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cies trepadoras. La floración es muy abundante,
y sus ramas viven poco tiempo, y de
ahí la necesidad de renovar su armadura. Tiene
además tendencia á producir eu la base de
las ramas gran número de ramillas, que rara
vez florecen y absorben la savia. Para conseguir,
pues, una floración larga y abundante
es necesario equilibrar sus ramas, haciendo
que tengan igual vigor.
Los principios que han de servir de norma
en la poda y dirección del rosal son los siguientes:
Teniendo, como tiene, médula abundante,
y descendiendo la mortalidad de la
rama algunos milímetros por debajo del sitio
en que se corta, no se podará nunca al ras de
Figura 275
una yema, sino á un centímetro por encima
de ella; se suprimirán cuidadosamente en la
poda de invierno las ramas secas y viejas y
las ramillas, y se cubrirán siempre las heridas
con el betún de ingeridores, ó con arcilla y
boñiga de buey. Cada tres años hay que renovar
parcialmente su armadura, es decir, dejar
que brote en la base de las ramas que Se
corten, una yema vigorosa que las reemplace.
La manera de formarle tiene grandísima
influencia en la belleza, duración y número
de las flores. Los de alto tallo han de tener
una cima ó cabeza bien equilibrada, con ramas
igualmente espaciadas y de igual vigor. Los
enanos y francos de pie, una cima regular é
igualmente equilibrada.
Supongamos en el primer año (figura 275)
un patrón que se haya injertado en sus dos
ramas laterales a. Cuando han brotado, se las
ha despuntado en b sobre tres yemas. Este
despunte habrá hecho producir seis yemas c,
que han de empezar á formar su cabeza. Se
corta desde luego el tocón en ¿y los de las
ramas en e, y se cubren ó embarran las heridas.
Se cortarán en f los dos brotes producidos
por los escudetes, con el fin de concentrar
la savia en las yemas de la base, y para
desarrollar la cabeza en longitud. Los cortes
se ejecutan siempre sobre las yemas hacia
afuera, nunca sobre las interiores, porque
producirían en el interior brotes verticales
que entorpecerían el acceso de la luz. La cabeza
del rosal debe aclararse en su centro,
desembarazándole de las ramas que la ofusquen.
Las restantes ramas se podan en g, para
hacerlas ramificar y obtener flores. Después
de podado de esta suerte, tendrá la forma
Figura 276
indicada en la figura 276, en la que las ramas
indicadas por a se desarrollan en el curso de
la vegetación , formarán la cabeza y darán las
primeras flores. Podados estos brotes al año
siguiente, darán flores más abundantes y se
tendrá formada la cima, no necesitando más
cuidados que los de entretenimiento, supresión
de chuponas y aplicar la poda de que
luego hablaremos á los ramos floríferos.
Los rosales de alto tallo no deben emplearse
para formar canastillos, y sí sólo en macizos
colocados en gradilla y en macizos mixtos;
sus tallos desnudos producen un efecto
deplorable, del que se suele abusar. Eu los
canastillos y bordes de las platabandas sólo
deben emplearse los enanos.
Para hacer enanos los rosales injertos en
su base se dirigen como los anteriores, con
la única diferencia de que la poda se practica
á algunos centímetros del suelo.
Los rosales francos de pie se podan con las
mismas condiciones; pero como no están in-