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si se emplea cal en pasta espesa como la usada
por los albañiles, ha de disolverse en cantidad
igual á la del sulfato. Eu resumen, usar líquidos
de concentración superior al 2 por 100
es inútil y dispendioso, y los que contienen
menos del 1 por 100 son ineficaces, como demostró
la práctica en 1888 en algunas comarcas
vitícolas de nuestra Península, y sobre
todo en el Valles. M. Millardet ha indicado
que la fórmula del 1,5 por 100 es, á su entender,
la más recomendable.
Aparatos y épocas del tratamiento.—El caldo
bórdeles y las demás preparaciones cúpricas
se aplican á las vides por medio de unos
aparatos llamados pulverizadores, que dividen
perfectamente los líquidos, convirtiéndolos
en menuda lluvia. Los pulverizadores conocidos
son ya muchos, y de año en año ha ido
aumentando su número. Como su descripción
exigiría mucho espacio, nos limitaremos á recomendar
á los viticultores la elección de
aquellos que fatiguen menos al obrero y funcionen
mejor, proyectando la mezcla con fuerza
de arriba abajo sobre las hojas en forma
de gotitas numerosas y pequeñas. Las escobillas
sólo han de utilizarse cuando sea imposible
adquirir tales aparatos, porque con ellas
se desperdicia mucho líquido, el rociado es
más lento y la mano de obra supone un considerable
desembolso.
Cuanto á las épocas en que se ha de aplicar
el remedio, no hay discusión posible. El momento
más adecuado para el primer tratamiento
varía, según los climas, desde primeros
de Mayo á primeros de Junio. Ese tratamiento
ha de practicarse pocos días antes de
la floración, y el segundo un mes después.
Ambos se han de practicar en días secos y
serenos, y cuando el tiempo esté sentado, á
ser posible, porque si cayeran lluvias poco
después de rociar las vides, el agua arrastraría
la disolución y sería casi inútil el tratamiento;
de manera que habría de repetirse
en cuanto cesasen las lluvias. En España, dada
la sequedad del clima, bastará probablemente
tratar una vez las viñas con la disolución, exceptuando
muy contadas localidades.
La cantidad de caldo bórdeles necesaria
para cada tratamiento varía notablemente según
el mayor ó menor desarrollo de la vegetación.
Sólo aproximadamente se puede señalar
2 hectolitros por cada hectárea de viñedo
para el primer tratamiento, y 3 ó 4 para los
restantes.
Pureza del sulfato de cobre.—Siendo ese
cuerpo la base del caldo bórdeles, dicho se
está que es preciso cuidar de que sea todo lo
más eficaz posible, y por consiguiente de que
sea pura la cantidad que se emplee, porque la
energía de su acción disminuye notablemente
cuando se halla mezclada esa sal con sulfatos
de hierro y de cinc, como acontece con frecuencia.
Para comprobar si contiene materias
extrañas se vierte en una disolución de sulfato
de cobre una pequeña cantidad de lechada
de cal. Cuando el sulfato sea puro, la disolu­
ción tomará una hermosa' coloración azul, y
si contiene sulfatos de hierro y de cinc, la
coloración será verdosa obscura ó blanco
sucia.
Polvos Shawinshi.—Gomo no siempre es
fácil obtener á poca costa la cantidad de agua
necesaria para la preparación del caldo bórdeles,
ya por escasear el líquido en la comarca,
ya por hallarse los viñedos á gran distancia
de fuentes, arroyos y ríos, ó por estar
plantados en laderas y cerros de acceso difícil,
ha sido necesario en muchos casos recurrir al
empleo de materias pulverulentas que contengan
sulfato de cobre, para combatir la
acción de la peronóspora. Generalmente se
ha adoptado la proporción de 10 partes de
sulfato de cobre por cada 100 de materia inerte.
Los resultados obtenidos hasta ahora no
permiten precisar la eficacia de tales mezclas,
mas se ha patentizado en muchas circunstancias
que es ventajoso su empleo. De ahí la
conveniencia de consignar aquí las fórmulas
más recomendadas, ya que no siempre es
dable aplicar el caldo bordóles. Los polvos
Skawinski, preparados con el doble objeto de
combatir el mildiíi y el oidium, se componen
de las materias que enumeramos á continuación,
y que no se mezclan sino después de
convertidas en fino polvo:
Azufre , 50 kilogramos.
Sulfato de cobre 10 —
Cal en polvo 3 —
Polvo de bulla 37 —
100. kilogramos.
Esos polvos se aplicarán por vez primera
todos los años en los pagos donde sea de temer
el desarrollo de la peronóspora, cuando
los brotes de las vides midan unos 20 centímetros
de longitud, y se repetirá la operación
cada cuatro ó cinco semanas. Si la vegetación
ha avanzado ya mucho y no es probable que
el oidium se desarrolle, podrán suprimirse los
polvos de azufre, reduciendo la mezcla á los
elementos siguientes:
Sulfato de cobre 10 kilogramos.
Cal en polvo 3 —
Polvo de hulla 87 —
100 kilogramos.
Para distribuir los polvos se preferirán
aquellos instrumentos que se usan para el
azufrado de las vides, es decir, los que mejor
dividan la mezcla, proyectándola sobre todas
las partes del vegetal. Ño deben adoptarse las
borlas y salvaderas, pues por las diversas
sacudidas á que han de ser sometidas al operar,
el sulfato de cobre cae antes, por ser más
pesado, separándose de los demás ingredientes.
La cantidad de mezcla que en cada tratamiento
ha de emplearse Se calcula en 30 kilogramos
por hectárea.