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las del sistema Leplay; luego las de Dubrunfaut,
y por último, las de las prensas. Tomando
como base de comparación la pulpa
de la? prensas, y fijando en 15 pesetas el
precio de los 1.000 kilogramos, resultará que
el kilogramo de ázoe valdrá 3,75 pesetas, de
manera que la pulpa de prensa se puede pagar
á 17,47 pesetas los 1.000 kilogramos; la de
Champonnois, á 10,87; la de Leplay, á 7,87,
y la de Dubrunfaut, á 4,53. Según M. Payen,
la substancia alimenticia de la remolacha que
contiene 100 partes de la pulpa Champonnois
es de 8, y la de Leplay, de 4,8 solamente.
Se ha discutido mucho sobre si los agricultores
deben preferir la pulpa de las fábricas
de azúcar ó la de las destilerías, y lo único
puesto en claro se reduce á que han de tenerse
eu cuenta las circunstancias de cada
país; las de prensa, ó sea las de fábricas de
azúcar, son indudablemente preferibles á las
otras en la generalidad de los casos. Esas contienen
6,3 partes de materias grasas por kilogramo,
de modo que, según M. Píerre, son
necesarios 556 para obtener tanto alimento
como se obtiene de 100 kilogramos de heno.
Las pulpas de prensa se conservan perfectamente
en silos, que eubre una buena capa de
tierra, y están de consiguiente al abrigo de
la acción del aire. Por lo comúu, se obtienen
280 kilogramos de pulpa de cada 1.000 kilogramos
de remolacha. En ese estado contienen
todavía un 50 por 100 de agua, y su valor
comercial, teniendo en cuenta la proporción
de ázoe, es de 14 á 16 pesetas por cada 4.000
kilogramos. La adición de una pequeña cantidad
de sal mejora el producto; esa cantidad
ha de variar según la especie de ganado que
haya de consumirle. Para las reses de cebo
han adoptado algunos la ración de 18 kilogramos
de pulpa de remolacha con 0,06 kilogramos
de sal para cada animal.
Después de las anteriores figuran las pulpas
de patata, que contienen generalmente 0,53
por 100 de ázoe y 0,44 de ácido fosfórico, de
manera que son necesarios 217 kilogramos
para sustituir 100 de heno con relación al
ázoe, y solamente 90 kilogramos con relación
al ácido fosfórico. Cuando esas pulpas están
frescas, constituyen un buen pienso para el
ganado, y contienen celulosa, leñoso, sales
insolubles y un poco de fécula; con el tiempo
dan origen á ácido acético y alcohol. Para
conservarlas conviene agregar 14 por 100 de
sal; se mantienen bien en silos ó en panes secos
y prensados. Algún empresario de coches la
ha empleado para alimento de los caballos en
la proporción de una tercera parte por cada
dos de harina de cuarta clase y algunas cascarillas
para elaborar panes, de que consumían
los animales una cantidad correspondiente á
la cuarta parte de la ración, y obtuvo de esa
manera una economía del 30 por 100.
Todos los animales, y especialmente las
vacas lecheras, pueden consumir la pulpa de
fécula fresca ó desecada, perdiendo en este
caso el 91 por 100 de su peso, mas ocasiona á
veces diarreas y debilita las fuerzas musculares.
Se recomienda su empleo en mezclas, con
forrajes secos especialmente; si se cuece es
excelente. Eu ambos casos presenta ventajas
é inconvenientes análogos á los de la pulpa
de patata; se admite que su valor nutritivo
es seis veces menor que el del heno, de manera
que 15 kilogramos de éste equivalen á 100
de aquélla. Con los alimentos fermentados
forma una mezcla que algunos equiparan por
su valor nutritivo á la pulpa del sistema
Champonnois. Las pulpas de pataca se utilizan
en igual forma que las de remolacha y de
patata.
Las de granos destilados se pueden administrar
en la cantidad de "70 á 100 litros por
día á las vacas lecheras, mas después de salar
aquéllas y en mezcla con otros alimentos.
M. Wulfren cree que los residuos de centeno
tienen la mitad del valor nutritivo que los
granos enteros, y tanto éstos como los de
cebada y arroz son excelentes para todos los
rumiantes, calculándose que 100 kilogramos
de ellos equivalen á 100 de heno. El orujo de
las cervecerías, por el contrario, sólo contiene
la décima ó duodécima parte de materia seca
con relación al grano empleado, de modo que
150 kilogramos de ese residuo húmedo equivalen
á 100 de heno. Es excelente para las
vacas lecheras, y se compone de fécula, hordeíua,
albúmina, azúcar, alcohol y substancias
amargas mezcladas con el salvado. Las
materias sólidas forman el 26,5 por 100, y el
agua el 73,5. Se conserva ese residuo en fosos
de ladrillo revestidos de madera, y se administra
á los animales en raciones diarias de 20
á 40 kilogramos.
Las fábricas de almidón suministran excelentes
pulpas. Cien kilogramos de trigo dan
de 32 á 35 de salvado grueso seco, equivalente
á 100 litros de salvado húmedo, que pesan
70 kilogramos, y equivalen á 30 de heno. El
gluten, que generalmente se deja perder, si
se mezcla con el salvado húmedo y con otros
alimentos, constituye un alimento de primera
calidad, sobre todo para las reses de cebo.
También del maíz se obtiene un pienso excelente
tratándole en la misma forma que al
trigo, á condición de emplearle en estado
fresco y en mezclas. Su utilidad, como la de
todas las pulpas que se empleen para alimento
de las reses, depende de la oportunidad en
la distribución, del estado y circunstancias
de los animales y de los resultados que se desee
obtener.
Las pulpas prensadas, ó sean los orujos de
la manzana y de la uva, no constituyen alimentos
tan apetitosos. Las de manzana son
rechazadas, aun espolvoreándolas con salvado.
Los orujos de uva, después de sometidos á la
destilación, se mezclan en algunos puntos
con heno para alimentar reses lanares. Se pueden
administrar 15 kilogramos diarios á las
reses vacunas cuando aquéllos contienen de
60 á 75 por 100 de agua, y se conservan también
en fosos, al abrigo de la acción del aire.