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para designar el cultivo de huerta por medio
de hoyos más ó menos profundos, practicados
en los méganos ó algaidas de arena situados
en la orilla del mar. Ese sistema da excelentes
resultados en las playas de Sanlúcar de
IJarrameda. Gracias á él, la selvicultura y la
industria agrícola han hallado manera de sacar
pingües utilidades de los arenales estériles
y voladores, fijándolos á la vez de un modo
permanente, como advierte el distinguido ingeniero
de montes Sr. Cerón en un excelente
artículo que contiene las observaciones siguientes:
«Este cultivo, dice el Sr. Cerón, ha facilitado
al interés individual la posesión de una
propiedad que, por pequeña que sea, basta
para el sustento de su familia. El trabajador
busca afanoso la fertilidad de la tierra, practicando
hoyos de 2 á 5 metros de profundidad,
desde la superficie de las arenas, hasta encontrar
el riego subterráneo que deseaba por
recompensa de sus penosos trabajos, alcanzando
la vegetación más vigorosa y precoz
que puede ostentar la huerta mejor tratada.
^Ilustres viajeros de Europa han fijado su
atención en los navazos del litoral gaditano,
y especialmente en los de Sanlúcar, rindiendo
el justo tributo de admiración al minucioso
y bien entendido cultivo de los mismos. Mon-
Meur Lasterie, gran conocedor de las industrias
agrícolas, ha sido el primer extranjero
que de una manera concienzuda ha celebrado
más el cultivo de navazos, y recogido muchos
datos sobre este particular para enseñar á los
franceses.
3>Bien demuestra este hecho que, si somos
tributarios de los extranjeros en muchos adelantos
agrícolas, ellos á su vez nos son deudores
del sistema empleado en el cultivo de
los navazos.
»Para que mejor se comprendan los medios
empleados para el cultivo de Davazos, expondremos,
aunque brevemente, algunas noticias
acerca del particular.
»En Sanlúcar de Barrameda, en que con
más perfección se cultivan los navazos, se
abrieron éstos dentro de los arenales que median
desde el castillo del Espíritu Santo hasta
el pinar del Algaida, pasando por el puerto
de Bonanza, unos 3 kilómetros de longitud
por 2 kilómetros de ancho, siguiendo la orilla
del mar, en cuya zona se veían salpicados una
serie de méganos de arena voladora, que,
arrastrada por los vientos del Oeste, era conducida
al caserío bajo de la población, enterrando
una calle entera, y amenazando la
ruina del barrio bajo de la ciudad, por ser
ineficaces todos los medios empleados para
atajar semejantes estragos.
^Cuando más se creía su pérdida, se logró,
por un medio indirecto, sujetar las arenas casi
repentinamente, consiguiendo al propio tiempo
transformar aquel terreno estéril en el más
productivo que acaso se conoce en los dominios
de la agricultura, formando una serie
de huertas que reciben el nombre de navazos.
Expliquemos cómo se logró tan salvadora
transformación.
sHará unos ciento cuarenta y cinco años que
la falta de trabajo sugirió á varios jornaleros
del campo abrir algunos hoyos en aquellos
cerros de arena, formando con la tierra que
extraían una especie de vallados de regular
altura, profundizando el espacio del terreno
elegido hasta medio metro sobre el nivel del
agua subterránea. Terminada la excavación,
hasta conseguir una profunda planicie cercada
y resguardada por el elevado conjunto de
arenas de su periferia, la rodearon con una
zanja que llega al nivel de las aguas, formada
entre la planicie y el vallado. De esta zanja
suelen derivar otras que atraviesan el terreno
para que corran por ellas las aguas, que van
á derivar á un pozo construido de material 6
de piedra seca, del cual arranca un acueducto
de atenores para que las derrame en la orilla
del mar, atravesando los méganos en muchos
casos á la profundidad de 8 metros que tienen
de elevación algunos de ellos.
»A pesar de la inteligencia y práctica esmerada
que se necesita para la ejecución de estas
operaciones, sin auxilio de personal teórico
la verifican los navaceros con suma precisión.
Abierto el hoyo navazo, proceden á la postura
de viñas, pitas, tunas, higueras y otros
frutales en el borde interior de los vallados
que los circundan, con ,el objeto de que con
las raíces de estas plantas aprisionen y sujeten
las arenas, deteniendo su descenso á la
zanja y navazo. Practicadas estas operaciones
preliminares de seguridad, se da principio al
cultivo de la planicie interior, variando más
ó menos según la extensión y calidad de los
navazos, pues los hay de distinta especie. Figuran
en primer término los llamados de
marea, que son aquellos que reciben el beneficio
del flujo y reflujo de la mar, el cual influye
en ellos, haciendo elevar y bajar el agua
dulce de su fondo según las mareas. Esta clase
de navazos son los de más estima, porque
cada doce horas próximamente sube el agua
subterránea á humedecer las raíces de las
plantas; circunstancia esencialísima, muy especialmente
cuando los calores de estío se
dejan sentir con intensidad; razón por la cual
se producen en aquella estación muchos frutos
que no son propios de ella, y que por lo
mismo tienen más valor. La planicie de estos
navazos se arregla y gradúa con el punto de
mayor elevación de las mareas, con objeto de
preservar las plantas de una humedad excesiva
y darles sólo la conveniente.
»La segunda clase de navazos se distingue
de los anteriores por ser en ellos constante el
nivel de las aguas subterráneas, á causa de
no alcanzarles el beneficio de las mareas, con
sólo aquellas variantes accidentales que producen
las estaciones secas ó lluviosas, y según
dicho nivel se da mayor ó menor profundidad
á la planicie. De la misma manera que los anteriores,
esta clase de navazos tienen su desagüe
en la mar.