

las margas, interrumpida tal vez por las labores<br />

de la sementera; se recogerá y almacenará<br />

el brezo y la hojarasca para cama donde<br />

sea posible; se prepararán los llamados abonos<br />

compuestos ó compuestos simplemente, y<br />

se emprenderán los trabajos de desmonte y<br />

terrapl<strong>é</strong>n que se juzguen necesarios.<br />

LABORES.—En el mes de Noviembre se comenzarán<br />

las labores de invierno en los barbechos<br />

y en las tierras destinadas á plantaciones<br />

y cultivos de primavera, cuidando de<br />

aumentar el grosor de la capa arable sacando<br />

tierra del subsuelo y elevándola hasta la superficie<br />

para que se vaya meteorizando. Será<br />

ventajoso dar la primera labor á los prados<br />

que se desee convertir en tierras arables, si sil<br />

suelo es arcilloso, no profundizando más de<br />

8 ó 10 centímetros cuando se haya de dar<br />

otra labor de primavera, la cual habrá de<br />

ahondar el doble. Siempre que se prescinda de<br />

<strong>é</strong>sta, lo que es preferible ciertameute en la<br />

mayoría de los casos, se introducirá la reja á<br />

25 ó 30 centímetros de profuudidad, limitándose<br />

en primavera á escarificar, dar una vuelta<br />

de grada, etc., etc., y echar guano si el<br />

prado tenía mucho trapo, ó negro animal si<br />

es de suelo arenisco, para obtener una buena<br />

cosecha de avena, cebada ó legumbres. Cuando<br />

los terrenos corran el peligro de encharcarse<br />

y se hayan de hacer eu ellos siembras<br />

de primavera, convendrá dar salida á las aguas,<br />

ó más bien impedir que se depositen, porque<br />

las tierras que han estado encharcadas durante<br />

el invierno tardan en calentarse al llegar<br />

la primavera y no están en sazón para las labores<br />

y las siembras tan pronto como las que<br />

no se hallan en ese caso.<br />

El retraso eu ciertas labores; la falta de<br />

aguas, y otras circunstancias y causas que no<br />

es necesario enumerar ahora, retrasan á veces<br />

la sementera de una manera considerable, y es<br />

necesario dedicar á ella todo el mes de Noviembre.<br />

Eu las comarcas templadas y meridionales<br />

eso no ofrece graves inconvenientes;<br />

en las septentrionales y frías del Centro de la<br />

Península, por el contrario, los sembrados tardíos<br />

corren el riesgo de ser destruidos por las<br />

heladas tempranas en el momento en que los<br />

granos están en leche, como dicen los labriegos.<br />

Por lo demás, todo depende de los temporales.<br />

Años hay en que las siembras tardías<br />

dan mejores resultados que las precoces; pero<br />

en todo caso será necesario emplear mayor<br />

cantidad de semilla que ordinariamente, en<br />

ocasiones una mitad más, porque no es lo<br />

probable que las plantas entallen y ahijen<br />

bien.<br />

En las comarcas frías no es posible lograr<br />

que las reses coman los nabos en la misma<br />

tierra, como se practica en Inglaterra, gracias<br />

á su templado clima; mas como esas raíces se<br />

conservan mal en los almacenes y silos, y resisten<br />

bien los fríos más rigurosos estando enterradas,<br />

lo más práctico será extraer únicamente<br />

las necesarias para el consumo durante<br />

cada semana ó quincena, y aun se podrán dejar<br />

en tierra las raíces más delgadas para obtener<br />

en primavera un forraje precoz y excelente.<br />

Cuando sea preciso almacenarlas por<br />

cualquier motivo, lo mejor será colocarlas<br />

formando pequeños montones, cubiertos con<br />

paja, bajo un cobertizo. Precisamente en atención<br />

á los inconvenientes que su conservación<br />

exige, en muchas comarcas han dejado de<br />

cultivar los nabos con destino á la ganadería,<br />

y prefieren las remolachas y rutabagas como<br />

segunda cosecha, y por ser su cultivo más<br />

sencillo y fácil. Tambi<strong>é</strong>n las patacas se conservan<br />

bien en tierra durante el invierno, con<br />

tal de que el suelo no sea muy húmedo, y

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