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RES — .611 — RES<br />

permanente, adoptado en la capital y en las<br />

ciudades más populosas, para que no resulte<br />

en p<strong>é</strong>rdida para el ganadero.<br />

Las reses lanares dan lugar á tres especulaciones<br />

distintas: la carne, la leche y la lana.<br />

Tanto por esto, como por la facilidad de mantenerlas<br />

en todos los climas y en terrenos pobres<br />

de pasto, son en España las de cría más<br />

útil para el ganadero y más ventajosa para la<br />

sociedad.<br />

Lástima es que no se sostengan de modo<br />

conveniente para que su producto en carne<br />

no sea lo abundante y barato que es posible.<br />

Ciertamente que si se combinase con el pastoreo<br />

al aire libre el sistema de estabulación,<br />

de suerte que jamás tuviesen hambre, su<br />

desarrollo sería más rápido, y mayor su corpulencia,<br />

con el mismo gasto en la alimentación.<br />

La mayoría de los ganaderos cree que<br />

sosteniendo á pesebre, durante algún tiempo,<br />

las reses lanares, sería excesivo el coste de<br />

manutención, y juzgan preferible adquirir<br />

dehesa de sobra. Es un error. Cuando por lo<br />

riguroso de una estación escasea el pasto, sirve<br />

de poco la extensión del terreno, y en tal<br />

caso, si lo que cuesta la dehesa sobrante se<br />

invirtiese en pienso, el resultado sería de<br />

ventaja positiva y segura; pero el sistema de<br />

estabulación exige mayor esmero y más minuciosos<br />

cuidados, y á tenerlos se resisten<br />

nuestros indolentes pastores y ganaderos. En<br />

prueba de imparcialidad debemos decir que<br />

el sistema que aconsejamos es sumamente fácil<br />

con reses estautes, mas casi imposible con<br />

trasterminantes y trashumantes, es decir, con<br />

las que pastan en terrenos arrendados y en<br />

t<strong>é</strong>rminos distintos del de la residencia del<br />

ganadero.<br />

V. En la actualidad, la producción de la<br />

lana no puede ser objeto, como lo fu<strong>é</strong> en otros<br />

tiempos, de especulación principal con la<br />

cría de ovejas. Todavía, sin embargo, podría<br />

dar una utilidad al ganadero muy superior á<br />

la que obtiene, modificando las cualidades del<br />

vellón, dándole las que exige la industria<br />

fabril, y preparando el artículo para la exportación<br />

en los t<strong>é</strong>rminos que requiere el<br />

mercado. Sobre este particular nos parece<br />

conveniente dar á conocer las observaciones<br />

que hemos hecho en los principales mercados<br />

de Francia <strong>é</strong> Inglaterra en un reciente viaje<br />

á esas naciones.<br />

La lana merina española tiene dos defectos<br />

capitales: carece de suavidad y elasticidad, y<br />

su hebra tiene poca longitud. Es dura y corta.<br />

Si estos defectos no desaparecen, cesará la<br />

exportación totalmente, y además los fabricantes<br />

españoles preferirán á las indígenas las<br />

procedentes de Ultramar, dotadas de las cualidades<br />

requeridas por la industria.<br />

No se atribuya á poco patriotismo la predilección<br />

por las lanas extranjeras, cuando, además<br />

de su precio más bajo, tienen las cualidades<br />

de bondad que hemos señalado; porque<br />

los fabricantes, á su vez, tienen que someterse<br />

al gusto del público, y <strong>é</strong>ste exige suavi­<br />

dad, que es el carácter de la finura que causa<br />

impresión más grata al tacto. La aspereza de<br />

los tejidos para prendas de uso interior es<br />

inaguantable, de tal suerte que sólo pueden<br />

usarse por los que tienen piel poco sensible ó<br />

sobre otras prendas de lino.<br />

El público exige tambi<strong>é</strong>n la elasticidad,<br />

porque, gracias á ella, las telas se adaptan<br />

perfectamente al cuerpo, haciendo que resalte<br />

la elegancia de las formas. Ceden con facilidad<br />

á las flexiones de los miembros, volviendo,<br />

cuando cesa la tensión, á su estado primitivo.<br />

Los defectos de las lanas españolas ahora<br />

indicados, fueron ya advertidos en 1827 por<br />

D. Benito Felipe Gaminde, del comercio de<br />

lanas y ganadero trashumante. V<strong>é</strong>ase cómo<br />

se expresaba:<br />

«Cuando los españoles poseíamos la exclusión<br />

de este ramo, era forzoso se lo llevasen<br />

tal como lo producía este país; pero desde<br />

que los extranjeros, y especialmente los alemanes,<br />

han aclimatado este ganado, y por<br />

causas que nos fueron desconocidas, han formado<br />

una laua más delgada, más sedosa, más<br />

corta, más poblada y de mucho' menos nervio<br />

que la nuestra, y en cantidad suficiente para<br />

el surtido de Europa, puede decirse, sin aventurar<br />

mucho, haberse descubierto una primera<br />

materia cuyas diversas propiedades han<br />

destruido el consumo de las nuestras, sin más<br />

arbitrio que el dar á <strong>é</strong>stas la perfección de<br />

que son susceptibles, ó de abandonar las merinas,<br />

causando con este abandono la ruina de<br />

tantas familias, la población de la sierra y la<br />

p<strong>é</strong>rdida de sus pastos, impropios para la agricultura<br />

y del todo á propósito para la cría de<br />

merinas.<br />

»Las lanas españolas sacan paños gruesos,<br />

menos suaves, menos unidos y de más levante<br />

de pelo que los que se trabajan con lanas alemanas.<br />

Estas dan un paño de suavidad encantadora,<br />

de grande unión, de ningún levante<br />

de pelo, y de casi perfecta igualdad por la<br />

cara y por el reverso del paño; y aunque con<br />

los hechos con lana española se emplean los<br />

recursos de la prensa y todas las demás elaboraciones<br />

que se hacen con los de lana alemana,<br />

nunca igualan los paños hechos con las<br />

nuestras á los trabajados con las alemanas, y<br />

jamás se logrará la uniformidad del reverso y<br />

cara del paño que se saca con las otras, ni en<br />

tacto, ni en la unión del pelo, ni en delgadez<br />

y delicado hilado, ni en las demás circunstancias<br />

que hacen apreciable este g<strong>é</strong>nero.<br />

sResulta de lo expuesto que muy poco ó<br />

nada de las lanas españolas puede emplearse<br />

en el día para paños de la primera y segunda<br />

calidad, y que los que se trabajan hoy con<br />

lana española son de la calidad ó clase de las<br />

más comunes, cuyo precio en venta no da<br />

margen para que el fabricante pueda pagar<br />

mayores precios que los bajísimos á que se<br />

venden en el día las lanas españolas. Por lo<br />

mismo, y porque hay lanas extranjeras suficientes<br />

y preferidas á las nuestras, no debe-

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