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PEE — 274 — PER<br />

rrencia general, que irá. cada día en aumento<br />

por consecuencia de la plantación de árboles<br />

frutales que se acomete en todas partes, desgraciadamente<br />

sin un gran juicio, hay un inter<strong>é</strong>s<br />

muy serio en consagrarse á producir en<br />

mucha mayor escala fruta de invierno de calidad.<br />

Hacer hoy grandes plantaciones de variedades<br />

de peras de verano y otoño, que sobrepujen<br />

á las necesidades del consumo local ó de<br />

los mercados que se abastecen, es reservarse<br />

fatalmente un descalabro para el porvenir,<br />

cuando los árboles est<strong>é</strong>n en plena producción.<br />

Figura 117 Manteca de Merode<br />

Con las frutas del verano y del otoño el<br />

arboricultor sufre las alternativas del mercado;<br />

con las de invierno, por el contrario, las<br />

domina en cierto modo.<br />

Sin embargo, no puede darse en absoluto<br />

el consejo, pues hay países, como nuestras<br />

costas del Mediterráneo, en que será preferible<br />

optar por el cultivo de perales tempranos,<br />

para colocar sin competencia los frutos y lograr<br />

elevados precios, con tal de que la producción<br />

no exceda al consumo, toda vez que<br />

estos frutos no son susceptibles de conservación<br />

, y la grande oferta haría desmerecer á<br />

la mercancía.<br />

Es fácil juzgar acerca de la posibilidad de<br />

obtener los resultados deseables con las peras<br />

de invierno de hermoso volumen, buen color y<br />

exquisito gusto, haciendo algunos sacrificios.<br />

. Prescindiendo de las malas estaciones, que<br />

contrarían las frutas, es sabido que no todas<br />

son igualmente exigentes respecto á exposición<br />

y abrigos; las unas son rústicas, y se contentan<br />

con todas las condiciones á que se les<br />

somete, mientras ciertas variedades exigeu absolutamente<br />

abrigo. Se emplean albardillas que<br />

se prolongan sobre los muros para las espalderas<br />

y colgadizos de 2, 3 y 4 metros de longitud,<br />

y 30 á 35 centímetros de anchura, para proteger<br />

las peras de las lluvias, nieves y hielos.<br />

RECOLECCIÓN DE LA FRUTA.—El comercio<br />

de las peras toma cada día mayores<br />

proporciones, no sólo en<br />

los grandes centros, sino tam-<br />

• • bien hasta en los pueblos peque-<br />

" v<br />

r delicadeza<br />

ños, donde los revendedores se<br />

multiplican por todas partes. La<br />

buena conservación de las peras<br />

depende en gran parte de la diligente<br />

recolección.<br />

En los países en que se abandonan<br />

los árboles frutales, está<br />

adoptado generalmente el malísimo<br />

sistema de coger la fruta<br />

de una sola vez, apenas se muestran<br />

señales de madurez, y para<br />

mayor comodidad la dejan caer<br />

en tierra, sacudiendo el árbol ó<br />

las ramas con largas perchas,<br />

como si ¡se tratase de frutos secos,<br />

nueces, castañas, etc. Por<br />

fortuna, van desapareciendo estos<br />

irracionales medios.<br />

Cuando se sacuden los árboles<br />

caen naturalmente las peras,<br />

por estar demasiado maduras, y<br />

haber perdido su frescura y aun<br />

su jugo.<br />

Para dedicarse á la recolección<br />

de peras es necesario con­<br />

tar con mucha práctica, mucha<br />

al tacto y finura en<br />

el olfato, á fin de saber conocer<br />

el verdadero punto de madurez<br />

de las diversas variedades; no<br />

negaremos que los arboricultores<br />

tienen sus reglas generales,<br />

deducidas del colorido, del perfume y del tamaño,<br />

para conocer el grado de perfección<br />

requerido. Varía mucho la madurez de las<br />

peras, y es difícil conocerlas, porque muchísimas<br />

variedades no la manifiestan ni por el<br />

color ni por el perfume; para determinarla,<br />

cuando el arboricultor no conoce la <strong>é</strong>poca por<br />

el mismo nombre de la especie, consultando el<br />

catálogo de los establecimientos, se puede recurrir<br />

al expediente de abrir una pera y observar<br />

si las pepitas han adquirido color obscuro<br />

castaño, según su naturaleza; en este caso se<br />

procede á la recolección.<br />

Cuando <strong>é</strong>sta tiene lugar en plantas cultivadas<br />

en pirámide ó en cordones horizontales,<br />

el cultivador puede coger la fruta estando en<br />

pie, ó con una pequeña escalera, colocándola<br />

cuidadosamente en el canasto y llevándola en

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