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el coste dé la carbonización en unas 0,30 pesetas
el metro cuadrado, aunque el precio del
gas y los jornales son variables. En Inglaterra
se sujetó á este procedimiento la madera
empleada en la construcción del buque Royal
William, cuya gran duración acreditó la utilidad
y ventajas de este método, que se aplica
también en particular á las maderas de difícil
inyección, como el roble, la encina y otras
análogas. Recientemente se ha construido el
aparato denominado máquina de gas de Hugou,
que consta de un hornillo de hierro
fundido, sostenido por una columna movible,
para poder verificar la carbonización de las
maderas colocadas sobre rodillos que puedan
moverse.
Iguales resultados que con la carbonización
pueden obtenerse interponiendo entre la atmósfera
y el cuerpo de la madera substancias
atermas é impermeables. Las resinas reúnen
estas dos condiciones, siendo preferible la
brea obtenida por la destilación seca de la
madera de pino. Empléase con ventaja para
este objeto el pino de Escocia (Pinus rubra,
Willd.) en los países del Norte, y en España
el pino salgareño (Pinus laricio, Poir.) de
la provincia de Jaén. La brea, unida por la
fusión á un peso igual de miera, da una mezcla
de color claro, llamada brea americana,
reputada como la mejor para calafatear barcos;
puede sustituirse la miera por la pez
negra, obteniéndose la pez grasa. Mezclada
la brea con grasa ó sebo, se forman diversas
preparaciones que, con el nombre genérico
de alquitrán ó pez naval, se emplean para la
carena de los buques. En algunos casos se
emplea también el pirolignito de hierro, con
el cual se dan dos ó tres capas á la madera
para que quede perfectamente revestida de
una substancia dura ó impermeable que la
preserve de la acción de la humedad.
Un efecto análogo al embreado produce la
pintura al óleo, que forma un barniz hidrófugo,
más dúctil que las resinas sólidas, y
por lo tanto menos expuesto á agrietarse y
de mayor duración, á menos que se exponga
á la acción demasiado prolongada de los rayos
solares, los cuales llegan á destruirlo por oxidación,
como sucede con las resinas, facilitando
este resultado el óxido de plomo, que
entra como elemento de la pintura. Esta debe
aplicarse cuando la madera esté bien seca,
siendo su composición aceite de linaza con
colores minerales. Usase también para pintar
las maderas la composición ideada por M. Sorel,
que se prepara con una disolución acuosa
de cloruro de cinc, mezclado con tartrato de
potasa, añadiendo alguna fécula para que
liguen los colores que se elijan. Se caliéntala
mezcla para que se disuelva, y se aplica en
caliente, secándose á la media hora. Esta pintura
tiene más duración y belleza que la al
óleo, no se obscurece con las emanaciones
sulfurosas, es inodora, resiste á la humedad,
puede lavarse (como la pintura al óleo), disminuye
la combustibilidad de la madera, es
económica y no perjudica á la salud. También
se usa el sulfato de hierro mezclado con aceite
de linaza.
JefFery ha inventado una composición, llamada
cola marina, que se prepara disolviendo
500 gramos de caucho en 4 galones de
nafta ó de esencia de trementina, terminándose
la operación á los diez días, durante
los cuales debe agitarse la mezcla para facilitar
la disolución. Se añade luego goma laca
en la proporción de dos partes por una de
nafta, y se calienta la mezcla en un recipiente
de hierro. Aunque se creyó que esta
substancia podría sustituir al cobre y al cinc
para forros, se ha visto que no resguarda
bien á la madera, y que se recubre fácilmente
de hierbas, moluscos y otros seres marinos.
Para disminuir la combustibilidad de las
maderas pueden emplearse diversas substancias,
tales como el pirolignito de hierro y el
sulfato de cobre; una disolución de alumbre
con sulfato de hierro; el cloruro amónico y el
fosfato de amoníaco en partes iguales; el borato
de sosa y la sal amoníaco en iguales proporciones;
el cloruro de calcio, y un compuesto
de 60 gramos de alumbre, 60 de
sulfato de cobre, 30 de ácido bórico disuelto
en un litro de agua, 19 de gelatina y 19 de
engrudo de almidón. Los silicatos de potasa y
sosa se usan para tal objeto con preferencia,
porque la madera preparada con ellos no arde,
y á lo sumo se carboniza sin producir llama,
teniendo por otra parte la ventaja de que
aquellas substancias no alteran el tejido leñoso
y pueden resistir la intemperie. La primera
capa debe componerse de tres partes de silicato
por una de agua caliente, y las siguientes,
de 4 á 4,50 de sal por una de agua. La
operación se ejecuta aplicando el líquido sobre
la madera con una brocha, cuando ya se
ha secado la capá dada anteriormente, y repitiéndola
unas cuatro ó cinco, siendo muy
conveniente adicionar á la disolución algo de
arcilla ó polvo de ladrillo. Con un kilogramo
de silicato se pueden preparar 2 metros cuadrados
de madera. También ha dado muy
buen resultado el tungstato de sosa, formando
una disolución que se inyecta en caliente.
Otra preparación para impregnar la madera
y hacerla incombustible es la compuesta de
20 kilogramos de agua, 3 de bórax y 2,25 de
sal común. M. Sainsbury recomienda el uso
del siguiente procedimiento: se colocan las
maderas dentro de un recipiente cerrado, de
forma y dimensiones proporcionadas á la magnitud
de las piezas, en el cual se inyecta, en
frío y bajo la presión de cinco atmósferas, un
líquido compuesto de 16 kilogramos de alumbre,
16 de sulfato de cobre, 1 de bromuro
de sodio, 1 de yoduro de sodio y 1.000 de
agua. El bromuro y el yoduro pueden suplirse
uno á otro duplicando la cantidad del empleado.
Para terminar añadiremos que para dar á
la madera la dureza y resistencia de la piedra,
haciéndola al mismo tiempo impermeable