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PAS — 225 — PAS<br />

materia á botánicos de gran fama. Con <strong>é</strong>l<br />

saben á ciencia cierta uno de los puntos principales<br />

que se refieren á la cría de ganados.<br />

En España no hay quien se ocupe en estas<br />

cuestiones, por lo cual nos ceñimos á indicarlas<br />

para que se tenga idea de lo mucho que<br />

nos falta para llegar al grado de progreso á<br />

que debemos aspirar, y es de importancia<br />

suma para el país que lleguemos.<br />

La calidad de los pastos varía notablemente,<br />

según la naturaleza del clima, del terreno<br />

y de las plantas que constituyen aqu<strong>é</strong>llos,<br />

<strong>é</strong> influye decisivamente en el desarrollo<br />

de los ganados, en la rapidez del engorde de<br />

<strong>é</strong>stos y en la bondad de las carnes, leches, lanas<br />

y demás productos que se obtienen de<br />

los animales dom<strong>é</strong>sticos. Los t<strong>é</strong>rminos pasto<br />

y pradera se emplean á veces como sinónimos,<br />

pero se usa el primero especialmente<br />

para calificar una superficie cubierta de vegetación<br />

herbácea y adecuada para servir de alimento<br />

á las reses, consumi<strong>é</strong>ndole <strong>é</strong>stas sobre<br />

el terreno; la misma superficie se denomina<br />

prado siempre que se siega la hierba para oblener<br />

heno. Asi, pues, los pastos no se distinguen<br />

de los prados, ni por la naturaleza del terreno,<br />

ni por las condiciones de la vegetación;<br />

lo que no obsta para que en lenguaje vulgar,<br />

y aun en el t<strong>é</strong>cnico, se aplique generalmente<br />

la denominación de pasto al espacio menos<br />

productivo de forrajes, inculto por lo común.<br />

Con el desarrollo de la agricultura se han<br />

cambiado no pocos terrenos de pasto en campos<br />

cultivados y aun en praderas, de modo<br />

que los pastos preceden en el orden cronológico<br />

á la agricultura propiamente dicha, como<br />

el pastor ha sido el precursor del labrador.<br />

Los pastos consisten sobre todo en vegetaciones<br />

espontáneas, y existen en todas las regiones<br />

y comarcas del globo, diferenciándose<br />

por las especies de plantas que los constituyen.<br />

Los grandes pastos de las planicies tropicales,<br />

de las pampas y llanos de Am<strong>é</strong>rica, presentan<br />

una vegetación constante y más vigorosa que<br />

la de las llanuras europeas y la de las eslepas<br />

de nuestro continente y del asiático, y la de<br />

<strong>é</strong>stas se diferencia esencialmente de la que<br />

crece en los polders de Holanda, y en las comarcas<br />

alemanas, dinamarquesas, escandinavas,<br />

británicas, francesas, españolas, italianas<br />

y suizas, y los pastos de los terrenos bajos<br />

se diferencian notablemente de los pastos de<br />

las serranías en una misma región. El desarrollo<br />

de los pastos es tan natural, que si queda<br />

un campo abandonado así mismo, muy luego<br />

se cubre de vegetación herbácea, casi siempre<br />

adecuada para alimento de los ganados. La<br />

importancia y valor de esas plantas, sus cualidades<br />

nutritivas y su duración varían sin<br />

embargo sensiblemente, según las condiciones<br />

<strong>é</strong> influencias antes enumeradas. El clima más<br />

adecuado para la producción de pastos es aquel<br />

en que se combinan una temperatura moderada<br />

y constante, cual la necesaria para la vegetación<br />

pratense; la humedad perenne de la atmósfera,<br />

y las lluvias frecuentes, mas no to­<br />

rrenciales. Requi<strong>é</strong>rese además, y es casi ocioso<br />

advertirlo, que el terreno llene ciertos requisitos.<br />

En nuestras provincias septentrionales, y<br />

sobre todo en las de la vertiente cantábrica y<br />

en las playas del Centro y Norte de Europa,<br />

se cumplen generalmente esos requisitos.<br />

La duración anual de los pastos varía tambi<strong>é</strong>n<br />

según las diferentes latitudes y la elevación<br />

sobre el nivel del mar. A medida que<br />

se avanza hacia el Norte de Europa, los rigores<br />

invernales son más intensos, y la vegetación<br />

se paraliza durante un período más largo;<br />

de manera que la abundante y nutritiva<br />

hierba de los pastos sólo es utilizarle durante<br />

un período reducido. Por el contrario, cuanto<br />

más meridionales son las comarcas, mayor es<br />

la intensidad de los calores estivales, y como<br />

la sequedad es un obstáculo para el desarrollo<br />

d<strong>é</strong>las plantas herbáceas, <strong>é</strong>stas se agostan pronto<br />

y los pastos sólo duran una breve temporada,<br />

y se utilizan durante el último período del<br />

otoño, el invierno y parte de la primavera; es<br />

decir, que tanto el calor como el frío excesivos<br />

son obstáculo para el desarrollo y duración<br />

de los pastos. De ahí que, atendiendo á<br />

las condiciones de los diversos climas, y haciendo<br />

caso omiso de la naturaleza de los terrenos,<br />

se hayan dividido los pastos en temporales<br />

ó intermitentes y en perennes, y los primeros<br />

en invernales y estivales. Nuestros ganaderos<br />

se dieron cuenta de esas diferencias desde<br />

tiempo inmemorial, y de ahí que organizaran<br />

los rebaños trashumantes, y aun en ciertas localidades<br />

existen pastos de invierno en las<br />

llanuras y valles, y pastos de estío en las laderas<br />

y serranías. Ejemplos de pastos perennes<br />

ó permanentes nos ofrecen las antes citadas<br />

provincias del litoral cantábrico, es decir, que<br />

por las condiciones especiales de nuestra Península<br />

se encuentran en ella pastos d<strong>é</strong> las tres<br />

mencionadas clases. Desgraciadamente, el afán<br />

de descuajar montes, y el de roturar toda clase<br />

de terrenos, inclusas las pendientes de las<br />

laderas, denudadas en breve por las aguas y<br />

convertidas en peñascales ó en eriales improductivos,<br />

si en algunas comarcas ha contribuido<br />

á aumentar la producción cereal, en<br />

otras ha reducido notablemente los pastos, y<br />

ha limitado el desarrollo de la ganadería, hallándose<br />

hoy aqu<strong>é</strong>llos casi únicamente en las<br />

cimas y mesetas de las montañas y en laderas<br />

casi inaccesibles, y <strong>é</strong>so en condiciones<br />

poco satisfactorias por las malas condiciones<br />

de tales terrenos para la vegetación herbácea.<br />

Tambi<strong>é</strong>n han quedado no pocos arenales, antes<br />

cubiertos de arbolado, convertidos en pastos;<br />

mas las malas cualidades de las escasas<br />

hierbas que en aqu<strong>é</strong>llos vegetan, si para algo<br />

sirven es para revelarla imprevisión y la desapoderada<br />

codicia de los que se entregaron á<br />

la devastación, que las leyes desamortizadoras<br />

favorecieron.<br />

IV. INFLUENCIA, DE LA ALTITUD EN LOS<br />

PASTOS.—Entre las condiciones que influyen<br />

en la naturaleza y calidad de los pastos, hemos<br />

enumerado anteriormente la elevación de los

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