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dio día, para disponerle por la tarde en montoncitos.
Al siguiente día se le extiende nuevamente
sobre el campo, y se le da una vuelta
á las diez déla mañana, para no volver á tocarle
durante las horas de calor. Hacia las cuatro
se le da una nueva vuelta, y por la tarde
se le amontona de nuevo. Durante todas esas
operaciones es preciso cuidar de no agitarle ó
sacudirle. El trébol se puede considerar convertido
en heno cuando ha adquirido un color
obscuro.
En las comarcas meridionales especialmente,
el heno se amontona en cuanto se seca,
bien en los heniles, bien en los pajares. Esa
manera de proceder no ofrece bastantes garantías
en las comarcas septentrionales y húmedas,
para que sea prudente seguirla. De
ahí que se haya adoptado la práctica de formar
con el heno pilas ó almiares temporales,
que se forman en los mismos prados, y que no
se almacenen los henos formalmente hasta
que no se enjugan bien ó pierden el fuego.
Gracias á esa precaución, se puede abrigar la
confianza de que posteriormente no se desarrollará
ninguna fermentación en los heniles
ó en los almiares definitivos.
Las indicaciones expuestas se refieren á los
procedimientos generalmente seguidos para
la preparación de los henos. En Inglaterra,
donde el ambiente es muy brumoso y el sol
aparece rara vez ó calienta con poca fuerza,
se ha adoptado para la preparación del heno
un método especial, el del heno obscuro ó de
Kleppmeyer. Se siega la hierba en el momento
en que es mayor su riqueza en jugos alimenticios,
es decir, cuando comienzan á formarse
las flores precisamente. Si se aguardase
á segar más tarde las plantas, cuando contuviesen
ya semillas, las hierbas contendrían
menor cantidad de jugos y serían menos nutritivas,
porque, á partir del momento en
que comienzan á formarse y á madurar los
granos, la planta se empobrece en beneficio
de éstos, perdiendo cada vez mayor cantidad
de materias azoadas, aumentando la celulosa,
que se convierte en tejido leñoso además, y
perdiendo, por consiguiente, la planta en
substancias nutritivas y asimilables. Ciertamente,
si los labradores tuvieran eso en cuenta,
renunciarían á la práctica generalmente
seguida de aguardar á que aparezcan las espigas
de la hierba para segarla, y adoptarían
el sistema del heno obscuro, ó sea la preparación
del heno por medio de la fermentación,
que ofrece las ventajas que vamos á exponer.
Segada la hierba, se deja reposar hasta que
haya perdido por desecación las tres cuartas
partes de la humedad, y luego se coloca en
montones de forma cónica regular, cuya altura
suele variar entre Зуб metros, siendo la
base de 1,5 á 2 de diámetro. La parte superior
sobre todo deberá tener una forma completamente
regular, á fin de que, en caso de
que caiga lluvia, el agua escurra con facilidad,
siendo lo más prudente cubrir el cono
con una capa de paja, cuyo espesor sea de 1­5
centímetros. Al ir amontonando la hierba, se
apretará cuanto sea posible. A las pocas horas
de haberla comprimido, comienza á calentarse,
iniciándose la fermentación, la cual se
manifiesta por algunas salidas de humo, ó más
bien de vapor acuoso, por diferentes puntos
de la superficie del montón. No es necesario>
dar tiempo á que esa fermentación avance
mucho; cuaudo haya llegado á su mayor grado
de actividad, lo que se conoce por la mayor
frecuencia y abundancia de las indicadas
columnas de vapor acuoso, se deshace el montón
y se extiende la hierba para que se seque.
Más que por la cantidad de vaho que SE
desprende de la hierba amontonada, convendrá
guiarse por la elevación de la temperatura
para apreciar si la fermentación ha llegadoai
conveniente desarrollo. Generalmente tarda
de dos á tres días, según la naturaleza de
la hierba y su grado de humedad. La fermentación
llega á su máximo de desarrollo útil,
cuando en el interior del montón se eleva la
temperatura á 70 ú 80° centígrados; esto se
reconoce empleando el termómetro, ó por la
sensación que se experimenta en la mano»
cuando se introduce en la masa á la profundidad
de 20 centímetros. Si la fermentación
se halla bastante avanzada, el calor es tal que
casi es imposible que la mano resista su impresión
durante breves momentos, y además
queda completamente humedecida y ensuciada
por un líquido obscuro. Entonces es cuando
debe procederse á extender el montón,
volviendo á esparcir la hierba sobre el prado,
cou objeto de que se seque por completo. ESAI
desecación se realiza en breve tiempo, porque
la hierba pierde rápidamente el calor que se
desarrolla en ella al fermentar, y al mismo
tiempo se evapora la humedad que se haya
ido desprendiendo. Removiéndola dos ó tres
veces, en pocas horas se deseca, adquiriendo
un color obscuro y un aroma particular, muy
grato para los ganados.
También se puede adoptar otro procedimiento
para preparar el heno obscuro. Cortada
la hierba, ó bien se dispone en montones
de 50 á 100 quintales cada uno, ó como en el
procedimiento anterior. La masa no tarda en
calentarse y fermentar. Cuando explorando el
montóu con la mano del mismo modo que en
el primer sistema, soporta con dificultad la
elevación de la temperatura, se abrirá también
el montón, mas no se extenderá la hierba
sobre el prado. Esta, bajo la acción del calor
y de las corrientes de aire, se seca y pierde
rápidamente la humedad, y una vez enfriada,
se rehará el montón, comprimiendo
con fuerza el heno, pero cuidando de sacar á
la superficie del montón la hierba que se hallaba
en el interior precedentemente. Cuando
la hierba no está completamente seca, se inicia
de nuevo la fermentación, y de ahí la necesidad
de abrir el montón segunda y aun
tercera vez en algunos casos. En ambos sistemas,
después de convertida la hierba EN
heno, se transporta al henil y se estratifica EN