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RAB — 551 — RAB<br />

pequeños rumiantes se caracteriza la rabia<br />

•desde su principio por gran agitación; de una<br />

manera semejante á la del ganado vacuno. Las<br />

reses marchan con la cabeza muy levantada;<br />

la expresión de la cara, tan dulce y tranquila<br />

en el estado normal, adquiere un carácter<br />

agreste y fiero á consecuencia del brillo y dilatación<br />

extraordinarias de los ojos y pupilas.<br />

Los carneros padecen perturbaciones en sus<br />

instintos, análogas á las que presentan otros<br />

animales dom<strong>é</strong>sticos; así es que se les ve tomar<br />

aptitudes ofensivas y defensivas, bajando<br />

la cabeza, escarbando el terreno, y precipitarse<br />

á la carrera como para acometer á un<br />

enemigo que no existe; á estas manifestaciones<br />

siguen momentos de calma, durante los<br />

que bajan la cabeza y permanecen eu una inmovilidad<br />

comatosa. Si las reses se ven acometidas<br />

por la rabia y reunidas con el rebaño<br />

, el estado de agitación es mucho mayor<br />

que cuando están aisladas. Eu la primera condición,<br />

lo mismo el carnero que la cabra corren<br />

y saltan, manifiestan ardores gen<strong>é</strong>sicos y<br />

montan á las demás reses, como lo hace el<br />

morueco con las ovejas. En otros casos, impulsados<br />

por otros instintos aparecen con los<br />

ojos encendidos, escarban el terreno, y acometen<br />

al ganado, que huye y se dispersa en todas<br />

direcciones. Cuando sobreviene este paroxismo,<br />

pierde el carnero su timidez natural,<br />

la presencia de un perro le excita, y en vez<br />

de temerle, le acomete y le hace retroceder.<br />

La cabra tiene más propensión á morder á los<br />

animales y al hombre que el carnero y que<br />

el buey. La rabia puede confundirse en los<br />

pequeños rumiantes con las anginas, pues la<br />

sensibilidad de las fauces, la dificultad de la<br />

deglución y la abundante saliva que afluye á<br />

la boca son síntomas comunes de ambas enfermedades;<br />

tampoco el carnero es hidrófobo,<br />

porque en lugar de huir del agua cuando está<br />

rabioso, procura beber cuando encuentra algún<br />

manantial ó se le presenta el agua. La<br />

p<strong>é</strong>rdida del apetito es tambi<strong>é</strong>n uno de los síntomas<br />

de la rabia en el carnero. El timbre de<br />

su balido ofrece algo extraño, que difiere del<br />

natural, y en cuanto á modificaciones en la<br />

sensibilidad en la región de la mordedura, están<br />

comprobadas por diferentes autores. La<br />

parálisis es al fin la que concluye con la vida<br />

del carnero rabioso, y que se anuncia por caídas,<br />

marcha vacilante y un decúbitoprolongado<br />

que le dificulta para poderse mover.<br />

Rabia en el cerdo.—En la especie porcina se<br />

manifiesta la rabia con síntomas de una agitación<br />

<strong>é</strong> inquietud impropia de estos animales.<br />

La dilatación de las pupilas dá al cerdo<br />

una expresión de ferocidad muy distinta de<br />

las otras especies, y el brillo de su mirada<br />

centelleante excede á la de todos los animales.<br />

La salivación abundante, la dificultad de<br />

la deglución y la falta de apetito es común al<br />

de las otras especies, pero se manifiestan deseos<br />

patentes de beber. Algunas veces comen<br />

materias extrañas, como paja, leña, piedras<br />

y hasta excrementos.<br />

Durante el curso de la enfermedad dejan<br />

oir gruñidos más ó menos modificados en su<br />

timbre, semejantes á los que dan cuando se<br />

les quiere coger, sin que ninguna causa los<br />

provoque.<br />

Bajo la influencia de la rabia, el cerdo usa<br />

de sus dientes contra los animales de su especie,<br />

y aun contra el hombre, aunque no es<br />

raro el que algunos permanezcan inofensivos<br />

cuando no se les excite ni amenace.<br />

La impresionabilidad nerviosa en algunos<br />

cerdos atacados de rabia llega hasta tal punto,<br />

que el menor roce ó contacto les hace<br />

prorrumpir en fuertes gruñidos y verdaderas<br />

convulsiones, golpeándose contra las paredes<br />

y contra el suelo. La parte ó región donde<br />

ha producido mordeduras es asiento de una<br />

sensibilidad extraña, que manifiestan los animales<br />

rascándose con frecuencia; síntoma<br />

que es constante en la especie porcina. Mientras<br />

que muchos observadores refieren como<br />

hecho extraordinario el que las cerdas rabiosas,<br />

cuando están criando á sus hijuelos, conserven<br />

á <strong>é</strong>stos el afecto natural, dejándolos<br />

mamar, otros autores, por el contrario, citan<br />

casos en que las cerdas han devorado á sus<br />

hijos.<br />

La rabia en el ganado de cerda termina<br />

casi siempre con parálisis, como sucede en<br />

casi todas las especies dom<strong>é</strong>sticas.<br />

Rabia en las aves de corral.—Rara vez<br />

ataca esta enfermedad á las aves, á causa de<br />

que en el mayor número de casos mueren á<br />

consecuencia de las heridas ocasionadas por<br />

animales de mayor tamaño, por lo cual no<br />

dan lugar para que pueda el virus hacer su<br />

evolución; además, los experimentos intentados<br />

por Renault en las gallinas para producir<br />

la rabia no dieron resultado alguno.<br />

Las aves atacadas de rabia se manifiestan<br />

tristes y sombrías, caminan sin rumbo fijo, y<br />

deponiendo su natural cobardía, se arrojan<br />

sobre los animales de su especie, sobre el perro<br />

y aun el hombre; buscan los sitios obscuros,<br />

pero pronto sustituye la parálisis á la<br />

excitación nerviosa, sus alas caen y se arrastran,<br />

y la muerte llega rápidamente.<br />

Rabia en el hombre En el hombre la rabia,<br />

siempre comunicada, no se desarrolla<br />

sino despu<strong>é</strong>s de una incubación, de ordinario<br />

muy larga, que data del momento en que el<br />

virus rábico se ha depositado en los tejidos<br />

por una ó muchas mordeduras, y que puede<br />

prolongarse de quince á cuarenta ó sesenta<br />

días, y en algunas ocasiones hasta un año,<br />

rara vez más. Es difícil admitir los casos en<br />

que se refiere haber visto exceder la incubación<br />

de este límite.<br />

La invasión de la enfermedad se nota por<br />

una sensación de laxitud general, cefalalgia,<br />

agitación, insomnio, exaltación insólita de<br />

las facultades intelectuales, ó por el contrario,<br />

una tristeza inusitada, una necesidad manifiesta<br />

de soledad, de presentimientos sombríos,<br />

algunas veces de movimientos espasmódicos,<br />

escalofríos, náuseas y vómitos. Al

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