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PAT — 252 — PAT<br />

comer á las cluecas una vez al día, grano,<br />

salvado humedecido y hierba.<br />

Se conoce que la pata va á enclocarse cuando<br />

se ve que el pato conduce pajas con el pico<br />

para construir el nido; entonces se esparcirán<br />

por el suelo algunas pajas secas y cortas.<br />

El nido debe ser casi llano y no ofrecer sino<br />

una ligera convexidad.<br />

Se alimentará á las cluecas durante la incubación<br />

con grano y aechaduras, salvado mojado<br />

y algunas hierbas, dándolas de beber.<br />

Durante la incubación no suele abandonar el<br />

nido más que una vez al día, para comer, beber,<br />

excrementar y airearse. Cuando lo dejan,<br />

cubren los huevos con paja.<br />

Para obtener favorables resultados de la<br />

postura, debe encerrarse la hembra desde mediados<br />

de Febrero hasta Mayo, recogiendo<br />

los huevos á medida que los va poniendo, y<br />

guardándolos para que el macho no se aperciba<br />

de ellos, pues si estuviesen á su alcance<br />

se los comería. El tamaño de los huevos es<br />

mayor que el de los de gallina; su color es<br />

verdoso, sin embargo de que influye mucho<br />

en esto el clima y los alimentos que se le dan.<br />

Al empezar á salir los polluelos del cascarón,<br />

se les irá colocando en una cesta de paredes<br />

poco profundas, con el fondo de lana,<br />

que se situará cerca del fuego ó al sol; pero<br />

evitando que los polluelos reciban directamente<br />

los rayos del sol.<br />

Hasta las veinticuatro horas de nacidos no<br />

deben recibir alimento alguno; <strong>é</strong>ste se compondrá<br />

durante algunos días despu<strong>é</strong>s, de huevos<br />

duros deshechos y ortigas machacadas,<br />

aunque el mejor r<strong>é</strong>gimen consiste en una<br />

mezcla de harina de trigo, salvado y hierbas<br />

picadas.<br />

TSo deben salir los polluelos de la cesta cubierta<br />

antes de los ocho días, á no ser que el<br />

tiempo sea muy bueno, pero sin dejar que tomen<br />

aire por la tarde, y poni<strong>é</strong>ndolos á cubierto<br />

de mojaduras <strong>é</strong> insolaciones.<br />

Cuando llegan á fortalecerse, se acostumbra<br />

darles salvado gordo dos veces al día, polla<br />

mañana y á la caída de la tarde, ó mejor<br />

humedecido con suero, continuando el mismo<br />

alimento hasta que comienzan á cruzarse las<br />

alas sobre el dorso, en cuyo caso entrarán en<br />

la pasta salvado y harina de maíz y las hierbas<br />

que apetecen más.<br />

Luego que tengan dos meses, se les reunirá<br />

con el macho y la hembra, y se les acostumbrará<br />

á ir en bandadas á los prados, orillas de<br />

los ríos y estanques, para que pasen allí el<br />

día, y vuelvan por la tarde, sin guía que los<br />

conduzca.<br />

Hoy se aplican la incubación artificial y las<br />

hidro-madres á la crianza en grande escala,<br />

adoptando en los aparatos las modificaciones<br />

indispensables.<br />

CEBO ó ENGORDE.—Se puede llevar su engorde<br />

hasta un punto tal de grasa, quesea<br />

imposible prolongarlo. Es muy difícil el cebo<br />

de los patos en los meses de Enero y Febrero,<br />

por causa del celo.<br />

El pato libre engorda más fácilmente que<br />

el ganso libre; pero este cebo en libertad es<br />

más largo que cuando se hace en reclusión;<br />

presenta además otro inconveniente, el de ser<br />

necesario el cebo de toda la banda, mientras<br />

que en la reclusión se eligen los patos que<br />

conviene engordar; enflaquecen en los primeros<br />

días de reclusión, por lo que es preciso<br />

que no se aperciban de los graznidos de sus<br />

compañeros que permanecen en libertad, para<br />

que el deseo de estar con ellos no turbe la<br />

tranquilidad indispensable para el cebo.<br />

El cebo del pato mular se verifica sin someterlo<br />

á reclusión. Despu<strong>é</strong>s de comer y dejarlo<br />

en libertad, va á buscar el agua. En los últimos<br />

tiempos del cebo se arrastran con lentitud<br />

y hacen frecuentes descansos, aunque sea<br />

muy corta la distancia que recorran. Su hígado<br />

adquiere un volumen extraordinario,<br />

pues llega á 400 y hasta 750 gramos, siendo<br />

más apreciado que el de ganso.<br />

Los cuerpos de los patos de los que se ha<br />

extraído el hígado se conservan en azúcar ó<br />

se les sala como á los cerdos.<br />

Los patos llamados mulares son tan buenos<br />

de comer como los demás patos antes de llevar<br />

el cebo hasta producir las foies-gras, sin<br />

embargo que no se tienen en tanta estima<br />

como el común para los usos culinarios.<br />

Se convierten en pasteles los hígados de patos<br />

mulares, y son expedidos hasta las regiones<br />

más lejanas de Europa.<br />

ENEMIGOS DE EOS PATOS.—Les son muy contrarios,<br />

cuando jóvenes, el frío y la niebla; estos<br />

incidentes se remedian dándoles un poco<br />

de vino aguado y harina de cebada, y llevándolos<br />

á sitio abrigado.<br />

Las enfermedades más comunes son:<br />

La disentería ó diarrea, que se corrige dándoles<br />

á beber vino tibio, en que se hayan cocido<br />

antes cascaras de membrillo, bellotas ó<br />

bayas de enebro.<br />

El.v<strong>é</strong>rtigo ó torneo es una de las enfermedades<br />

más graves que les acometen. Procede, ó<br />

de un golpe de sangre á la cabeza por haberles<br />

dado el sol demasiado, ó bien de insectos<br />

que se les introducen por orejas y narices.<br />

Cuando lo produce la insolación, se les sangrará<br />

con un alfiler ó una aguja, pinchando<br />

una vena bastante aparente que hay debajo<br />

de la piel que separa los dedos.<br />

Cuando no tienen agua en que zambullirse,<br />

están propensas estas aves á piojos. El mejor<br />

modo de evitar estos inconvenientes es conservar<br />

limpios los sitios en que habiten, esparcir<br />

arena fina, hojas de hel<strong>é</strong>cho, tomillo y<br />

espliego, y poner en los nidos algunos granos<br />

de pimienta ó de cebadilla. Cuando se introducen<br />

estos insectos por narices y orejas, lo<br />

hacen á veces en tal abundancia, que ocasionan<br />

la muerte de las aves. El remedio más<br />

común es meter muchas veces en el agua la<br />

cabeza del ave para obligar al insecto á que<br />

abandone su presa. Se asegura que es muy<br />

eficaz untar las orejas y narices con aceite de<br />

laurel.

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