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dos con un coraje mezclado de voluptuosidad;
después se acomodau por parejas, y se juntan
durante más tiempo, pero repitiendo menos
la monta que el gallo. Las hembras de más
de dos años se ofrecen á los machos con las
alas abiertas, y las jóvenes tienen necesidad
de ser solicitadas y de que el macho las acaricie
largo tiempo antes de fecundarlas. Un
mismo macho cubre ocho ó diez hembras, y
puede fecundar 500 huevos; pero las hembras
se apasionan de un macho favorito, le siguen
siempre y duermen en el mismo sitio hasta el
momento en que empieza la postura.
En esta época comienza la división, porque
los machos arriban á un estado de completa
extenuación, y se retiran á la espesura lánguidos,
flacos y comidos por los insectos, no
volviendo á emprender nuevos viajes hasta
que recobran su vigor por medio de un prolongado
reposo.
VARIEDADES.—Las razas de pavos domésticos
están repartidas por todas partes. Sólo
difieren en la plumazón, porque son sensiblemente
iguales su rusticidad, en la delicadeza
de su carne y la facilidad para adquirir grasa.
No obstante, la raza negra parece alcanzar
algunas ventajas sobre las otras, notablemente
sobre la raza blanca.
Las principales razas domésticas se concretan
á los tipos siguientes:
Pavo negro, de plumazón del mismo color,
con reflejos de brillo metálico, imitando la
fractura que ofrecen algunos carbones.
El pavo jaspeado presenta plumazón negra,
con tintas blancas.
Figura 110.—Pavo común
El pavo gris, que eu estado silvestre es el
más fuerte y el mejor de todos, ha cedido su
puesto en la domesticidad al negro, que es
casi el único que se emplea en Tolosa (Francia)
para el engorde. Entre los grises se encuentran
de todas tintas: gris ceniza, rojos,
cobreados, ojos de perdiz y empenachados ó
con colores variantes.
T&lpavo blanco, aunque generalmente más
pequeño, es muy solicitado por los plumeristas,
que visitan dos veces al año las casas de
campo, para arrancar las plumas á las aves
de esta clase. Estas sufren muy poco de la
operación, que paga con exceso su entretenimiento
durante todo el año.
POSTURA.—Las pavas están al año, y aun á
los diez meses, en disposición de recibir el
macho, y no necesitan de estimular la postura
con avena ú otros granos, aunque es cierto
que ejercen marcado influjo para acelerar la
postura y aumentarla, la abundancia de buena
alimentación, la adecuada situación de los
corrales y otras circunstancias.
Las pavas, cuidadas con atención y bien
alimentadas, ponen en dos estaciones del año,
eu las que aman la soledad. Por esta razón
deben hallarse ocultos los nidales y separados
unos de otros, para lo cual es conveniente
que las pavas ocupen un corral distinto del
de las gallinas, sin dejarlas salir antes del medio
día, á fin de que se vean obligadas á poner
los huevos en los nidos que se les destinan.
También han de separarse durante estas
épocas las hembras de los machos, al menos