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derecho que se debía abonar para pastar los
ganados, ó sea el coste de las hierbas, en vez
de ser objeto de un contrato privado, estaba
arbitrariamente regulado por las leyes.
Durante siglos fué la tasa base del pasturaje,
y se hizo siempre en beneficio de la ganadería.
Puede afirmarse que fué uno de los privilegios
más importantes concedidos ,al Concejo
de la Mesta.
La tasa debía hacerse por dos peritos, uno
nombrado por el dueño de la tierra, y otro
por el ganadero. Eu caso de discordia había
de nombrar un tercero la justicia del pueblo
de donde fuese natural el dueño de la dehesa.
Así lo ordena el capítulo III de la ley 3. a
,
título XIV, libro III de la Recopilación.
Por pragmática de 1633 la tasación de las
hierbas debía hacerse siempre que el ganadero
se conceptuase agraviado en el precio.
Por provisión de 1724 el precio de las hierbas
había de reducirse al que tenían en 1692,
y mientras el propietario lo averiguaba, eí
ganadero cumplía con pagar las dos terceras
partes del precio de su arrendamiento.
Por pragmática de 1680 se ordenó que el
precio de las dehesas fuese el que tuvieron el
año de 1633.
Oportuno parece insertar la ultima parte
del auto acordado del Consejo, fecha 7 de
Agosto de 1702, arreglando el precio de las
hierbas al que tuvieron en 1692, para que se
conozca el espíritu de la época sobre esta materia,
y la alteración que ha tenido el pasturaje
eu el tiempo desde ella transcurrido.
Dice así: «Y porque se ha conocido que los
tasadores no se arreglan como debian á tasar
las hierbas, según la calidad de ellas y cabimiento
de las cabezas de ganado en cada dehesa,
mandará se haga la dicha tasa por la
calidad de las hierbas, sin que pueda exceder
el precio de las mejores de 6 rs. cada cabeza
en la Extremadura, y que el cabimiento de
cada dehesa que se tasare, haya de ser por la
cuerda regular y establecida, expresando la
calidad de la dehesa, si és de carneros, ovejas
ó borras; y que respecto de que las dehesas
de Extremadura y sus hierbas son de mayor
estimación que las de Andalucía y Castilla la
Nueva, en estas no se pueda exceder en la
tasa de o rs. por cabeza eu las hierbas de mejor
calidad.»
Pero aun hubo una circunstancia agravante,
que fué la tasa para el propietario y la precisión
de declarar el número de cabezas que
podía mantener cada dehesa, con lo cual se
sobrepuso la autoridad fiscal al derecho del
propietario.
Acostumbrados los ganaderos á sacar utilidad
más que de su aplicación inteligente á la
mejora de la granjeria, del sacrificio de la cla7 se terrateniente, se creyeron en el caso de ser
holgazanes, y después refractarios á toda innovación
provechosa.
Vivió el privilegio en el pasturaje, y no han
podido resistir á la reacción producida por la
derogación déla tasa.
Con las leyes desamortizadoras ha ido disminuyendo
el baldiaje, y con la libertad política
se ha declarado sagrado, inviolable, el derecho
del propietario. La consecuencia ha sido
elevarse los precios de las hierbas de manera
desusada; los ganaderos, por causas que no es
del caso citar, no pueden soportarlos, y así como
la agricultura ha existido decadente por las
exageradas atenciones á la ganadería, hoy ésta
no puede resistir las que se juzga excesivas
pretensiones de los terratenientes respecto al
coste de la manutención del ganado.
En la actualidad los precios del pasturaje
son, por punto general y término medio, los
siguientes: en Extremadura, 5 pesetas la oveja
de parir; en las Castillas, 3 pesetas. El ganado
vacío cuesta una peseta menos, cabeza.
La vaca cuesta de 2 á 3 pesetas mensuales, según
sea la calidad de las hierbas. Algo más
cuesta cada yegua de vientre. Las dehesas propias
para ganado cabrío son más baratas. De 5
reales no suele exceder el precio por cabeza.
Eu algunos puntos de Castilla llega al doble
de este tipo.
Estos precios se refieren á la invernada; los
de veraneo se estiman en la mitad á lo sumo;
generalmente las dehesas de hierba y pasto
cuestan bastante menos. La rastrojera resulta
más cara.
Mal estuvieron antes los propietarios terratenientes,
mal están hoy los ganaderos,
mal estarán en lo sucesivo ambas clases si
unos y otros de una parte, y de otra el Gobierno,
no procuran conciliar los intereses de
todos.
El propietario debe contentarse con menos
para salvarse; el ganadero debe reformar la
ganadería para poder satisfacer los gastos que
el nuevo orden social le impone, y sólo así
dejará de ser el pasturaje, lo que ha sido hasahora,
motivo para una y otra clase, de discordia
y de ruina.
M. López Martínez.
PATA DE GALLINA (Selvicultura).—
Conocida también esta enfermedad, propia de
los troncos de los árboles, con el nombre de
cuadranura, considérase como una de las primeras
manifestaciones de la pudrición. Consiste
en varias fendas muy extensas, cuya
parte más ancha corresponde al corazón del
árbol, y cuya dirección va en sentido radial
hacia la periferia. Tienen estas feudas los bordes
lisos, obscurecidos por la fermentación y
cubiertos de hongos microscópicos, blanquecinos
y filamentosos que exhalan un olor repugnante;
carácter que diferencia esta enfermedad
de la que se llama corazón abierto, que
es generalmente una fenda producida por la
sequedad.
El color de la parte afectada por la pata de
gallina es pardo algo obscuro, presentando
una notable diferencia con el color más sano
del resto de la sección. La madera que en este
caso se encuentra se halla profundamente alterada,
y la producción de los hongos en sus
bordes, así como el olor avinagrado nausea-