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fuego hace desaparecer la parte volátil de las
materias orgánicas que contiene la tierra; en
los suelos sueltos deben suprimirse los hormigueros,
á no estar infestados de raíces, que
conviene destruir por este medio.
ABONOS.—Se emplea mucho el guano, porque
con él se adelanta el desarrollo de los
naranjos, y se consigue que den más producto.
En general se echan 12 sacos de 5 á 6
arrobas por hectárea, aunque hay quien emplea
doble cantidad. Como el número de árboles
varía tanto por hectárea, hay quien pone
4,50 kilogramos por árbol.
Pocos son los que pueden disponer en la Plana
de la cantidad necesaria de estiércol de
cuadra. Cuando se emplea, se gastan de 144 á
300 cargas por hectárea, aunque produce mejores
resultados la última cifra. Si el estiércol
está bien hecho y suelto, se esparce como el
guano; pero si es muy grueso, lo entierran de
trecho entrecho.
Se emplean con frecuencia abonos verdes en
la Plana, enterrando el habón y la algarroba,
aunque se prefiere la última planta para los
naranjos.
PODA.—En España apenas se practican podas
en el naranjo ya constituido, reduciéndose
á simples mondas para destacar los ramos secos
y de mala dirección, y algún chupón. En
Italia se considera la poda del naranjo, no sólo
una concienzuda operación fisiológica, sino
una buena práctica, que se funda en el modo
de vegetar la planta, en el terreno y en el clima;
pero generalmente sólo se acometen mondas,
para las formas artificiales, que conviene
regularizar para el equilibrio de los brazos
y de la fructificación.
Los árboles de los grandes huertos ó verjeles
se abandonan comúnmente á sí mismos, ó
todo lo más, se suprimen en los primeros años
los.ramos que pueden producir confusión, ó
los muy próximos que se entrecruzan ó se enredan
unos con otros; en tales casos conviene
quitar los más débiles ó podarlos muy cortos.
La mejor poda es cuando está en reposo la savia,
porque el árbol sufre entonces menos con
las amputaciones.
PRODUCCIÓN DEL NARANJO.—No se parece en
nada á la de las demás especies vegetales,
pues ofrece al que lo explota cuatro distintas
cosechas.
1. A
La monda.—Cuando se verifica, pues no
tiene lugar todos los años, las ramas cortadas,
sobre todo las de naranjo agrio, tienen su valor
para destilar las hojas, que compran los fabricantes
de azahar y los farmacéuticos.
2. A
La flor de azahar que se desprende del
árbol. —Recogida fresca, supera en mucho su
valor al gasto que tífeasiona la operación. Aunque
la generalidad de los dueños la dejan podrir
al pie del árbol hay modestos cultivadores
que se utilizan de ella por valor de 500
pesetas ó más al año. En el litoral del Mediterráneo,
no sólo recogen la flor de azahar que
se cae, sino que varean suavemente las ramas,
colocando debajo una manta para recogerla.
El árbol agradece este beneficio, de que se
utiliza el propietario, pues es sabido que el
naranjo produce mucha flor vana (de 60 á 70
por 100) que no puede frauctificar, y que conviene
coger cuanto antes para que no robe savia
á la que puede convertirse en naranja. Haciéndolo
así, es seguro que se obtendrá en la
época de la recolección un 50 por 100 de mayor
beneficio sobre la cosecha del año anterior,
y de más tamaño proporcional.
3. A
Las naranjas pequeñas.—Después de
desprenderse de la flor vana innecesaria, que
desprecia la generalidad de los propietarios,
la flor fructífera se convierte en naranja pequeña.
Entonces se desprende, con la lentitud
propia de su naturaleza, una buena parte de
esas naranjitas en embrión, del tamaño de un
guisante hasta el de una avellana, quedando
únicamente en el árbol el fruto que el naranjo
puede soportar y nutrir hasta su completo
desarrollo. Estas naranjitas se utilizan en el extranjero,
para donde se demandan.
4. A
La naranja.—La mayor parte de los
dueños de naranjales cifran el éxito de su cultivo
únicamente en el aprovechamiento de dicha
fruta, desdeñando utilizar los demás productos
con que les brinda el más privilegiado
árbol de cuantos ha producido la naturaleza.
Para calcular las utilidades de un naranjal,
hay que tener en cuenta, según el Sr. Bou, la
naturaleza del terreno, el clima y la exposición
; su edad y desarrollo; la procedencia de
la variedad; la cantidad, calidad y precio de
abono; el valor del terreno en que vegeta;
los gastos por labores; si el riego es de acequia
ó noria; distancia de la población; facilidad ó
dificultad para el acarreo de abonos y extracción
del fruto.
Una hectárea de naranjal de primera calidad
y en plena producción, rinde en la Plana
de Castellón 120 millares de naranja por hectárea,
término medio, ó sea de 400 á 500 naranjas
por árbol; pero el produeto de la mayoría
de los actuales huertos fluctúa entre 60
millares y 120.
Según el profesor italiano G. A. Pasquale,
un naranjo puede producir hasta 12.000 naranjas
al máximo y 3.000 por término medio.
La producción abundante es alterna, pues sólo
tiene lugar de dos en dos años.
Pero la producción máxima y mínima de un
naranjo no puede servir de tipo para calcular
la producción de un naranjal; esos son casos
raros, como el de los dos Migueletes de Mayrena
del Alcor, Sevilla, que han llegado á dar
38.000 naranjas, y en Murcia 10.000, 8.000
y 7.000.
Se calcula en Sevilla el producto medio de
la hectárea de naranjal en 180 cajas, que un
año con otro se estiman en 10 pesetas cada
una. Se gradúan los gastos en 1.322 pesetas,
y el producto de las 180 cajas en 1.800, resultando
un beneficio para el cultivador de
382,40 pesetas, después de deducir la utilidad
imponible al cultivo, y la baja por contribución.