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Tilla y Sanlúcar, recibiendo por la derecha
el Guadalimar con cuatro sub-afluentes, Guadiel,
Campana, Escobar, Jándula, Yeguas,
Guadalmellato, Guadabarbo, Guadiato y Bembezar,
y por la izquierda, Vega, Guadiana menor
con Guardal y Guadalentín, Jandalilla,
Torres, Riofrío, Jaén, Salado de Arjjona, Salado
de Porcuna, Guadajoz, Genil con sus
tributarios, Carbones y Guadaira. Forma en
la parte llana dos islas, llamadas Mayor y Menor,
y la de Cristina , abierta artificialmente
por el corte ó cauce del Borrego. Es el Beiis
de los romanos, que dio nombre á la gran provincia
Bética.
Aunque nace el Guadiana en las lagunas de
Ruidera, en la Mancha, tiene sus primeros
tributarios en los pinares de Cuenca, y entra
en el mar por Ayamonte, sirviendo de lindero
con Portugal. Confluyen con él: por la derecha,
Cigüelacon cuatro tributarios, Buslaque, Estena,
Guadarranque, Gnadalupejo, Gargalija,
Burdalo, Aljucén, Valdeconde, Alcazaba, Guerrero,
Gébora, Caya, Asceca y Lucefede; y
por la izquierda, Ázuer, Jabalón, Guadalema
con Esteras, Zuja con Guadalmez, Ortigosa,
Guareña, Matachel, Guadajira , Albuera, Olivenza,
Taliga, Ardila con Larja y Murtiga,
Chanza y Ruberto. Baña los pueblos de Argamasilla
de Alba, Peralbillo, Luciana, Puebla
de Don Rodrigo, Castilblanco, Orellana, Medellín,
Mérida, Badajoz, Sanlúcar y Ayamonte.
Es célebre el nacimiento de este río por las
quince lagunas que forma, por su hundimiento
de siete leguas y aparición en los ojos de
su nombre, y por lo que de él han escrito varios
autores.
Acabamos de ver que cada río va directamente
al mar á rendir el tributo de sus aguas;
recibe á su vez el de otros varios ríos ó riachuelos
por ende menos caudalosos, los cuales
tienen también sus tributarios, que naturalmente
son de orden inferior. No sin razón se
ha comparado este conjunto de afluentes á un
árbol cuyo tronco es el río principal, constituyendo
aquéllos las ramas de órdenes diferentes.
A esa red de corrientes de agua, juntamente
con los valles por los que serpentean,
y con sus aguas les alimentan, es lo que se
llama cuenca hidrográfica.
No siempre el lecho de los ríos es más ó menos
uniformemente inclinado, pues algunos
hay cuyas aguas en cierto punto de su trayecto
se precipitan de un modo brusco desde
una altura considerable. Este es el fenómeno
que ha recibido los nombres de sallo, cascada
y catarata, según su grado de importancia.
Los saltos y las cascadas son bastante comunes;
no así las cataratas. Entre estas últimas
son muy nombradas las del Nilo y del Ganges,
la del Niágara, la del Rhin, etc., etc.
RIZA.—Residuo que queda del alcacer,
cerca de la raíz, después de cortado. || Residuo
que dejan en los pesebres las caballerías por
estar duro.
RIZOMA.—Es ePtallo subterráneo, de forma
y aspecto de raíz, hasta el punto de ser
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confundida con este órgano por los que carecen
de conocimientos botánicos. (V. Raíz.)
ROBADA.—Medida usada en Navarra
para la superficie de las tierras, equivalente
á 8 áreas y 98 centiáreas.
ROBALO (Piscicultura) (Lloharro de los
catalanes, Lobo y Lubina) (Labrax lupus,
Valen.; Perca labrax, L.).— Pez conocido
con la denominación de Labrax por los griegos,
y con la de Lupus por los romanos, que
le celebraban por el exquisito gusto de su carne,
cuya reputación conserva en nuestros
días, sobre todo en el litoral del Mediterráneo,
mar en que abunda más que en el Océano.
Pertenecen al orden de los acantopterigios,
familia de los pércidos. Se distingue por tener
en la aleta dorsal nueve espinas solamente, y
en la anal tres. Es un pez hermosísimo, de
cuerpo algo aplanado, y con una altura de un
tercio con relación á la longitud total. El ángulo
inferior de su opérculo se halla dividido
en tres dientes robustos, dirigidos hacia adelante;
el dorso y los flancos son de color gris
verduzco, manchados de obscuro en los jóvenes
y en las hembras; el vientre es blanco.
Abunda mucho el róbalo en las costas de la
Escandinavia y de Inglaterra, en das del Atlántico
hasta las Canarias; frecuenta los estanques
y las lagunas, sobre todo cuando es
joven. Aun cuando los pescadores venecianos
le suelen temer, á causa de su voracidad, no
por eso dejan de sacar partido de él en las
Lagunas y en Cerdeña, donde le ceban con
mujoles; crece maravillosamente, y se pesca
con éxito. La longitud del róbalo suele ser de
30 á 60 centímetros; los hay de un metro,
que llegan á pesar 10 kilogramos. Prefieren
las calas ó senos donde hay buen fondo, al
abrigo del oleaje, y buscan las embocaduras de
los ríos, remontando por ellos, y por los canales
ó golas que conducen á las albuferas, en
cuyas aguas se establecen lo mismo que en los
remansos de los ríos. Esa costumbre fué conocida
de los romanos, los cuales le pescaban en
el Tíber y en Roma mismo, dando la preferencia
á los que se cogían entre'los dos puentes
, que solían ser crías del año, á lo que parece.
El róbalo resiste bien la reclusión en
acuario, y se resigna á alimentarse con moluscos
( Cardium edula) y con carnes de pez despedazadas.
Desova á fines de verano y principios
de otoño, época en que suele abundar
en las ensenadas donde desagua algún río,
por el cual remonta la cría que sale de los
huevos depositados en las inmediaciones. La
multiplicación sería fácil en las cetarias marinas,
sobre todo si además de recibir el flujo
del oleaje, desagua en ellas algún riachuelo.
La estimación de ese pescado en los mercados
debe estimular ásu multiplicación.
ROBINIA—(V. Acacia.)
ROBLE.—Aunque este nombre vulgar se
aplica también en España al melojo y al quejigo,
empléase principalmente para designar
las dos especies arbóreas que algunos botánicos
admiten con los nombres sistemáticos.