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PAS — 218-— PAS<br />

nómico ocuparlos en trabajos que pueden<br />

hacerse con menos coste.<br />

El trabajo de los levantadores, como el de<br />

los escombradores, se lleva al almac<strong>é</strong>n, entregando<br />

el de los primeros á los limpiadores, y<br />

el de los segundos al llenador de corriente la<br />

parte que le corresponde, y al clasificador de<br />

granos lo que al mismo atañe.<br />

No menos inteligencia y más esmero si<br />

cabe requiere el desempeño de la operación<br />

denominada limpia, que se efectúa del modo<br />

siguiente: con suma delicadeza, á fin de no<br />

deslustrarlo, coge el limpiador un racimo de<br />

los que llevamos dicho; lo entrega al levantador,<br />

que lo extiende sobre la mano izquierda;<br />

separa ó corta de <strong>é</strong>l la pasa seca ó podrida,<br />

así como el palillo correspondiente á todas<br />

aquellas que se hayan desprendido; hace lo<br />

mismo con las que difieren de la generalidad<br />

del racimo por su tamaño, y finalmente, segrega<br />

la parte de <strong>é</strong>ste que no ofrece un color<br />

igual, colocando clases y colores por separado.<br />

El número de apartados que deben hacerse<br />

se determina por el de los colores y los<br />

tamaños, en cuyo último concepto se tendrán<br />

en cuenta las tres clases á que nos hemos referido:<br />

primera, segunda y tercera. El grano<br />

que resulta de la limpia se entrega al clasificador<br />

del mismo, y los tableros de racimos<br />

limpios al trabajador encargado de la operación<br />

denominada revisa de limpia.<br />

En ella, como su nombre lo indica, se rectifican<br />

las clasificaciones de tamaños y colores<br />

hechas por los limpiadores, colocando en formaletes,<br />

á la par que se practican <strong>é</strong>stas, cantidad<br />

bastante de racimos para carear un lecho,<br />

ó para la tripa, fondo ó relleno de las<br />

cajas.<br />

Para comprender perfectamente las operaciones<br />

sucesivas, conviene saber que se envasan<br />

las pasas en cajas de madera, que se dividen<br />

por su tamaño en enteras, medias y<br />

cuarterones ó cuartos. Las enteras se llenan<br />

con cuatro lechos, y las medias y cuartos con<br />

dos. Cada lecho lleva UDa envuelta de papel<br />

cortado en forma adecuada. Se determinan<br />

las dimensiones de los lechos por las de los<br />

formaletes, que por lo tanto se construyen<br />

bajo las proporciones necesarias al uso á que<br />

se destinan. Hay que excluir de estas reglas<br />

las cajas de grano que no se dividen en lechos.<br />

Entregada la pasa correspondiente á los<br />

encargados de echar fondos, realizan su trabajo<br />

en la siguiente forma: Van colocando en<br />

un formalete racimos de igual clase, por el<br />

tamaño de la pasa, de modo que los troncos<br />

principales queden ocultos entre ella, de tal<br />

modo que, visto el lecho por su cara interna<br />

y externa, no se descubra ninguno. Además,<br />

debe hacerse la colocación de los racimos<br />

comprimiendo suavemente unos contra otros,<br />

sin dejar hueco ó vacío alguno, y cuidando<br />

muy especialmente que los racimos que forman<br />

la cara interna tengan todos su pasa ó<br />

grano extendido, sin dejar huecos entre sí.<br />

Lleno el formalete, pasa á manos de los<br />

montadores, á quienes tambi<strong>é</strong>n entrega el revisor<br />

de limpia las pasas destinadas al careo<br />

de los lechos, separadas por clases y colores.<br />

De tres modos se practiea dicho careo: el<br />

primero, que da lugar á los llamados racimales,<br />

se efectúa colocando racimos de clase y<br />

color iguales al fondo y entre sí, perfectamente<br />

extendidos, procurando que el citado fondo<br />

quede cubierto por completo, y evitando á<br />

la vez que resulte muy recargada la cara. En<br />

breves palabras, que sin dejar hueco, no queden<br />

apelmazados los racimos. Terminado el<br />

careo, se pone el lecho al sol para su envase.<br />

El segundo modo de los tres indicados, y<br />

que se llama pisar ó pisado, difiere del anterior<br />

en que, antes de extender el racimo sobre<br />

el fondo ó tripa, dan á cada una de sus<br />

pasas lo que llaman yema, cuyo resultado obtienen<br />

oprimiendo la pasa entre el pulgar y el<br />

índice, y haci<strong>é</strong>ndola por consiguiente ensancharse<br />

en todos sentidos. Debe darse esta yema<br />

con mucho cuidado, á fin de no remover<br />

los cuescos que tiene cada uno, pues de lo<br />

contrario se perjudicaría desde luego. Despu<strong>é</strong>s<br />

de dada la yema, hade quedarla pasa perfectamente<br />

plana, pues el fin con que se le da es<br />

el de hacerla aparecer de un tamaño mayor<br />

que el que realmente tiene. En esta forma,<br />

tienden el racimo sobre el fondo, separando<br />

sus granos á la distancia de un milímetro próximamente<br />

unos de otros, y colocándolos de.<br />

tal modo que formen un doble cordón en los<br />

cuatro lados del lecho, esto es, una doble línea<br />

paralela á los bordes del formalete. Para<br />

lograrlo, separan ó unen cada pasa con la<br />

punta de las tijeras con que operan, torciendo<br />

con suavidad, bien su propio palito, bien<br />

el tronco común de todas, hasta dejarlo en el<br />

sitio conveniente.<br />

Hacen esto mismo al trabajar la tercera<br />

clase de careo, llamado montado. Dan yema á<br />

las pasas, colocando el racimo con sus granos<br />

separados á la distancia indicada antes, y hacen<br />

que formen doble cordón; pero es muy<br />

corriente que coloquen todas las pasas en líneas<br />

paralelas, para dar mayor estimación al<br />

lecho. Además ponen debajo á cada pasa de<br />

las que constituyen la cara, otra suelta, que<br />

llaman calza, de donde procede el nombre de<br />

montado de este trabajo.<br />

Terminado el careo de cada lecho, lo colocan<br />

al sol, pues es de advertir que la pasa,<br />

con especialidad la de los montados, que se<br />

emplea en la confección de estas tres ultimasclases<br />

de trabajo, se levanta de los toldos y se<br />

labra, faltándole aún algo del punto de cochura;<br />

punto que lo adquiere una vez trabajado<br />

el lecho, y para lo que se pone de nuevo<br />

al sol, como se ha dicho antes.<br />

Una vez que están en su verdadero punto'<br />

de pasado, tanto los lechos pisados, como los<br />

montados, se llevan ala prensa, poni<strong>é</strong>ndolos<br />

en columna de diez y seis á veinte. Vuelven<br />

al sol á las veinticuatro horas las primeraspara<br />

su envase, y pasan las segundas á la revisión.

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