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RAB — 553 — EAB<br />

el cáustico de Viena, la manteca de antimonio,<br />

el cloruro de cinc, y sobre todo con el<br />

hierro candente, que parece ser el mejor de<br />

los cáusticos. Todo trozo de hierro (extremo<br />

de varilla, llave, clavo, etc., etc.), calentado<br />

al rojo, puede servir para la cauterización,<br />

que comprenderá todas las partes de la herida.<br />

»3.° Dependiendo el <strong>é</strong>xito de la cauterización<br />

de la prontitud con que se haga, todo<br />

el mundo puede practicarla antes de llegar el<br />

m<strong>é</strong>dico.<br />

»4.° La cauterización con el amoníaco (álcali<br />

volátil) y con los diversos alcoholes es<br />

completamente ineficaz.»<br />

M<strong>é</strong>todo de Pastear para evitar la rabia despu<strong>é</strong>s<br />

de la mordedura.—Este m<strong>é</strong>todo se funda<br />

esencialmente en los hechos siguientes:<br />

La inoculación en el conejo por trepanación,<br />

debajo de la dura madre, de una m<strong>é</strong>dula<br />

rábica de perro rabioso, produce constantemente<br />

la rabia en el conejo despu<strong>é</strong>s de una<br />

incubación media de quince días próximamente.<br />

Si se transmite el virus de este primer conejo<br />

á un segundo, de <strong>é</strong>ste á un tercero y así<br />

sucesivamente, por el procedimiento de inoculación<br />

anterior, pronto se manifiesta una<br />

tendencia cada vez más acentuada á disminuir<br />

la duración de la incubación de la rabia<br />

en los conejos sucesivamente inoculados.<br />

Despu<strong>é</strong>s de veinte á veinticinco inoculaciones<br />

de conejo á conejo, se encuentran períodos<br />

de incubación de ocho días, que se mautienen<br />

durante otro nuevo período de veinte<br />

á veinticinco inoculaciones. Despu<strong>é</strong>s se consigue<br />

un período de incubación de siete días,<br />

que se manifiesta con una regularidad sorprendente<br />

en una nueva serie de inoculaciones,<br />

hasta noventa. Por lo menos <strong>é</strong>sta es la cifra<br />

á que ha llegado Pasteur en sus experiencias<br />

, y difícilmente se manifiesta una tendencia<br />

á un período de incubación poco menor<br />

de siete días.<br />

Estos experimentos, comenzados en Noviembre<br />

de 1882, cuentan ya varios años de<br />

existencia, sin que la serie nunca se haya interrumpido,<br />

ni tampoco se haya recurrido á<br />

otros virus que al de conejos sucesivamente<br />

muertos de rabia. Nada más fácil, en consecuencia,<br />

que disponer siempre, con grandes<br />

intervalos de tiempo, de un virus rábico de<br />

perfecta pureza, siempre id<strong>é</strong>ntico á sí mismo ó<br />

casi id<strong>é</strong>ntico. Tal es el quid práctico del m<strong>é</strong>todo.<br />

Las m<strong>é</strong>dulas de estos conejos son rábicas<br />

en toda su extensión, con constancia en la virulencia.<br />

Si se desprenden de estas m<strong>é</strong>dulas trozos<br />

de algunos centímetros de longitud con todas<br />

las precauciones posibles para asegurar su<br />

pureza, y se suspenden en un aire seco, desaparece<br />

la virulencia lentamente en estas m<strong>é</strong>dulas,<br />

hasta extinguirse por completo.<br />

El tiempo que tarda en desaparecer la virulencia,<br />

varía algo, aunque poco, con el gro­<br />

sor de los trozos de m<strong>é</strong>dula, pero sobre todo<br />

con la temperatura exterior. Cuanto más<br />

baja es esta última, más dura la virulencia.<br />

Estos resultados constituyen el punto científico<br />

del m<strong>é</strong>todo.<br />

Sentados estos hechos, he aquí el medio de<br />

hacer á un perro refractario á la rabia en un<br />

tiempo relativamente corto:<br />

En una serie de frascos cuyo aire se mantiene<br />

seco por medio de fragmentos de potasa<br />

colocados en el fondo, se suspende diariamente<br />

un trozo de m<strong>é</strong>dula rábica fresca, de<br />

conejo muerto de rabia, desarrollada á los<br />

siete días de incubación. ,<br />

Cada día se inocula en la piel del perro una<br />

jeringa de Pravaz completa de caldo esterilizado<br />

donde se haya diluido un pequeño fragmento<br />

de una de estas m<strong>é</strong>dulas en desecación,<br />

comenzando por una de un número de orden<br />

bastante lejano del día en que se opera, para<br />

estar bien seguros de que esta masa no es del<br />

todo virulenta. En los días siguientes se practica<br />

del mismo modo, con m<strong>é</strong>dulas más recientes,<br />

separadas por un intervalo de dos días,<br />

hasta que se llega á una última m<strong>é</strong>dula muy<br />

virulenta, colocada solamente un día ó dos en<br />

el frasco.<br />

El perro queda entonces refractario á la<br />

rabia. Se le puede inocular virus rábico debajo<br />

de la piel ó en la superficie del cerebro por<br />

trepanación, sin que se declare la enfermedad.<br />

Con este m<strong>é</strong>todo ha conseguido Pasteur<br />

hacer cincuenta perros de todas razas refractarios<br />

á la rabia con <strong>é</strong>xito completo.<br />

Refiri<strong>é</strong>ndose á los m<strong>é</strong>todos de atenuación<br />

progresiva de los virus mortales y á la profilaxia<br />

consecutiva; dada, por otra parte, la influencia<br />

del aire en la atenuación, la primera<br />

idea que se ocurre para explicarse los efectos<br />

del m<strong>é</strong>todo es que la permanencia de las m<strong>é</strong>dulas<br />

rábicas al contacto del aire, disminuye<br />

progresivamente la intensidad de la virulencia<br />

de estas m<strong>é</strong>dulas hasta extinguirla.<br />

Creeríase, según esto, que el m<strong>é</strong>todo profiláctico<br />

de que se trata se funda en el empleo<br />

de virus, primero sin actividad apreciable,<br />

d<strong>é</strong>biles luego y cada vez más virulentos.<br />

Los hechos, sin embargo, no están conformes<br />

con esta manera de ser. Los retrasos en<br />

los períodos de incubación de la rabia, comunicada<br />

día por día á los conejos, como se acaba<br />

de decir para experimentar el estado de<br />

virulencia de las m<strong>é</strong>dulas desecadas al contacto<br />

del aire, son un efecto de empobrecimiento<br />

en cantidad del virus rábico contenido en<br />

estas m<strong>é</strong>dulas, y no un efecto de su empobrecimiento<br />

en virulencia.<br />

Podría admitirse que la inoculación de un<br />

virus de fuerza siempre id<strong>é</strong>ntica á sí misma,<br />

produciría el estado refractario á la rabia,<br />

procediendo á su empleo por cantidades muy<br />

pequeñas, pero diariamente crecientes. Es<br />

una interpretación de los hechos del nuevo<br />

m<strong>é</strong>todo de Pasteur.<br />

Se puede dar todavía al nuevo m<strong>é</strong>todo otra<br />

interpretación, seguramente muy extraña á<br />

Día—VIL 36

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