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PAS — 229 — PAS<br />

que la <strong>é</strong>poca ganadera precede á la agrícola y<br />

á la industrial; así es que podemos decir que<br />

de pastores descendemos.<br />

A eso sin duda es debida la predilección<br />

que han merecido á los poetas en sus cantos;<br />

la vida pastoril ha inspirado á los poetas bucólicos<br />

sus más hermosos versos. Pero es forzoso<br />

decir que las costumbres están lejos de<br />

ser tan agradables, sencillas <strong>é</strong> inocentes como<br />

las describió Virgilio en Roma y en España<br />

Mel<strong>é</strong>ndez. La realidad dista mucho de la fábula,<br />

y la realidad es que no hay vida tan<br />

trabajosa como la del pastor, ni con arreglo á<br />

sus duras faenas, tan mal recompensada. Para<br />

graduar el m<strong>é</strong>rito del pastor, no hay más que<br />

tener en cuenta que vive casi siempre en despoblado,<br />

y fuera del trato de los demás hombres;<br />

que para librarse de la intemperie no<br />

tiene más que una miserable choza, construida<br />

de maleza; que tiene bajo su cuidado y custodia<br />

una gran riqueza; que pasa la mitad de la<br />

vida sin ver á padres, madres ni hijos; que su<br />

sobriedad es tanta que sólo se alimenta de<br />

gazpacho en unas comarcas, de unos míseros<br />

galianos en otras, y en otras de repugnantes<br />

migas de sebo.<br />

A causa de esto, el pastor ha sido eu España<br />

para los legisladores objeto de las mayores<br />

atenciones. D. Juan II dio su seguro Real á<br />

los pastores y sus familias, ganados y bienes<br />

muebles y raíces, con comisión á las justicias<br />

para proceder contra los que le quebrantaren.<br />

El pastor no podía serpz -<br />

endado por fianza que<br />

hubiese hecho; no podía cobrársele portazgo<br />

de las cosas que necesitaren para proveer sus<br />

hatos; no podía cobrársele pechos, monedas ni<br />

servicios sino en lugares donde fuese vecino.<br />

A los pastores no se les podía tomar sus<br />

bestias contra su voluntad, ni para pr<strong>é</strong>ndalas<br />

capas, calderas y bestias en que conducían su<br />

hato. Tenían derecho para que las justicias<br />

les diesen la gente de escolta que necesitaren<br />

para su resguardo.<br />

Estaban exentos los pastores de los oficios<br />

concejiles, así como de quintas y levas de soldados,<br />

al respecto de un pastor, un zagal y un<br />

rabadán de cada hato, además de los mayorales.<br />

Ningún pastor, estando en cañada, podía<br />

ser emplazado, como no fuese el Alcalde á su<br />

paso, y en ningún caso podía serlo más de uno<br />

de cada hato.<br />

Si muriere algún pastor en alguna dehesa,<br />

no debían tomarle cosa de su hacienda.<br />

Si grandes eran los privilegios de los pastores,<br />

no era menor la responsabilidad que las<br />

leyes les exigían por no cumplir bien sus deberes.<br />

El pastor debía responder del ganado<br />

que se le entregase y pagar lo que perdiere<br />

por su culpa.<br />

El pastor no podía dejar solo al ganado de<br />

su amo, ni sacar el que tenía con <strong>é</strong>l sin requerirle<br />

delante de testigos. El que sacaba alguna<br />

res envuelta con las suyas había de pagarla<br />

con pena de hurto, aunque dijese que<br />

fu<strong>é</strong> por casualidad.<br />

Si un pastor se iba á servir á otro amo<br />

sin pagar lo que debía al primero, <strong>é</strong>ste podía<br />

cobrarse, haciendo almoneda del ganado ante<br />

cinco hombres.<br />

No podía ofrecer á ningún pastor mayor<br />

soldada un ganadero para sacarlo del servicio<br />

de otro.<br />

Los pastores debían pagar de su soldada y<br />

bienes el daño que hicieren los ganados.<br />

Puede decirse que ni de tales privilegios ni<br />

de esas responsabilidades queda rastro. En la<br />

actualidad son sirvientes asalariados como los<br />

demás, habiendo perdido hasta el derecho de<br />

llevar gratuitamente arma para defenderse.<br />

II. El oficio de pastor ha sido muy rebajado<br />

entre nosotros, lo cual es de lamentar,<br />

cuando en otras naciones se procura rehabilitarlo<br />

en la opinión pública. Eu Alemania se<br />

han establecido escuelas donde se enseña á<br />

los pastores los deberes que se relacionan directamente<br />

con el buen desempeño de su profesión,<br />

se les instruye en el modo de ordeñar,<br />

en la manera de sangrar á los animales,<br />

en conocer y curar las enfermedades más comunes.<br />

Lastimoso es que eu España carezcan de<br />

tal instrucción los pastores; conocen y distinguen<br />

individualmente las ovejas; saben curar<br />

la roña; practican á la perfección el raboteo;<br />

pero de ahí no pasan, siendo de advertir que<br />

es más sensible que la falta de conocimientos<br />

en muchos, haber perdido casi todos el afecto<br />

á los amos, serles indiferente el estado del rebaño,<br />

y no atender eu el ejercicio del pastoreo<br />

sino al pago de su soldada, y á desertar<br />

de la majada siempre que pueden eludir la<br />

vigilancia de los amos.<br />

Aquí casi todos los pastores llevan en los<br />

rebaños del amo varias reses acogidas como<br />

parte del salario; en Alemania ja no existe<br />

tal costumbre; los abusos cometidos por los<br />

pastores eran tantos, que fu<strong>é</strong> prohibido por la<br />

ley hacer tales ajustes. A pesar de señalar las<br />

reses de los amos y de los pastores con marcas<br />

distintas, <strong>é</strong>stos hallaban siempre medio<br />

para reemplazar las que se morían con las de<br />

los amos, y sobre todo lograban que sus corderos<br />

fuesen los mejores. Despu<strong>é</strong>s sus pegujares<br />

sobresalían por lo bien alimentados.<br />

En otros países han intentado los amos interesar<br />

á los pastores en el cuidado del ganado,<br />

señalando una cantidad por cada cordero<br />

que criasen. Tambi<strong>é</strong>n se ba desechado este<br />

sistema. Si el premio es corto, el estímulo<br />

es escaso; si es crecido, sus ganancias son mayores<br />

que las de los amos.<br />

III. Digamos ahora alguna cosa sobre los<br />

deberes especiales de los pastores.<br />

Los de un hato componen un cuerpo organizado,<br />

en el cual es indispensable que reine la<br />

más completa disciplina, y si se trata del personal<br />

de una cabana, <strong>é</strong>sta debe ser mayor para<br />

que reine el orden en las diferentes operaciones<br />

que constituyen la cría y conservación<br />

de los ganados. Podemos decir que el personal<br />

de un hato forma una compañía; el de una

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