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•de Francia, pero vegetan con cierta languidez;
las demás exigen invernáculo y aun estufa
caliente, según los casos. Todas requieren
tierra de brezo cuando son jóvenes; más
adelante se puede mezclar un poco de tierra
suelta y ligera, esto es, más arenisca que
arcillosa. La multiplicación se obtiene muy
fácilmente por estaca, único medio casi de
reproducir estos vegetales, por la dificultad
que hay en procurarse semillas. Uno solo, el
P. chinensis, es el que en los climas templa-,
dos de Europa produce semillas fértiles, las
cuales maduran al año de aparecer las flores.
Sembradas en seguida al abrigo de un invernáculo
ó de un cobertizo, germinan á la primavera
siguiente. Algunas especies de las
secciones Slachycarpus y Dacrycarpus se multiplican
mejor por medio de injerto sobre
patrón de las que les son más afines por el
vigor y por el porte.
POINCIANA—(V. Brasil.)
POLAYAGAN.—(V. Borwellia.)
POLEN (Botánica).—El polen es el agente
activo y esencial de la fecundación en los
vegetales fanerógamos, en que le dan el carácter
distintivo. Consiste el polen, según ya
sabemos, en granulos de una figura casi microscópica,
visibles en algunas especies de
malváceas, en que tienen 1
/ l á 1
/ s de milímetro.
En la mayoría de las plantas no se distinguen
bien sin el auxilio de un cristal de
aumento. Ya se ha explicado que el polen es
el producto de las anteras, en la cual se forma;
ordinariamente cada célula interior de la
antera da nacimiento á cuatro granulos del
polen, y cuando los granos están maduros se
abren de diversas maneras y dejan salir el
polen, que cae unas veces directamente sobre
el estigma, otras lo llevan los insectos ó el
viento.
El polen es generalmente esférico ó aovado,
raramente en forma de huso prolongado,
ó de forma poliédrica. Es muy frecuente distinguir
tres ó más números de surcos convergentes,
ó dos puntos opuestos, como los meridianos
de la esfera, y determinando así lo
que algunos botánicos han llamado polos del
polen. Su superficie, lisa ó erizada de puntos,
presenta una ó varias válvulas circulares, que
separándose dan lugar á varias aberturas ó
poros, sobre los que sale el contenido de los
granulos para operar la fecundación.
La membrana envolvente del grano del
polen es doble. La exterior, que ha recibido
el nombre de extina, es la que presenta las
aberturas de que hemos hablado; el saco interior
ó intina queda siempre cerrado, ó al
menos no se abre sino accidentalmente, pero
es muy extensible y atraviesa los poros de la
membrana externa cuando el opérculo de ésta
se levanta. En ese saco está la parte fecundante
del polen, la /ovilla, materia líquida
en la que nadan en número inmenso granulaciones
de una extremada pequenez, en las
que el microscopio hace ver un movimiento
que parece espontáneo. Esa /ovilla es en las
plantas análoga á la esperma de los animales,
tanto por su papel fisiológico, como por su
composición química, en la que dominan el
fosfato y el ázoe.
Cuando un grano del polen se detiene en
un estigma, que suponemos maduro para que
se impregne, absorbe una cierta cantidad de
mucus expulsado por ese órgano; se ahueca ó
hincha en seguida bajo la presión del líquido
interior; su membrana externa se rompe en el
punto ya indicado. La membrana interna deja
salir por las aberturas, al principio, como un
simple mamelón, después bajo forma de tubo
ó de tienta, que se introduce entre las papilas
del estigma; se insinúa entre las células suavemente
unidas al tejido conductor del estilo;
desciende en la cavidad del ovario, y como
dirigida por una suerte de instinto, penetra
por el micropylo en la cavidad de los óvulos,
y va á ponerse en contacto con el saco embrionario,
sobre el cual su extremidad se aplica
sin atravesar la membrana. En eso está el
punto preciso de la fecundación. Bajo la influencia
de ese contacto, una de las dos vesículas
germinativas, colgadas en el interior del
saco embrionario, se desarrolla, y vista á favor
del microscopio, no tarda en descubrir los primeros
movimientos del embrión.
La fecundación de las plantas, tan maravillosa
en sí misma, y tan importante para la
conservación de los vegetales y para toda la
naturaleza animada, parece, sin embargo,
abandonada al acaso; pero la naturaleza ha
previsto ya directamente por la extremada
abundancia del polen, é indirectamente por
varios agentes que parecen afectos á compensar
la desventaja de las circunstancias. En las
flores hermafroditas, esto es, las que contienen
los órganos machos y los hembras, la
proximidad de esos órganos asegura en general
la fecundación; en el caso de monoeciay
de dioecia, el producto en polen es comparativamente
más abundante, y ordinariamente
pulverulento, seco y fácilmente arrastrado
por las corrientes de aire, que lo diseminan
sobre las plantas hembras, según se ve en el
cáñamo y los árboles, en particular los pinos,,
sapinos, etc. El polen en este caso suele verse
en tal abundancia en el aire, que algunas
veces se ha creído ver. lluvias de azufre, que
no eran otra cosa que grandes masas de polen
arrastradas por el aire de alguna selva vecina.
Conocidas prácticamente las funciones delpolen,
la primera idea que se ocurre es favorecer
sus aplicaciones, ya sea por procedimientos
artificiales, ya multiplicando las plan -
tas machos en la vecindad de las hembras
cuando las especies son dioicas, sea injertando
de ramas machos sobre los pies hembras, como
se hace en Montpeller sobre el Ginco, y puede
hacerse sobre otras coniferas exóticas, hastahoy
infecundas por falta de fecundación, ya
sea también transportando el polen sobre los
estigmas de las flores.
Desde tiempo inmemorial los árabes tienen