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que esas indicaciones suponen, proporcionando
á los huevos la temperatura y el grado de
luz más adecuados para su desarrollo, colocando
los recipientes, cuando sea preciso, al
abrigo de una especie de invernadero. Para
mantener convenientemente separados y limpios
los huevos sobre los zarzos, se emplean
varios instrumentos de manejo fácil. Un pincel
fino (figura 142), ó las barbas de una pluma,
pueden servir para desembarazar los huevos
de las impurezas que sobre ellos se acumulen.
Cuando l.os corpúsculos pútridos sean muy
abundantes, lo mejor será mudar los huevos
á otra artesa limpia; mas para ello conviene
esperar á que se forme el embrión. Para efectuar
la traslación se emplea una pipeta recta
ó la encorvada (figura 143). Los huevos dañados
han de extraerse inmediatamente que
se advierta su estado, así como los infecundos
, utilizando para ello las pinzas que repre­
Figura J45.—Manejo de la pipeta para coger los pececillos
seuta la figura 143, y cuidando de no tocar á
los sanos. En el momento en que aparezcan
los alevines, deberán ser trasladados éstos al
estanque de cría.
Es de notar que al cabo de algunas horas
de incubación los huevos experimentan modificaciones,
que se notan lo mismo en los
fecundados que en los que no lo están, volviéndose
todos más transparentes. Al mismo
tiempo, sobre un punto de la superficie del
globo interior, en medio de un montón de
gotitas oleaginosas, se presenta una manchita
circular y blanquecina, que equivocadamente
se ba tomado por señal de fecundación. En
los huevos de los peces que hacen en verano
la postura, esas manchas aparecen á las dos
horas; en los huevos de los salmouídeos son
necesarias ocho ó diez. En los huevos no fecundados
el germen permanece hasta cierto
punto inmóvil, y se mantiene así casi constantemente,
aunque con alteraciones. Por el
contrario, en los huevos fecundados va disminuyendo
de espesor, se agranda y se transforma
en membrana. Aumentando su exteu-
sión cada vez más, ocupa el tercio, la mitad,,
y por fin la totalidad del globo interior del
huevo, el cual ofrece entonces en uno de sus
puntos, si bien transitoriamente, un agujeroaparente.
Al mismo tiempo se manifiesta el
embrión bajo la forma de una línea blanquecina
, que ocupa la cuarta parte de la superficie
del huevo. Con esas transformaciones termina
el que pudiera llamarse primer período
de la incubación, y comienza el segundo, que
dura hasta el nacimiento de los pececülos.
Segúu se ha indicado, durante el primer
período no deben tocarse ni transportarse á
distancia los huevos de los peces; es necesario
dejarlos en completo reposo, y no someterlos
á otras manipulaciones que las indispensables
para separar los muertos. Cuando se distinguen
ya los ojos como dos puntos negruzcos,
se los puede mudar de una rejilla á otra para
limpiarlos, sacándolos directamente del agua
con una paletilla ó la pipeta citada
autes. La pipeta se maneja
sujetando el instrumento con la
mano derecha por su extremo,
el cual se ha de cerrar con eí
pulpejo del dedo pulgar. En seguida
se presenta á los huevos
el extremo opuesto, y levantando
el pulgar rápidamente, se
precipitará el agua en la cavidad
de la pipeta, arrastrando lo que
coge la corriente por delante.
Cuando se restablece el nivel se
retira la pipeta, la cual queda
más ó menos cargada de huevos
Figura 146,—Trucha con vesícula
(figura 145). Cuando éstos hayan de ser remitidos
á distancias considerables, se aguardará
á que lleguen al último período de desarrollo.
CUIDADOS QUE RECLAMAN LOS PECES RECIÉN:
NACIDOS.—Algunos pueden nadar desde que
rompen la membrana externa del huevo, y
otros, como los salmonídeos, salen al exterior
con una gran vejiga suspendida del vientre,
que los mantiene inmóviles en el sitio en queuacieron
y los impide huir de sus numerosos
enemigos (figura 146). Los primeros pueden
quedar abandonados á sí mismos; no así Iossegundos,
que han de ser mantenidos en completo
reposo, á cubierto de la luz intensa, y
sin más alimento que el vitelus de la vesícula
umbilical, la cual va desapareciendo paulatinamente,
como se indicó en el artículo Incubación.
En cuanto desaparece ó se reduce
considerablemente la vejiga, han de ser trasladados
los pececillos á recipientes más amplios-
(figura 137), cuyo conjunto constituye una
pequeña cascada. Estos recipientes tienen un
metro de largo, 70 centímetros de ancho y 20centímetros
de profundidad. En cada uno»