é 3 - citaREA

EIE — 638 — EIE
está operación, conocida con el nombre dé
«ntarquinamiento ó colmateo, ha dado resultados
excelentes, transformando grandes terrenos,
antes improductivos, en excelentes
«ampos de regadío en el delta del Ebro, cerca
de San Carlos de la Eápita.
Hemos indicado la conveniencia de ciertas
sales, disueltas en el agua, para favorecer y
•desarrollar la vegetación de las plantas y la
fertilidad del suelo; pero no debemos omitir
que la proporción excesiva de ella puede comunicar
á las aguas y terrenos propiedades
perjudiciales á la vegetación, y hasta hacerlas
impropias para el riego.
La sal común, disuelta en el agua, puede
hacer á ésta útil ó nociva en los riegos, según
en la proporción que exista, pues dicha substancia,
en pequeñas dosis, ejerce una acción
estimulante, pero llega á esterilizar el terreno
cuando entra en gran cantidad; las aguas salitrosas
se encuentran en igual caso; su acción
estimulante, cuando existe en pequeñas proporciones,
se transforma en nociva cuando
aumentan en cantidad; ciertas plantas, sin
embargo, se desarrollan mejor que otras con
aguas que contienen estas sales en proporción
notable, y de ello tenemos pruebas en el valle
del Vinalopó, en donde el granado, el algarrobo,
el olivo y la palmera se acomodan perfectamente
al riego con aguas salitrosas. En
Elche es práctica usual y de seguros resultados
regar las palmeras durante algún tiempo
con agua cargada de sal marina cuando se
ponen mustias y lánguidas, con objeto de
reavivarlas, viéndolas al cabo de poco tiempo
recobrar su lozanía y vigor.
Las aguas acidas cuyos caracteres proceden
de substancias orgánicas ó inorgánicas pueden
corregirse haciéndolas pasar sobre una
capa caliza ó de cenizas; las que contienen
suifatos de hierro se utilizan en Lombardía
para el riego de los terrenos calizos. Una cantidad
excesiva de yeso ó sulfato de cal en el
^agua puede perjudicar á la vegetación, porque
forma sobre el terreno una costra que
impide, de no removerse á menudo, el acceso
del aire á las raíces y la meteorización necesaria
al suelo; hay que advertir, sin embargo,
-que el yeso es un excelente abono para las
plantas leguminosas, y el inconveniente del
endurecimiento de la corteza exterior del terreno
se evita removiendo el suelo á menudo
con una rastra; esto no puede hacerse en los
prados, por cuya razón en ellos es más perjudicial
el agua selenitosa; estas aguas suelen
mejorarse algo por el reposo y el contacto
con abonos orgánicos.
Cuando las aguas están cargadas de carbonato
calizo, se mantienen en disolución por el
exceso de ácido carbónico que contienen; en
tal estado poseen cualidades incrustantes que
producen inconvenientes semejantes á los antes
dichos, depositando capas de carbonato de
cal, y son ventajosas para el riego de los terrenos
arcillosos; estas aguas se mejoran por