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PAS — 224 — PAS<br />

lo XIV, libro III de la Recopilación, se dijo<br />

que para utilidad de los pastos en las tierras<br />

de atochares y maleza, convenía romperlas y<br />

sembrarlas para hacerlas pastables.<br />

La ley ordenaba que los pastos fuesen tasados<br />

por dos personas, una puesta por el<br />

dueño y otra por el ganadero.<br />

Basta enunciar el contenido de estas leyes<br />

para que se comprenda su gran inconveniencia.<br />

A la prosperidad de la ganadería fueron<br />

sacrificados el derecho de los propietarios y<br />

la producción agrícola, siendo consecuencia<br />

indeclinable la pobreza de todos y vivir en<br />

eterna contienda y en pleitos interminables<br />

los ganaderos con los pueblos y con los terratenientes,<br />

los ganaderos trashumantes con los<br />

estantes, y los mismos ganaderos trashumantes<br />

entre sí.<br />

Esta legislación absurda quedó derogada<br />

por las Cortes de Cádiz en 1813; mas debemos<br />

advertir que al exceso de la intervención oficial<br />

ha sucedido una deplorable deficiencia de<br />

las leyes para evitar conflictos en el uso de<br />

los pastos en muchas ocasiones. Sería sumamente<br />

acertado que una disposición legal<br />

marcase de modo claro y preciso, por ejemplo,<br />

los derechos de los Ayuntamientos, los<br />

de los terratenientes y los de los ganaderos<br />

en el disfrute de los pastos, tratándose de tierras<br />

de diferentes dueños interpuestas ó enclavadas<br />

unas en otras.<br />

II.—En lo antiguo, cuando eran de poco<br />

valor las dehesas de invernada, los ganaderos<br />

se afanaban por dar á los animales dehesa de<br />

mayor cabida que la necesaria. Era axioma<br />

para ellos que la hierba sobrante era la que<br />

engordaba. Cosa indudable es, en efecto, que<br />

sólo puede tomar sebo el ganado, como vulgarmente<br />

se dice, estando alimentado hasta<br />

la saciedad, lo cual únicamente puede suceder<br />

yendo casi siempre sobre cencío, es decir,<br />

sobre terreno antes no pastado. A las reses<br />

gusta mucho despuntar los tallos de la tierna<br />

hierba, y por el contrario, huyen sin tomar<br />

bocado de los sitios ya recorridos y hollados.<br />

En Inglaterra, como en ningún otro país,<br />

se comprende lo mucho que vale la abundancia<br />

de comida para la robustez de los animales,<br />

así como para la utilidad de los ganaderos.<br />

Allí es principio inconcuso de economía<br />

rural que escatimar gastos en el alimento da<br />

por resultado constantemente escasez de ganancia,<br />

y además, que <strong>é</strong>sta sea insegura. Por<br />

tal razón no se contentan con que las praderas<br />

est<strong>é</strong>n siempre verdes y lozanas, sino que<br />

en sitios adecuados colocan dornajos con tub<strong>é</strong>rculos<br />

y legumbres, para excitar más y más<br />

el apetito del ganado.<br />

Entre nosotros, un buen ganadero nunca<br />

consumía antes con sus rebaños ni por otros,<br />

arrendándola, la hierba sobrante en primavera.<br />

La dejaban como recurso indispensable<br />

para el otoño en los años que fueran tardías<br />

las lluvias y se retrasase el brote de las semillas<br />

pratenses.<br />

Otra ventaja ofrece, en opinión de muchos,<br />

el dejar para otoño la hierba sobrante de primavera,<br />

y es que conserva la humedad del<br />

suelo, y evita que en días calurosos se agosten<br />

los nuevos brotes. -<br />

Por nuestra parte, creemos que <strong>é</strong>ste es mal<br />

sistema, y para ello tenemos varias razones.<br />

Es una, que el alimento que ofrece el pasto ó<br />

hierba seca no equivale al producto que podría<br />

obtenerse con el veraneo, ó sea arrendando<br />

las dehesas desde Mayo á fin de Septiembre;<br />

es otra, que el pasto seco es de poquísimo<br />

sustento; puede decirse que en <strong>é</strong>l<br />

sólo hay aprovechable la semilla que retiene.<br />

Si el otoño es malo, las semillas del pasto no<br />

bastan para sostener en buen estado la ganadería;<br />

si el otoño es bueno, la hierba nacida<br />

es suficiente para que entren en la invernada<br />

en regular estado de carnes.<br />

Lo mejor en nuestro concepto es arrendar<br />

las dehesas de verano, emplear el producto<br />

del arrendamiento en las substancias alimenticias<br />

que se hallen en el país, y reservarlas<br />

para darlas al ganado en la <strong>é</strong>poca que los<br />

pastores juzguen más á propósito.<br />

Aún ¡-ería preferible convertir en heno la<br />

hierba sobrante en primavera. Esto se hace<br />

en muchas localidades, pero en la mayor parte<br />

es difícil la operación. Desde luego es un<br />

obstáculo para verificarla el ser las dehesas de<br />

otro dueño que el del ganado, el arrendarse<br />

por poco tiempo, y á causa de esto el no ser<br />

fácil á los ganaderos preparar la recolección y<br />

conservación del heno. Es cosa verdaderamente<br />

triste lo que entre nosotros sucede, que<br />

es perderse en primavera, por exceder á las<br />

necesidades del consumo, una gran cantidad<br />

de hierba; quedarse además sin el productodel<br />

veraneo; sacar escaso provecho del pasto<br />

en otoño, y en algunas <strong>é</strong>pocas d<strong>é</strong>la invernada<br />

perecer de hambre gran número de reses, y<br />

enflaquecer las demás por carecer de toda clase<br />

de provisiones. El sistema no puede ser más<br />

deplorable, y mientras no se varíe en los t<strong>é</strong>rminos<br />

que hemos indicado, será imposible la<br />

reforma pecuaria, en el sentido de precocidad<br />

sobre todo.<br />

De cierto alegarán muchos de nuestros lectores<br />

algunos motivos contra la henificación<br />

de la hierba con objeto de excusar su apatía<br />

en este punto; pero con toda seguridad no<br />

darán razón valedera contra el sistema mismo.<br />

Siendo así, s<strong>é</strong>anos permitido formular este<br />

dilema: ó se vencen las dificultades para utilizar<br />

la hierba de primavera de modo preferible<br />

á dejarla secarse, ó no hay más remedio<br />

que sufrir las terribles consecuencias del necesario<br />

atraso en que vivimos respecto á otros<br />

países, en cuanto al punto concreto de que<br />

se trata.<br />

III. El aspecto t<strong>é</strong>cnico de la cuestión comprende<br />

cuanto se refiere á la calidad de los<br />

pastos, al modo de sustituir unas plantas por<br />

otras, al influjo de cada planta en la salud de<br />

los animales, y en la calidad de la carne y de<br />

la leche. Eu otros países los propietarios de<br />

dehesas suelen encargar el estudio de esta

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