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Figura 2 55
Besinador
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mismo en la operación de descortezar que en
la de raspar la resina. Por consiguiente, estos
dos instrumentos tienen el mismo uso, sólo
que el primero sirve para las partes medias
de la cara, y el segundo para las más elevadas,
á cuyo fin la hoja de este último forma
un ángulo obtuso, como se ve en la figura,
que permite al obrero manejarlo á alguna
distancia del pie del árbol, y evitar de esta
manera que caigan sobre él la resina y las
raspaduras de la corteza.
Hesinador— La longitud total de este instrumento
(figura 252) es de 30 centímetros,
y se compone de un mango
de madera A, de 15 centímetros,
de cuyos extremos
nace, describiendo una curva,
un eje de hierro B, de
15 centímetros de longitud,
que termina en media caña
de corte circular, cuya cuerda
es de 15 centímetros. A
los 3 centímetros del mango,
y en dirección opuesta á la
media caña, sale en ángulo
recto un brazo C, de 8 cen­
tímetros de largo, á cuyo extremo se ensancha
unos 5 centímetros en forma de hacha,
más estrecha en el corte que en su lado opuesto.
Este instrumento' sirve para raspar y
limpiar la resina de la cara y
perfeccionar ésta cada vez que
se refresca la entalladura.
Pala.—La pala (figura 253)
es un instrumento de hierro, de
20 centímetros de largo, con el
corte de acero y un mango de
madera de 90 centímetros de
longitud. Sirve para descortezar
las partes más bajas del árbol;
para construir y limpiar los recipientes
del sistema antiguo, y
para trasladar el producto resinoso
al cubo de pegueros, de
donde se conduce á las barricas,
siendo éstas luego transportadas
en carretas ó carros á la fábrica.
Cubo.—El cubo para recolectar
la miera es de madera (figu­
Figura 253
Pala
ra 254) ó de corcho (figura 255),
y tiene 15 á 20 centímetros de
alto por 7 á 11 de ancho. Una
espátula de madera ó hierro, que se coloca en
el borde superior del cubo, sirve para separar
de la pala ó del recipiente de barro la resina
que se adhiere á estos útiles. En algunos montes,
en vez del cubo, se usa un garrafón de
hoja de lata (figura 256).
El obrero conduce la vasija recolectora de
un pino á otro, llevándola cogida por una asa
de cuerda, de mimbres ó de alambre que
forme parte de dicho utensilio.
Tales son los instrumentos (descritos ya
por separado los recipientes Pingues) necesarios
para la resinación. Con ellos, y reuniendo
ciertas condiciones de energía, actividad é
I inteligencia, puede el resinero ejercer su profesión,
bastante penosa por cierto, y á la>
que, supuesta la gran destreza que también
requiere, es necesario que el obrero se dedique
desde muy joven para adquirir la práctica
que hace llevadero y provechoso el trabajo
en todas sus aplicaciones.
PAUTE SEGUNDA.—MÉTODOS DE KESINACIOM
EN LOS ALERCES Y PINAEETES.—El que se sigue
para los alerces es tal, que la miera, bastante
abundante en el líber, no se extrae de la corteza,
sin embargo, sino de la región leñosa
media del tronco, donde se acumula abundan-
Figura 254.—Cubo
de madera
Figura 256.— Garrafón
de hoja de
lata.
Figura 255 -Cubo
de corcho
temente, sobre todo al pie de los árboles, por
medio de una filtración, que tiene lugar de
la superficie hacia el centro.
A este fin se abren á 60 centímetros de
distancia del suelo, ascendiendo hasta la altura
de 3 á 4 metros, )' valiéndose de un
taladro ó barreno de 3 centímetros
de diámetro, muchos
agujeros ligeramente
inclinados de abajo arriba y
dirigidos hacia el eje del
árbol, pero sin llegar á él.
La operación se hace durante
la buena estación, y
los agujeros se practican con
preferencia al medio día y
en las cicatrices de las ramas
antiguas. Se colocan en Ios-
orificios pequeños trozos de madera ó corteza,
que sirven de canales, y se sitúa debajo un
recipiente para recoger la miera. Un árbol de
cincuenta ó sesenta años de edad puede dar
al año por este procedimiento de 3 á 4 kilogramos
de primera materia durante cuarenta
ó cincuenta años, si se tiene cuidado de tapar
exactamente los agujeros en el invierno.
En el Tirol meridional se practica esta
operación de diferente manera. Se abre en la
primavera, al pie de los árboles ya fuertes.,
profundizando hasta el eje, un agujero horizontal
de 3 centímetros de diámetro, eligiendo
el lado que mira á la base de la montaña; si
el árbol se halla en pendiente, se cierra el
orificio con un tapón de madera metido confuerza.
La miera se acumula en la cavidad
durante el estío, y en el otoño se saca con un
hierro de forma particular, volviendo á cerrar
del mismo modo el orificio con el tapón. Al
año siguiente se ejecuta la misma operación,,
y así se continúa todos los años.
Este procedimiento es mucho menos productivo
que el anterior, pero en cambio no.