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primera vista, pero que merece toda consideración
por estar en armonía con ciertos resultados
ya conocidos que ofrecen ios fenómenos
de la vida en algunos seres inferiores,
y sobre todo en diversos microbios patógenos.
Actualmente se emplean, según el método
de Pasteur, tres tipos de tratamiento, según
la gravedad de los mordidos.
En el primer tipo, para los casos más graves,
se bacen en los tres primeros días cuatro
inoculaciones, dos por la mañana y dos por la
tarde. Una vez terminada la serie de médulas
basta llegar á la de tres días, se repiten las
inoculaciones, comenzando por la médula de
seis días, y alguna vez se inyecta una tercera
serie, comenzando por las médulas de cinco
días.
El segundo tipo se aplica á los casos de
mediana gravedad, y sólo se diferencia del primero
en que en los tres primeros días se dan
sólo dos inyecciones en vez de cuatro, y la serie
no se repite más de una vez.
En el tercer tipo que se aplica á los casos
simplemente dudosos ó de mordiscos ligeros
en parte cubierta, se va usando solamente de
la médula de catorce, hasta la de cuatro días,
empezando por hacer una sola inoculación
diaria de médula de ocho días.
El tratamiento dura doce, diez y ocho, y
veintidós días, según los casos. Entre la primera
y segunda serie de médulas no se deja
ningún intervalo de tiempo; sólo en las personas
delicadas ó que sufren á causa de heridas
graves ó de heridas profundamente cauterizadas,
se interrumpe el tratamiento durante
uno ó dos días después de la primera
serie.
En un principio las emulsiones por el
procedimiento Pasteur se preparaban poniendo
un milímetro de médula por un centímetro
cúbico de caldo; pero actualmente se ha aumentado
la riqueza de la emulsión, poniendo
- triple cantidad de materia nerviosa. De forma
que desde que se instituyó el método Pasteur,
las cantidades de emulsión virulenta inoculadas
al hombre en cada uno de los tratamientos
han variado aproximadamente en la forma
siguiente:
Tratamiento simple primitivo, 3 centímetros
cúbicos de emulsión virulenta, mortal
para los conejos.
Tratamiento intensivo primitivo, 27 centímetros
cúbicos de emulsión virulenta, mortal
para los conejos.
Tratamiento intensivo modificado: para los
casos graves, 22 centímetros cúbicos de emulsión-virulenta,
mortal para los conejos; para
los menos graves, 17 centímetros cúbicos de
emulsión, id.; para los dudosos, 11 centímetros
cúbicos de emulsión, id.
Como resultados de sus experimentos ha obtenido
Pasteur numerosos datos de importancia
para el conocimiento de la terrible enfermedad.
Manifiesta el mencionado experimentador
que siempre el bulbo de los animales
muertos de rabia es virulento, y que lo son
también todas las partes del sistema nervioso,
hasta tanto que las invade la putrefacción.
Que siendo uno solo el virus lísico, las formas
clínicas de la rabia dependen de la diversidad
de funciones que desempeñan los puntos de
los centros nerviosos preferentemente colonizados
por el virus. Que la inyección intravenosa
produce la rabia con seguridad y en tan
breve caso como la trepanación, determinando
con frecuencia rabias medulares, sin dolor
ni ladrido patognomónico, y con parálisis numerosas
y rápidas, y pruritos cutáneos intensísimos.
Que cuando la sangre ó la saliva de un
animal rabioso, inoculadas en el torrente circulatorio,
no producen la muerte, tampoco
determinan inmunidad, puesto que los animales
mueren inoculándoles segunda vez por
trepanación ó por inyección intravenosa. Da
también cuenta el mismo Pasteur de. poseer
cuatro perros espontáneamente refractarios á
la rabia; afirma que ésta es incurable una vez
declarada, y que un solo perro que vio salvarse
después de aparecidos los primeros
síntomas, quedó luego extraordinariamente
refractario alas inoculaciones por trepanación.
Refiere así mismo que la médula no se infecta
toda á la vez después de las inyecciones
virulentas intravenosas, sino que unas porciones
pueden ser virulentas, cuando las demás
permanecen todavía estériles é inofensivas.
Que la virulencia del líquido cefaloraquídeo
es inconstante. Que así como las inyecciones
intravenosas y las bipodérmicas suelen producir
la rabia paralítica, la trepanación da
con más frecuencia la rabia furiosa.
Hablando de la cantidad de virus, afirma
que empleando cortas cantidades de virus se
prolonga la duración de la inoculación, y que
las inoculaciones hechas con virus demasiado
diluido, ni matan, ni confieren inmunidad.
En cuanto á la marcha regular de este proceso
infectivo, afirma que suele darse, sobre
todo en las gallinas, el caso de venir un período
de pausa después de aparecidos los primeros
síntomas, tras el cual recobran aquéllas
su ordinaria intensidad y desarrollo hasta
que muere el animal.
Con respecto á si el virus lísico se transmite
por los nervios ó por los vasos sanguíneos,
cree Pasteur que ninguna de las dos hipótesis
puede tenerse como exclusiva; pero se muestra
más inclinado á la transmisión por la vía
sangu ínea.
En cuanto al origen de la rabia, sienta de
una manera categórica, que no hay rabia es-pontánea,
que todo animal enfermo de rabia
lo es por haber sido mordido por otro que lo
estaba antes que él.
EXPERIENCIAS Y MÉTODO BEL DOCTOR PE-
RRAN. — El distinguido microbiólogo español
D. Jaime Perrán ha hecho y continúa haciendo
numerosas investigaciones sóbrela rabiay su
profilaxis, habiendo introducido notables modificaciones
en el método de Pasteur.
En primer lugar, ha sustituido la trepanación
como método de infección, por la.inocu-