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PEA — 449 — PRA<br />

efecto de aqu<strong>é</strong>llos es rápido, deben repetirse<br />

los riegos con frecuencia.<br />

No todas las estaciones son adecuadas para<br />

estercolar los prados. Cuando el abono no haya<br />

de producir un efecto inmediato por descomponerse<br />

lentamente, cual sucedería con mezclas<br />

en que entren substancias córneas, huesos,<br />

lana, borra, tierra compacta de difícil<br />

desagregación, etc., etc., forzoso será distribuir<br />

el abono antes del invierno, con objeto<br />

de dar tiempo á que se descomponga. Pero en<br />

caso de que el esquilmo abandone fácilmente<br />

sus sales solubles al agua, como sucede con la<br />

ceniza de maderas, el hollín, el esti<strong>é</strong>rcol muy<br />

pasado y otras substancias que el comercio<br />

expende, habrá de distribuirse lo mismo que<br />

el abono líquido, en Marzo ó Abril, cuando se<br />

inicia la vegetación activa, ó cinco ó seis días<br />

despu<strong>é</strong>s de sacar el heno, para favorecer el<br />

desarrollo del retoño. El efecto de tales abonos<br />

sería nulo si se los distribuyese en invierno,<br />

cuando las plantas no los han de absorber<br />

y los arrastran las aguas de lluvia, á poco que<br />

sea el declive de la pradera. Siempre que se<br />

eche abono en un prado es preciso regarle, á<br />

fin de que se disuelva aqu<strong>é</strong>l, mas no antes de<br />

que la vegetación comience. Ocioso es advertir<br />

que no deben ser abonadas en otoño aquellas<br />

praderas que permanezcan sumergidas<br />

durante el invierno. Cuando se desee mejorar<br />

un prado aportando tierra, podrá distribuirse<br />

<strong>é</strong>sta en montoncitos durante el invierno para<br />

esparcirla en el momento oportuno, ó sea en<br />

el mes de Febrero.<br />

Al abonar los prados ha de procurarse, no<br />

solamente obtener gran cantidad de forraje,<br />

sino que ese forraje sea de buena calidad. Las<br />

materias fecales frescas, las mezclas en que<br />

entre una proporción considerable de sangre<br />

y carne de animales provocan sin duda alguna<br />

el desarrollo vigoroso de la hierba, mas con<br />

frecuencia es rechazada, tanto en verde como<br />

en seco, por los ganados y por los caballos<br />

sobre todo. Las más beneficiosas para los prados,<br />

lo mismo que para los campos, son las<br />

mezclas sólidas ó líquidas en que no predomina<br />

ninguno de los componentes. Tampoco<br />

deben olvidar los agricultores que el fosfato<br />

de cal aumenta la riqueza de la leche, que las<br />

hierbas absorben notable cantidad de esa substancia,<br />

y que es necesario devolver á los terrenos<br />

en forma de abono los elementos que<br />

de ellos se extraen.<br />

CONSERVACIÓN Y CULTIVO DE EOS PRADOS DE<br />

REGADÍO Como se desprende de lo anteriormente<br />

dicho, no bastan los abonos para mantener<br />

las praderas en buen estado, es indispensable<br />

tambi<strong>é</strong>n el consumo del agua, ya<br />

por contener substancias nutritivas eu disolución<br />

ó suspensión, ya por disolver y facilitar<br />

la absorción de los abonos y conducirlos á su<br />

destino, ya por ser indispensable á las plantas,<br />

y sobre todo alas partes herbáceas, que contienen<br />

á veces más de un 70 por 100, ya, en<br />

fin, porque los vegetales no viven y se desarrollan<br />

si no es sustituida la humedad que<br />

pierden por evaporación. Ahora bien: ¿serán<br />

convenientes todas las aguas para el riego de<br />

prados? Generalmente se cree que sí, mas no<br />

es posible admitir que sea igual la eficacia de<br />

todas ellas. Las de ríos y arroyos son comúnmente<br />

más útiles que las de fuente; las que<br />

han recorrido largos trayectos, preferibles á<br />

aquellas cuyos manantiales están próximos á<br />

los prados, y las que arrastran limo, más beneficiosas<br />

que las muy limpias. Tambi<strong>é</strong>n arrastran<br />

mayor cantidad de substancias nutritivas<br />

las corrientes que han cruzado por comarcas<br />

bien cultivadas, y no por campos pobres ó<br />

sin roturar. Las que corren al pie de colinas<br />

y recogen las aguas que de <strong>é</strong>stas descienden<br />

son más ricas que las de las planicies, y cuanto<br />

á las aguas de fuente, suelen ser consideradas<br />

como recomendables aquellas en cuyo<br />

cauce crecen hierbas verdes y vigorosas, mas<br />

no hay que fiarse en absoluto de tal indicio, y<br />

sobre todo no ha de olvidarse que los prados<br />

regados con agua de manantial necesitan mayor<br />

cantidad de abono que los regados con<br />

agua de río ó de vertedero.<br />

Tambi<strong>é</strong>n está reconocido y confirmado por<br />

la práctica que las aguas abundantes en pesca<br />

son mejores para el riego que aquellas en que<br />

no hay peces, probablemente porque las primeras<br />

no son acidas y contienen substancias<br />

animales en suspensión. Sabido es que los estanques<br />

en que se desarrollan y viven mejor<br />

los peces son los situados en medio de tierras<br />

bien cultivadas y abonadas, en tanto que los<br />

animales acuáticos viven en malas condiciones<br />

cuando las aguas son acidas y proceden de los<br />

bosques. Antes de utilizar <strong>é</strong>stas para riego es<br />

necesario dirigirlas á un depósito en que haya<br />

esti<strong>é</strong>rcol, cal ó ceniza de leña, siendo necesario<br />

revolver la masa con palos á medida que<br />

las aguas vayan penetrando en el depósito. De<br />

esa manera se destruye la acidez y las aguas<br />

recogen abono, en beneficio de los prados que<br />

hayan de regar. Las aguas de un río que corre<br />

por terreno arcilloso constituyen un excelente<br />

riego para los prados de terrenos arenosos,<br />

y recíprocamente los prados de terrenos arcillosos<br />

resultan beneficiosos si se los riega con<br />

aguas procedentes de terrenos arenosos. Las<br />

cargadas con sulfato de hierro destruyen las<br />

hierbas de los terrenos ordinarios, y en cambio<br />

producen en los calcáreos excelente efecto.<br />

Donde abundan las aguas para el riego se<br />

suele prodigar <strong>é</strong>ste con exceso, deslavando<br />

los prados no pocas veces, y de ahí que sea<br />

necesario abonarlos con mayor frecuencia.<br />

Respecto de los procedimientos que han de<br />

seguirse para el riego de los prados, v<strong>é</strong>ase el<br />

artículo Riego.<br />

ESCARDA DE EOS PRADOS.—La mayoría de los<br />

labradores, eu cuanto creen que sus prados<br />

se hallan en condiciones de dar heno, se cruzan<br />

de brazos, dejan crecer la hierba y aguardan<br />

tranquilamente á que llegue la <strong>é</strong>poca de<br />

segarla. Si alguno les aconsejase que escardaran<br />

la pradera, se reirían del incauto como<br />

I si los propusiera un absurdo. En ciertas loca-

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