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fia, es más flexible que la seca, dura y vieja,
«i bien los grandes fríos hacen perder esta
•cualidad á todas las maderas. Las húmedas,
desecadas artificialmente, suelen presentar en
mayor grado esta propiedad.
Nordlinger establece la escala de flexibilidad
siguiente:
Muy flexibles.—Almez.
Flexibles.—Sófora, álamo blanco y alerce.
Bastante flexibles.—Fresno, nogal, pino del
lord Weymouth, arce y chopo del Canadá.
Poco flexibles.—Tilo, chopo, temblón, olmo,
acacia de flor, roble y abedul.
CONTRACCIÓN Y DILATACIÓN. — Al secarse
•los elementos de la madera, celdillas, fibras,
vasos, canales, etc., disminuyen de volumen,
resultando en su consecuencia una contracción
general en todo el trozo de madera que
se examina; por el contrario, la madera recobra
sus dimensiones primitivas cuando se le
restituye la humedad perdida; pero esta contracción
y dilatación no se efectúa de igual
modo eu todas las direcciones. Sucede que la
longitud no varía de un modo muy sensible,
mientras que, por el contrario, la sección transversal
varía considerablemente, sobre todo en
la circunferencia ó perímetro; por esto, al secarse
la madera de un modo brusco, contrayéndose
mucho la circunferencia, y en menor
proporción de la necesaria los radios, se abren
grietas al exterior de las piezas ó trozos sujetos
á dicha modificación.
La conservación de la forma y dimensiones
de la madera depende de varias causas. Cuanto
menos compactos son los tejidos, más se
contrae la madera al secarse, por lo cual la
que es vieja y densa disminuye menos de volumen
que la que es joven y de crecimiento
rápido; en este último caso se encuentra el
aliso. La madera se alabea cuando las fibras no
tienen igual compacidad, porque disminuyendo
desigualmente de volumen las diferentes
partes de sus tejidos, se produce la deformación
de las regiones en que éstos son más densos,
los cuales se secan menos prontamente
que el resto. El duramen del roble y el tilo,;
cuyo tejido es muy uniforme, no suele sufrir
esta deformación. Haciendo secar las maderas
en sitios abrigados de la luz y del calor,
y preservados de las corrientes de aire, se
evita en parte este cambio de forma. El desecamiento
rápido de las capas exteriores y su
subsiguiente contracción es causa de que se
hienda la madera, desprendiéndose capas leñosas
del exterior.
Las maderas porosas absorben, pero también
evaporan fácilmente la humedad, variando
de volumen prontamente. Las maderas
•impregnadas de principios resinosos no sufren
estos cambios de volumen por ser poco
higrométricas, como sucede, por ejemplo, con
«1 enebro y el pino del lord, que sólo merman
•el 2 por 100. Estas observaciones explican la
eficacia que ejerce la pintura al óleo ó al barniz
para impedir la deformación de la madera,
puesto que por dicho medio se interpo­
ne una capa que atenúa la influencia de la»,
variaciones higrométricas é impide la penetración
de la humedad en el interior de la
madera previameute desecada.
Nordlinger establece las agrupaciones siguientes:
Maderas que se contraen á lo más hasta re-•
ducirse al 98 por 100.—Pino del lord y enebro
de Virginia.
Maderas que conservan el 98 ó 97 por 100
de su volumen.—Abeto, alerce, tuya y roble
de fruto pedunculado.
Maderas que merman poco y conservan el 97
ó 95 por 100.—-Arce, pino laricio, pino silvestre,
álamo, tejo, olmo, castaño de Indias,
fresno, temblón, acacia y roble de fruto sentado.
Maderas que merman bastante y conservan el
95 ó 94 por 100.—Aliso, abedul, avellano,,
moral y manzano.
Maderas que merman y conservan el 94 ó 9S
por 100.—Carpe, castaño, haya, cerezo y tilo..
Maderas que merman con exceso y conservan
el 93 ó 92 por 100.—Nogal y cornejo.
DURACIÓN.—Esta cualidad no depende exclusivamente
de la especie, sino también de
las condiciones en que se haya empleado la
madera, y de las en que se encuentra después.
La madera privada de jugos y de humedad,
y cuanto meuos rica sea su savia, menos
porosos sus tejidos y de mayor densidad, se
conserva por más tiempo en buen estado si
está colocada en sitio constantemente seco; el.
único peligro á que está expuesta es á ser atacada
por los insectos, siendo esta contingencia
mayor en las maderas jóvenes, y eu particular
para la albura. Están poco sujetos á sufrir
este daño el carpe, el aliso, el abedul, las
coniferas jóvenes y la albura del roble; en
menor grado, el haya, el arce y el plátano, y
ofrecen mucho menos peligro á ser atacadas,,
el duramen del roble, las coniferas viejas, el
chopo y el olmo.
La madera de los pinos resinados tiene más
duración que la de los que no lo han sido;.las
maderas de tejido compacta duran más que las
blandas, y entre las de esta clase son de mejor
calidad las que proceden de terrenos secos,
quedas criadas en suelos húmedos. El duramen
resiste más que la albura, y lo propiosucede
con la madera vieja respecto de la
joven.
Puede decirse, en general, que las maderas
que están impregnadas de ciertas materias,
antisépticas, como la teca, el guayaco, etc.,
ocupan el primer lugar en la escala de duración;
siguen luego las que tienen los canales
obstruidos, como el alerce; después las que
contienen tanino, como el roble, el castaño,
el aliso, y finalmente, las que no contengan,
ninguna substancia preservadora y que tengan
los canales abiertos
PUTREFACCIÓN.—• Dejando para las obras
que tratan especialmente de las maderas la
exposición de la teoría químico orgánica que
explica la última alteración que pueden sufrir .