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el sentido del oído es tanto más importante,
cuanto que contribuye á la conservación de
los individuos, y de las especies por lo tanto,
revelando los peligros que amenazan su existencia.
Así, los animales tímidos que sirven
de alimento á los otros, deben muchas veces
á su oído perspicaz la oportunidad de la fuga.
De ahí que los que no tienen otra defensa,
presenten generalmente muy desarrollada y
movible la trompa acústica que forma el oído
externo, para recoger en todas direcciones las
ondulaciones sonoras que lleguen hasta ella.
La liebre y el conejo, que tantos enemigos
tienen, y la numerosa familia de los antílopes,
devorados frecuentemente por los carniceros
del país que habitan, tales como los leones,
los tigres, las panteras, los leopardos, etc.,
ofrecen una comprobación de lo dicho. Por
otra parte, el oído sirve á los carniceros
para percibir los ruidos que hacen los animales
de que se alimentan aquéllos. Así los individuos
de raza felina, el lobo, la zorra, etc.,
oyen á grandes distancias los gritos de sus
presas, y las aguardan en acecho ó las persiguen
, segúu los casos.
OJO.—(V. Anatomía, página306, tomo II.)
OJO DE PERDIZ.—Enfermedad que sufren
los árboles. Es una especie de griseta, de
un color amarillo blanquecino, muy húmeda
y con muchos hongos microscópicos. Se distingue
de las demás grisetas por su forma especial,
que ocupa en el tronco un espacio redondeado
ó especie de bolsa, que comunica
con la parte exterior del árbol por un agujerito
de borde obscuros y redondeados, del tamaño
de una moneda de media peseta. Rara
vez se extiende esta enfermedad en el sentido
longitudinal del árbol, como sucede con las
grisetas. El Sr. Bona, al describir dicha enfermedad
del modo indicado, añade que en el
espacio de diez años, y en cortas bastante extensas,
sólo la observó dos veces.
Otros autores (Pía y Ra ve. Tral. de mad.de
const. civil y nav.J consideran el ojo de perdiz
como una hupe, la que se presenta en un
nudo, compacto, de color más obscuro. Recomiéndase
para el caso el sondeo de todos
los nudos que ofrezcan este carácter, para conocer
si la madera padece la enfermedad en
cuestión. (V. Vicios y enfermedades de los árboles
y sus maderas.)
OLEA.—(V. Acebuche, Oliva.)
OLEÁCEO (Botánica).—Aplícase á árboles
y arbustos vasculares, que se distinguen
por sus hojas opuestas; flores algunas
veces unixusales, pericarpio vario, y semillas
generalmente sin albumen, como el olivo,
el fresno, la lila y otros. Se llaman oleáceas
á la familia de estos árboles y arbustos.
OLEASTRO.—{y. Acebuche.)
OLEAZA.—Agua que sobra después que
se ha sacado el aceite en los molinos.
OLEOMETRÍA, OLEÓMETRO.-^ Derivando
esta palabra de la latina oleum y de la
griega melron, las que encabezan este artículo
son sinónimas de elaiometría y elaiómetro
(véase estas palabras). Según digimos entonces,
no deben confundirse los oleómelros con
los oleóscopos, por más que en los procedimientos
oleoscópicos de que principalmente
vamos á tratar hay siempre tendencia á determinar,
siquiera aproximadamente, las cantidades
respectivas de dos aceites que se presentan
mezclados para adulterar el de más
valor con el de menos precio.
Teniendo en cuenta todo lo expuesto en los
artículos Aceite, Adulteración, Elaiómetro y
Falsificación, completaremos lo que sobre este
punto queda que tratar.
Los procedimientos oleoscópicos, sea que se
apliquen á un aceite de procedencia desconocida
para fijar su origen por medio de sus caracteres
y propiedades, sea que se empleen
con el objeto de descubrir una sofisticación y
determinar hasta donde sea posible la calidad
y cantidad del aceite extraño introducido en
una clase comercial declarada, pueden reducirse,
según digimos en el artículo Falsificación, á
cuatro, basados: el primero, en la densidad del
líquido; el segundo, en la temperatura que adquieren
los aceites cuando se mezclan con el
ácido sulfúrico; el tercero, en las reacciones
del ácido nítrico, ó de una mezcla de ácido
nitrito y ácido sulfúrico sobre el mismo aceite;
el cuarto, en la acción del nitrato ácido mercurioso.
A estos métodos, digimos, pueden
añadirse la determinación del punto de congelación,
la acción del cloro, el del areómetro
de Pinchón, el del diagómetro de Rousseau y
otros.
Empezaremos por ampliar el primero, describiendo
el oleómetro de Lefebvre, que es el
instrumento usado en este método densimétrico-práctico,
ampliado en las instrucciones
que acompañan al estuche oleométrico de Lefebvre,
con indicaciones muy dignas de tenerse
en cuenta respecto de la acción del ácido sulfúrico
sobre los diferentes aceites. Se parte en
este método del conocimiento previo de la densidad
de los aceites. Para que este método pudiera
darnos indicaciones completamente exactas,
sería preciso que la densidad de un aceite
fuese siempre la misma, cualquiera que fuese
la procedencia del frutó ó materia primera, su
mayor ó menor grado de madurez ó de frescura,
y el sistema de extracción que se haya empleado.
Sobre este punto distamos mucho de
encontrar una perfecta concordancia entre los
datos suministrados por los autores y las experiencias
propias respecto del aceite de oliva,
puesto que habiendo obtenido distintas densidades
en aceites de distintas procedencias, sospechamos
con fundamento que, variando en
los aceites, según su sistema de extracción,
la cantidad relativa de oleína y margariua, y
siendo distinta la densidad de estos dos principios
inmediatos, forzosamente ha de variar
la densidad del aceite por una porción de
causas; lo cual limita la importancia del método
densimétrico, y por lo tanto, el del oleómetro
Lefebvre. Como prueba de lo que decimos,
la densidad del aceite de olivas varía