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QUE — 514 — QUE
Por lo común, entre las diversas clases de
animales domésticos, solamente los gatos y
los perros, que viven bajo el mismo techo que
el hombre, se hallan expuestos con frecuencia
al accidente que nos ocupa; sin embargo, por
circunstancias imprevistas y de resultas de
incendiarse el paraje en que se los tenga recogidos,
también pueden sufrir quemaduras
otras especies de animales domésticos. «Cuando
la quemadura es ligera y superficial, dice
un escritor, se aplicará al momento nieve,
hielo ú otros cuerpos muy fríos, y después
paños empapados en media onza de extracto
de Saturno, 2 libras de agua y 2 onzas de
aguardiente, conservando constantemente húmedos
los paños. Para este objeto se han celebrado
también grandemente los efectos de
la patata raspada y mezclada con aceite, y del
algodón en rama. Si á pesar de estos remedios
sobreviene la inflamación, es preciso recurrir
á las cataplasmas de polvos emolientes, de
malvas, harina de linaza ó raíz de malvavisco
con extracto de Saturno. Si se forman vejigas,
se reventarán sin dejar al descubierto
toda la herida, porque de lo contrario el contacto
del aire con las carnes vivas produciría
mucho dolor, y la llaga que se forme se curará
con extracto de Saturno. Cuaudo por haberse
destruido todo el espesor de la piel se
determina la formación de pus, el único remedio
á que deberá apelarse es la aplicación
de cataplasmas de harina de linaza y hojas de
beleño y de belladona cocidas en agua, y así
que haya caído la costra ó escara, se aplicarán
á la quemadura estopas secas ó ligeramente
cubiertas con una capa de extracto de Saturno.
Si la quemadura es de gran extensión,
ocurre con harta frecuencia que la intensa
fiebre provocada por la acción del fuego ocasione
la muerte del paciente.»
Exponiendo con carácter práctico y en forma
más comprensible lo que indicado queda,
resulta que en las escaldaduras y quemaduras
de primer grado bastan los baños y las
cataplasmas frías, obrando únicamente por la
acción del frío que su humedad, ó más bien
la evaporación de ésta, determina, los más celebrados
remedios caseros, como son las patatas,
los rábanos triturados y otros productos
semejantes. Ya se deduce de lo expuesto que
es necesario punzar las vesículas que se formen,
particularmente cuando presenten una
extensión considerable, si bien en manera alguna
ha de separarse la epidermis, bastando
dar salida al líquido. Para impedir el contacto
del aire, se untará varias veces al día la
parte quemada con aceite dulce ó con manteca,
con pomada de acetato de plomo, con ungüento
de Stahl, con colodión, con linimento
dulce ó con compuestos, por ejemplo, de partes
iguales de yema de huevo y aceite de linaza,
ó de partes iguales de albúmina, aceite
de lino y flor de leche, ó también de glicerina
con una yema de huevo y un poco de extracto
de opio, y otros preparados semejantes,
pudiendo. también rociar la herida con harina
de cereales. Para emplear tales medicamentos
se podrá recurrir á las fórmulas que numeradas
presentamos á continuación:
* ."—Acetato de plomo 4 á 8 gramos
Aceite de olivas 60 —
Mézclese en linimento y extiéndase varias
veces al día sobre la parte quemada ó escaldada,
si es que no se prefiere aplicar el ungüento
extendido sobre un trapo fino de lino.
Lo mismo que de esta preparacióu, se hará
uso de las siguientes:
8."—Acetato de plomo 4 gramos
Glicerina 60 —
í*.'—Acetato de plomo 15 gramos
Yema de huevo 1
Aceite de linaza 120 —
Para untar con una plumita sobre la herida
recomienda Hertvig el linimento siguiente:
4."—Acetato de plomo 30 gramos
Aceite de linaza 250 —
5 "—Cera amarilla 30 gramos
Manteca fresca 60 —
Mézclense estas substancias, formando un
ungüento para untar las partes quemadas.
También después de mezclar exactamente sus
ingredientes, se puede utilizar con éxito para
unturas esta receta:
Aceite de adormideras 30 gramos
Yema de huevo 1
Cuaudo se haya destacado la piel, podrá
hacerse uso de cuerpos que tengan únicamente
por objeto cubrir la herida, porque no
siempre puede tolerar el paciente la acción
del frío. En ese caso se remoja un trapo de
lino en aceite comúu, y se aplica sobre la parte
quemada ó simplemente se unta ésta con el
aceite. Al iniciarse la supuración suele emplearse
una mezcla de aceite ó de glicerina y
agua de cal, ó uno de los linimentos mencionados
en las fórmulas primera hasta la sexta
del precedente párrafo, si es que no se prefiere
hacer uso de éstas para untar las partes
quemadas.
O."—Aceite de olivas 60 gramos
Agua de cal 60 —
8.*—Agua de cal 275 gramos
Aceite de linaza 90 —
Sí /'—Agua de cal 30 gramos
Glicerina 30 —
Si la supuración es demasiado abundante ó
de mal carácter, se hallan indicadas el agua
de cal pura y la solución de nitrato de plata,
además de las substancias vegetales astringentes,
bajo forma de cocimientos ó de polvos
extendidos ó rociados sobre la parte. El
nitrato de plata, destinado á ungir las partes
enfermas con una pluma y en breves intervalos,
con arreglo á las prescripciones de ILsrtwig,
se puede preparar en linimento, como