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«En la primera edad necesitan los animales
substancias tiernas y de alimentación concentrada,
es decir, muy nutritivos y de escaso
volumen.
»La tonicidad de los alimentos debe aumentar
á medida que avanzan en edad los animales.
»151 daño causado á los animales jóvenes con
la falta de alimentación y cuidado, no tiene
reparación completa en los años sucesivos.
»Lo peor que puede hacer un ganadero es
variar sin regularidad la alimentación de los
animales, y sobre todo de los de corta edad,
según sus medios y circunstancias, de tai
suerte que alternen la abundancia excesiva y
la extrema parbidad.
»Para que los animales se conserven en buen
estado importa casi tanto como la abundancia,
la buena distribución del alimento.»
M. López Martínez.
POUPARTTA.-Gréuero de plautas de la
familia de las Anacardiáceas. Se cría en los
montes de las Islas Filipinas el árbol de primer
orden Pouparlia pinnata, P. Blanco, que
tiene las hojas semi opuestas, de 5 centímetros
de largo, aladas con impar, y las hojuelas
en número de siete ó más pares, oblicuamente
aovadas, alargadas, enterísimas y lampiñas.
Las flores forman panojas, y el fruto
es una drupa oval, del tamaño de una acerola,
que afecta tener tres ángulos redondeados,
con la nuez no muy dura, de tres ángulos,
tres ó cuatro aposentos y semillas solitarias.
Florece este árbol en Marzo y Agosto. La
madera es blanda y de poca duración. Los
indios hacen de ella canoas ó barquillas.
POZO.—El pozo ordinario es un agujero
excavado verticalmente en el terreno y revestido
en la mayoría de los casos con obra
de albañilería; el fondo de este pozo atraviesa
ó entra en alguna de las capas subterráneas
de agua de que nos hemos ocupado al
hablar de los manantiales, y su objeto es poder
usar este agua al exterior para los usos de
la vida.
El establecimiento de un pozo exige dos
operaciones: primero la excavación y después
el revestimiento. Siempre que una vez reconocido
un manantial ó corriente subterránea,
sea necesario obtener el agua en la superficie
del terreno, se procede á la apertura de un
pozo, es necesario que el centro de la excavación
esté sobre la línea que indica la dirección
de la corriente; se empieza la excavación con
el diámetro que se haya calculado necesario,
y cuando se llega á 2 metros de profundidad,
se establece sobre la boca del pozo un tablero,
sobre el que se arma un torno de pocero, con
su maroma y ganchos, bien sólidos, con el
•cual se van elevando las espuertas que contienen
los productos de la excavación que
practican los poeeros en el fondo, y que sirve
también, para subir y bajar los operarios y
los materiales que hayan de emplearse.
Cuando la excavación ha llegado á la capa
de roca, es necesario examinarla con cuidado
y si es de malas condiciones sin indicios de
agua, sin estratificaciones y sin nada que haga
comprender la proximidad de una corriente,
debe desde luego abandonarse el trabajo. Si
por la naturaleza y disposicióu de las vetas
hace esperar el agua, es preciso examinar en
qué forma se presenta, y comprobar la inclinación
de las capas del terreno; si la línea de
intersección de estas capas pasa por la excavación,
debe continuarse profundizando el pozo
hasta encontrar la corriente; si la línea de intersección
no se encuentra en el centro del
pozo, debe ensancharse éste hasta que esto
suceda, porque dicha intersección es el verdadero
thahveg del valle, y por ella va la corriente
de agua.
Cuando al bajar con la excavación del pozo,
se ve al llegar á las capas de roca que se
ha dado sobre uno de los planos inclinados
que forman la ladera de uno de los cuchillos,
se debe practicar una pequeña galería, marchando
por el plano descendente, hasta llegar
al encuentro del plano inclinado opuesto; si
este encuentro ó línea de intersección de los
dos planos que forman la cuenca está cerca,
no hay más que ensanchar el pozo lo suficiente
y continuar la excavación sobre ella; si se
encuentra lejos, es preciso romper un nuevo
pozo que venga á dar verticalmente sobre dicha
línea del thahveg, fijando su posición con
los datos que se hayan adquirido en la galería
de exploración; así, pues, sólo cuando se
ha llegado á la roca puede formarse idea cabal
de la marcha del agua subterránea, rectificando
entonces los errores cometidos al juzgar
por la capa superior del terreno.
Cuando la excavación que se practica cae
sobre una capa de roca de lechos horizontales,
puede continuarse la excavación; si se encontrase
una grieta vertical, cuya dirección
sea la misma que la del valle, debe continuarse
la perforación, corrigiéndola de modo que
la grieta quede en el centro del pozo; en cualquier
excavación, cuando las piedras no pueden
sacarse con las herramientas, se las quebranta
con pólvora y barrenos, sin temor de
que pueda perjudicarse la corriente.
Una vez llegada la perforación á la corriente
subterránea, es necesario continuarla 2 metros
de profundidad por lo menos, sobre todo
si el caudal es pequeño, cou objeto de que el
agua llene esta excavación y forme un depósito
permanente; además las corrientes subterráneas
suelen presentarse en varios hilos de
agua superpuestos, y siempre los superiores
son los menos caudalosos.
En el caso de que el terreno en que se practica
la excavación esté descompuesto y amenace
desprendimientos, hay que entibarla ó
tornapuntarla; esta entibación consiste entablas
colocadas verticalmente contra las paredes
del pozo y sostenidas por tornapuntas
horizontales, apretadas con cuñas entre dos
tablas opuestas; otro sistema de entibación,
que da excelentes resultados, consiste en colocar
unos maderos largos y de 12 centíme-