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de consistencia media, un poco calizos é inclinados.
En el primer caso su crecimiento es
más lento, pero los frutos son más ricos en
aceite y la madera es de mejor calidad. Rechaza
enérgicamente los suelos arcillosos húmedos
y los terrenos silíceos. En los terrenos
de poco fondo, las largas raíces del nogal se
extienden superficialmente, perjudicando á
las plantas herbáceas inmediatas hasta considerable
distancia. A su sombra no prospera
plauta alguna, ya sea por efecto de aquélla,
ya sea porque el agua de lluvia, al correr por
su follaje, se carga de tanino y lo deposita en
el suelo. Conviene, pues, plantar el nogal en
los límites, especialmente del Norte, ó en calles,
y no en medio de los campos, á menos
de que se trate de un terreno impropio para
otros cultivos; pero aun en este caso deberá
dejársele bastante espaciado, porque no se da
bien en espesura.
El medio más conveniente para su multiplicación
, por la hermosura y vigor de los árboles
que produce y por la rapidez con que las
plantitas se desarrollan, es la siembra de
asiento. Los nogales obtenidos de este modo
tienen una raíz central mejor desarrollada,
que les permite resistir los vientos más fuertes;
su tronco es más derecho y limpio; su
crecimiento es más rápido, y hay quien asegura
que se desarrollan diez años antes que
los procedentes de plantación. Por desgracia,
la siembra de asiento sólo es practicable en
un corto número de casos, en razón á los numerosos
accidentes á que las plantas jóvenes
están expuestas en los campos. Es preciso,
pues, casi siempre, recurrir á la siembra en
semillero, y por consiguiente al transplante
después. La tierra en que se ponga la semilla
debe prepararse y removerse bien, pero sin
abonarla. Se escogen las nueces de la variedad
más conveniente, según el objeto principal
que se quiera obtener con la plantación. Durante
el invierno, se colocan las nueces en capas
en algún lugar eu que la temperatura se
mantenga constantemente baja, pero sobre 0 o
.
Se siembran las nueces en primavera, colocándolas
una á una á distancia de 50 centímetros
entre sí, en líneas separadas por un
espacio de 70 centímetros, y sólo á la profundidad
de 5 ó 6 centímetros. Durante el primer
año no se aplican más que un par de labores
al suelo. A fines de otoño para las tierras
ligeras, y de invierno para las fuertes y
húmedas, se entresacan las plantitas, quitando
de las líneas una sí y otra no, con lo cual
las que quedan estarán á la distancia de un
metro. No se hace trausplante alguno en el
semillero, como se acostumbra con otras especies
arbóreas, no sólo para dar más espacio
á las plantitas, sino también para conseguir
que se desarrollen nuevas raíces que faciliten
después el buen éxito de la plantación de
asiento. En defecto de ese transplante, se
practica á veces una operación que conduce
al mismo fin, y que consiste en ir hendiendo
verticalmente la tierra con la azada, en una
circunferencia de 50 centímetros de radio,
con lo cual la lámina de la azada corta las
raíces de la planta á dicha longitud de 50
centímetros. Ejecutada esta operación en el
segundo ó tercer año, provoca el desarrollo
de un gran número de raicillas, que en el
transplante definitivo contribuyen mucho al
buen resultado. Los nogales se injertan, ya
en el vivero, ya en el sitio en que se colocan
definitivamente. En el vivero se hace el injerto
cuando las plantas tienen un tallo de 10
centímetros de circunferencia próximamente
y de 1,50 á 2 metros de altura. En cuanto á los
árboles de asiento, siempre se verifica cuando
han adquirido dimensiones mucho más considerables.
Eu uno y otro caso se emplean los
injertos de púa, de canutillo ó de escudete á
ojo velando. El injerto de escudete tiene,
para el nogal, el inconveniente de despegarse
fácilmente si no se tiene cuidado de fijar junto
al patrón un tutor que sobresalga, y al
cual se sujeta el nuevo brote en cuanto se
desarrolla; algunas veces no se hace más que
despuntar la extremidad del brote, para contener
su desarrollo. Eu cuanto al injerto de
canutillo, se verifica de los dos modos conocidos,
á saber: ya adaptando al patrón, descabezado
y desprovisto de una faja cilindrica de
corteza, un tubo de corteza del injerto de
igual dimensión y que lleve una yema, ya
aplicando al patrón sin descabezar, y al cual
no se ha quitado más que un anillo de corteza,
una faja circular de corteza del injerto,
que lleve también una 3'ema, y cortada de
suerte que recubra exactamente la porción
descortezada del patrón. Las uniones se recubren
con el ungüento de injertar, sin ligadura
alguna. Algunas veces se injertan los árboles
ya grandes, con objeto de cambiar la na
turaleza de sus productos. En este caso se
rebajan las ramas á alguna distancia del tronco
y se aplica un injerto á cada una, ó bien se
descabeza completamente el árbol, para provocar
la producción de nuevos brotes, á los
cuales se aplican en seguida los injertos. Su
desarrollo es más rápido veinte años después
que en los primeros años, y adquieren la pie
nitud de su vigor á los sesenta. Los nogales
injertados en el vivero están en disposición de
ser transplantados de asiento al año siguiente
á la operación. Este transplaute se hace, como
para casi todos los árboles, en otoño en los países
meridionales y en los terrenos ligeros ó
poco húmedos, en donde no hay que temer la
acción funesta de la humedad antes del arraigo,
y únicamente en primavera en los países
del Norte y en las tierras fuertes ó húmedas,
en que conviene evitar los efectos de los grandes
fríos y de la excesiva humedad del invierno.
En uno y otro caso se rebaja el brote producido
por el injerto hasta la longitud necesaria
para que sólo le queden cinco ó seis
yemas; esta operación se hace, inmediatamente
después de colocada la planta de asiento
para las plantaciones de primavera, y después
de los fríos fuertes para las de otoño. Una vez