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El empleo de esta arena evita por un lado la
humedad, y contribuye por otro á conservar
el calor del sol absorbido.
Difieren estas dos clases de toldos en que
los de madera se construyen en plano inclinado,
formando con la superficie de la tierra un
ángulo de 40 ó 50°, y los de lienzo un plano
horizontal. Esto no obstante, se construyen
unos y otros en plano inclinado en ciertos terrenos.
Se cierra el espacio que ocupa cada toldo
con un muro de unos 25 centímetros de altura
en su parte interior, y de unos 20 en la
exterior; pero este muro, que cierra el paralelogramo
de cada toldo, es igual en los de madera
en sus cuatro lados, y no en los de lienzo,
en los que se elevan sus dos lados más
distantes hasta la altura de un metro próximamente,
en plano inclinado, daudo por resultado
un triángulo en cada lado, cuya base
es la superficie de la tierra. En el vértice superior
de uno y otro se apoya un travesano
de madera que corre á lo largo del toldo, y
que para mayor seguridad se le poneu en su
promedio unos dos ó tres pies, de madera también,
formando ángulo, cuyos extremos se
fijan á los muros indicados, y en cuyo vértice
descansa el travesano. Su objeto es sostener
la cubierta, que es de lona generalmente, y
se tiene arrollada durante el día sobre uno de
los lados extremos. Al caer la tarde se extiende,
cubriendo el toldo en todos sentidos, y
aseguráudolo por medio de unos cordelillos
que existen eu los bordes del lienzo de trecho
en trecho, y que se anudan ó afianzan á estacas
fijas en el suelo.
La cubierta de los toldos de madera, como
su mismo nombre indica, consiste eu tablas
cuya longitud es igual á la anchura del toldo,
mas el grueso de los muros, debiendo hacer
observar que se colocan estas tablas sobrepuestas
las unas á las otras como 2 centímetros.
Para que queden fijas, cada tabla tiene
en su cara externa tres tacos ó calzos de madera,
de 2 centímetros de longitud menos que
el ancho de aquéllas, y colocadas así, la primera
en la parte baja ó inferior del toldo, la
segunda cubre la punta de ella que no alcanzan
los tacos, en los cuales queda asegurada
ó fija, la tercera sobre la seguuda en igual
forma, y así sucesivamente las demás.
Esta colocación, y el emplear madera en
vez de lienzo, dau una incontestable ventaja
ú los primeros sobre los segundos, eu caso de
lluvia, y más aúu, cuaudo éstos están construidos
en plano horizontal.
Finalmente, cada año se renueva la capa de
arena que cubre la superficie de cada toldo,
En la primera quincena de Agosto comienzan
generalmente los trabajos de recolección
de la uva y la. elaboración de la pasa, cuyos
trabajos se pueden dividir en dos períodos. El
primero abraza los de campo, y comprende
los siguientes : vendimiar, tender, levantar y
escombrar. El segundo, los de almacén ó trabajadero,
que consisten eu: limpiar, revisar
la limpia, echar fondos, montar, pisar, reviso
del montado, clasificación de grano, llenaduría
de corriente y envase.
Todos los trabajos en el campo se practican
bajo la inspección de un capataz ó encargado,
dependiendo en absoluto el resultado
de su inteligencia y acertada discreción.
Hasta que no estala uva, á su juicio, en
condiciones de madurez necesaria, no se da
principio á los trabajos, que comienzan, como
es natural, por la vendimia ó recolección,
operación esencial y que, no obstante, es muy
corriente se encomiende á los trabajadore,-'
menos inteligentes. El vendimiador no sólo
ha de cuidar al practicar su trabajo de no
cortar más que el racimo maduro, sino también
de la clasificación y separación por tamaños
de la uva de primera, seguuda y tercera,
á cuyas clases aplican ellos las denominaciones
de gordo, mediano y gandinga ó
corriente. Cortado el racimo, se coloca extendido
en un cuévauo, cuidando de no deslustrar
las uvas, ó de no quitarles la ligera capa
de polvo que las cubre, pues de lo contrario
pierden gran parte de su estimación. Lleno
el cuévauo de cada vendimiador, lo sitúa sobre
su cabeza y lo lleva en esta forma al pasero,
entregándolo á los teudedores.
Estos rectifican la clasificación enunciada
antes, tendiendo cada clase en toldos separados,
y procurando, como el vendimiador, no
deslustrar los racimos, cuyo cuidado se observa
en las demás operaciones sucesivas,
pero sólo en las dos primeras clases.
Cuando el capataz juzga hecha la pasa, dan
priucipio á sus tareas los levantadores y escombradores;
aquéllos en los toldos en que se
ha tendido uva de primera y segunda clase,
y éstos en los que se ocuparon con la de
tercera.
Los primeros operan del siguiente modo:
Colocan extendidos en tableros, separando
las clases por tamaños, los racimos que no
reúnen por completo las condiciones necesarias
para ser elaborados; aquellos que las tienen
en parte sí y eu parte no, sou cortados y
tendidos de nuevo los últimos, y se llevan los
primeros á su tamaño respectivo; por último,
el racimo que aúu uo está pasado por su cara
interna, le vuelven á tender otra vez eu posición
inversa á la que teuíá.
Los escombradores cortan á cada racimo la
pasa seca ó podrida, que recogen en tableros
pequeños que llaman formúleles; la pasa desprendida
del racimo va á otro, y limpio ya
éste, lo colocan en formalete aparte. Una vez
que estos escombradores dan por terminadas
sus operaciones en los toldos en que trabajan
los levantadores, pasan á ellos á recoger el
fruto que éstos han dejado teudido por nó
ser de las dos clases primeras.
No obstante esto, en algunos paseros practican
los levantadores las dos operaciones de
levautar y escombrar, lo que revela mala dirección,
por cuanto siendo mayores los jornales
que aquéllos perciben, resulta anti eco-
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